Estados Unidos y Canadá han solicitado consultas para resolver la controversia energética, con respecto al tratado comercial (T-MEC) que mantienen con México. Ellos aseguran que la política que ha impulsado el gobierno de Andrés Manuel López Obrados en este sector, está afectando a sus empresas.
López Obrador ha modificado las reglas internas para favorecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y Petróleos Mexicanos (Pemex), con la finalidad de que estas empresas estatales, sean las líderes en producción y distribución en el mercado energético nacional.
El argumento del presidente de México, es que la “soberanía energética” no se negocia y son los mexicanos (en este caso su gobierno), los que deciden qué hacer con sus recursos naturales.
“No vamos a ceder, porque es un asunto de principios, tiene que ver con la soberanía. El patriotismo no se negocia, son principios irrenunciables, ni en el petróleo, ni en la industria eléctrica, nada que tenga que ver con ceder nuestra soberanía, aunque les de coraje”, señaló el mandatario.
Unos días antes, en su famosa conferencia mañanera, se burló de las consultas e incluso puso un video de un cantante mexicano (Chico Ché) con la canción “Uy, qué miedo”, como para ejemplificar que esta disputa con sus socios comerciales lo tiene sin preocupación.
¿Por qué asume esta postura López Obrador? Por un lado, las consultas son un instrumento para negociar y dirimir inconformidades. Es decir, el proceso puede extenderse por unos meses hasta que se encuentran soluciones y en la gran mayoría de los casos, se resuelve de manera positiva para todas las partes.
Después, todo parece indicar que si bien su discurso mediático es concluyente, tal vez el mensaje que le ha dado a los encargados de atender este caso sea más racional.
Es decir, que busquen negociar sin ceder demasiado, pero que tampoco permitan que este conflicto escale a lo impensable, que sería que Estados Unidos y Canadá impusieran impuestos a algunos productos mexicanos.
Así lo ha dejado entrever la subsecretaria de Economía de México, Luz María de la Mora, quien en una entrevista con Reuters, afirmó que su postura es totalmente abierta al diálogo.
«Queremos aprovechar esta fase de consulta (…) para ver cómo podemos llegar a una solución mutuamente satisfactoria a través de un diálogo abierto, franco y constructivo, que nos permita pues superar esta diferencia».
En ese sentido, parece que López Obrador ha calculado muy bien sus movimientos. Intentarán resolver las exigencias que les hacen las empresas de Estados Unidos y Canadá en las negociaciones, pero su discurso de “soberanía energética” y de “patriotismo” no se va a modificar.
Con esto López Obrador gana por dos partes. La primera y la más importante, mantiene las buenas relaciones comerciales con sus principales socios, sin demeritar su política energética y sin dañar el objetivo de fortalecer a la CFE y Pemex.
La segunda se puede vislumbrar a nivel político. Este “triunfo” lo va a fortalecer con miras a las elecciones presidenciales del 2024.
Será la base para recalcar la importancia de que su proyecto de “transformación” debe continuar, aprovechando el entorno donde incluso las grandes potencias, ya no tiene injerencia en las decisiones que se toman en el país.
El gobierno de López Obrador tendrá que ceder en las negociaciones, pero el mandatario comenzó con una campaña mediática exitosa para disfrazar estos pequeños tropiezos en las mesas de las consultas, propagando una idea muy general de que han defendido la “soberanía energética” de manera heroica y han salido triunfadores.
Tal como ya lo dijo en un mensaje en su gira por Nayarit, en donde dijo que en realidad los que estaban muy enojados, no eran los gobiernos de Estados Unidos o Canadá, sino “los conservadores, que no pierden la maña de rendirse, de someterse, de hincarse frente a los extranjeros”.
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