En tres meses los colombianos elegirán a su presidente para los próximos cuatro años. El nuevo residente de la Casa de Nariño tendrá que sortear enormes retos en la escena nacional e internacional, entre los que se encuentran sostener el crecimiento económico controlando la inflación, devolverle el grado de inversión a Colombia, y disminuir el desempleo y el número de colombianos que viven en la pobreza. Es por ello por lo que a continuación se esbozan algunas propuestas económicas que un candidato integral debería tener en su programa de gobierno.
En el 2021 la economía colombiana creció a una cifra récord de 10.2%, un crecimiento que no se observaba desde hace más de un siglo. No obstante, debido a que el 2020 fue catastrófico para la producción nacional (la crisis del Covid-19 se tradujo en un decrecimiento del -6.8%), en relación con 2019 la economía sólo creció 2.7%. Para los próximos años, el Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé un crecimiento del 4.5% en 2022 y de 3.7% en 2023, y según la última actualización, es una de las cifras más altas de la región. A pesar de estas alentadoras predicciones, la inflación sigue rampante en el país. La variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de enero ha sido la más alta de los últimos 23 años, ubicándose en 1,67% según datos del DANE. Las perspectivas para este año con respecto a la inflación son alarmantes, y la consecuencia es la reducción del poder adquisitivo de los colombianos, especialmente de aquellos que apenas se están recuperando de los estragos de la pandemia.
Por lo tanto, a pesar de que Colombia tiene un historial de gestión fiscal y macroeconómica prudente, basado en un régimen de inflación objetivo impulsado por el Banco de la República, desde el ejecutivo se hacen necesarias acciones para impulsar el crecimiento económico controlando la inflación. Es por ello por lo que el nuevo presidente tiene como primer mandato optimizar los recursos del presupuesto de la nación y enfocarlos en el aumento de la productividad. Productividad significa hacer más con los mismos recursos, y es uno de los problemas preexistentes que Colombia no ha sabido gestionar. Al aumentar la productividad, la economía colombiana estará mejor preparada para enfocar sus recursos en los campos donde competirá mejor a nivel local y con el resto del mundo. De esta manera, producirá a menor costo y elaborará lo que otras empresas utilizarán para ser más competitivas, creando un efecto dominó que mejorará el escenario del país. Recordemos que en economía todo es cuestión de asignar óptimamente los recursos en los usos donde son más valorados.
El aumento de la productividad, estoy seguro, controlará la inflación y aumentará el crecimiento. ¿Cómo lograrlo? Hay tres focos sobre los cuales las propuestas de los candidatos deberían girar, aunque algunas resulten impopulares.
- Se hace necesaria la salida paulatina de algunos subsidios que el gobierno de Duque, de manera decisiva y acertada, implantó para reducir los estragos de la crisis del Covid-19 sobre familias vulnerables, empleos y empresas. Estos no pueden durar para siempre, aunque sea difícil quitarlos. Como ya se ha reactivado la economía, estos recursos deben destinarse a mejoras en la productividad de pequeñas empresas que creen empleos para las poblaciones más marginadas.
- Se requiere inversión en tecnología que mejore procesos en pequeñas empresas para volverlas más competitivas.
- Aumentar la inversión en educación superior para que más colombianos tengan acceso a ellas. Priorizar aquellos programas que generan conocimiento para que se creen empresas innovadoras.
Las políticas para incrementar el crecimiento económico del país no pueden dejar de lado el escenario internacional. El menor recaudo tributario producto de la desaceleración económica, el mayor gasto público en salud y medidas de emergencia contra el COVID-19, llevaron al país a aumentar la deuda como porcentaje del PIB y a perder su grado de inversión.
El grado de inversión es un indicador determinado por diferentes calificadoras que mide la capacidad que tiene un país a la hora de cubrir sus obligaciones y se utiliza como referente de inversión extranjera, evidenciando que tan riesgoso es invertir en él.
Fitch Ratings y Standard & Poor’s fueron las primeras calificadoras en quitarle el grado de inversión a Colombia a mediados de 2021, cambiando la calificación a BB+. Según Fitch, hay una menor confianza de la capacidad del Gobierno para reducir la deuda en los próximos años, agudizado por la incapacidad del gobierno de tramitar una reforma tributaria que amplíe el recaudo. Sin embargo, a finales del 2021, Moody´s mantuvo el grado de inversión de Colombia en Baa2 (un escalón por encima del grado de inversión) debido al buen comportamiento de la reactivación económica del país.
A pesar de la reactivación, el panorama crediticio del país se ha deteriorado y por lo tanto los prestamistas extranjeros cobrarán tasas de interés más altas, para compensar el riesgo más alto. Todo esto tendrá efectos colaterales, como que la moneda se mantenga devaluada debido a la especulación en los mercados, y que aumente la deuda externa. Y eso, en un panorama post pandemia es alarmante, debido a que se debe cuidar cada centavo y destinarlo a mejorar la productividad. Así, un candidato integral debe incluir dentro de su programa un plan para devolverle el grado de inversión a Colombia, que contenga por lo menos:
- Una reforma tributaria enfocada en la disminución de la evasión fiscal y en la inclusión de impuestos progresivos, especialmente sobre las grandes rentas que no se usen en aumentar la productividad.
- La privatización de activos del estado que no pongan en riesgo la solvencia del aparato fiscal, y en vez de eso aumente la liquidez para hacerle frente a las deudas contraídas en la emergencia por la pandemia.
- Impulsar la austeridad del presupuesto público y la lucha contra la corrupción para mejorar la eficiencia del aparato estatal y disminuir el déficit presupuestal.
Los dos puntos anteriores serán ineficientes si no se combinan con una fuerte política de creación de empleo y disminución de la pobreza. En el 2021 la tasa de desempleo se ubicó en 13.7%, mejorando frente al comportamiento del mercado en 2020 que fue de 15.9%, pero tres puntos porcentuales por encima de la cifra registrada en 2019, que fue de 10.5%. Por su parte, la pobreza aumentó a pesar de la introducción del programa de transferencias de dinero “Ingreso Solidario” y el programa de compensación de IVA a los hogares más pobres. A pesar de que se estima que 2,1 millones de personas van a escapar de la pobreza en el 2021, basado en la línea de pobreza oficial, habrá 18.9 millones de personas en pobreza, contra 17.5 millones antes de la pandemia.
Las políticas enfocadas en el aumento del empleo y la reducción de la pobreza de un candidato integral deberían enfocarse en:
- Impulsar medidas que aceleren la creación de empleo formal, especialmente en las mujeres y los jóvenes, los cuales han sido los grupos poblacionales más afectados laboralmente durante la pandemia.
- Tal como lo propone ANIF, se requieren medidas para que los empleadores y trabajadores dejen de cotizar paulatinamente a salud y se recauden los recursos por medio de impuestos generales. El mecanismo actual para recaudar las cotizaciones del régimen contributivo genera barreras a la contratación formal porque, por un lado, para el empleador las cotizaciones a salud de los empleados se convierten en un costo que prefieren evitar, y por otro lado los empleados informales del régimen subsidiado prefieren no formalizarse con el fin de no perder beneficios, por ejemplo, del SISBEN.
Lo que es cierto es que todos los colombianos están haciendo su mejor esfuerzo para recuperar la economía y encaminarla a que crezca más y más equitativamente. Esto se ha evidenciado en la manera como se ha logrado la “normalidad” económica que ubica a Colombia en el primer lugar del ranking de normalidad de The Economist. Pero es necesario que los candidatos a la presidencia entiendan que gobernarán a un pueblo emprendedor y pujante, y por eso sus programas económicos deben enfocarse en explotar estas cualidades para que juntos superemos las barreras para ser cada día más prósperos y justos.
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