Progresismo, la nueva religión

En la última década del siglo XXI, ya  no es extraño escuchar a un grupo de jovencitas en el parque central de tu ciudad, cantando, destruyendo y vitoreando insultos casi prefabricados contra el sexo masculino, Ya no es extraño ver propagandas de Disney o Calvin Klein mostrando con gran orgullo, personas homosexuales o exageradamente obesas, casi como si intentaran establecer un estado de rebelión en contra de alguno tipo de sistema opresor, para ellos llamado el (patriarcado) este nuevo comportamiento social, es un modelo para llamar la atención del gobierno de turno, para crear derechos no existentes a comunidades minoritarias con una semántica de discurso «víctimas vs victimarios» , que no quieren tener ninguna obligación social y más bien demandar más leyes que promuevan su ideología.

No soy homofóbico ni machista, ni nada de esas estupideces que tienden a señalar a aquellos que denunciamos estos totalitarismos ideológicos, mi mejor amigo es homosexual y vengo de familia negra, así que me importa un carajo qué decisiones se tomen a nivel personal o en la cama de cada uno. Pero no estaré dispuesto a que se me obligue a pensar, hablar o aceptar un sistema que deconstruya la sociedad.

¿De qué sistema se rebelan o intentan llamar la atención, dirán ustedes?
Pues bien, desde el término de la segunda guerra mundial y la caída del muro de Berlín, ciertas organizaciones Supranacionales, se iniciaron en una carrera por obtener la soberanía ideológica de los países involucrados o suscritos a sus sectas globalistas, con el fin de enmarcar lineamientos que les permitieran a estas instituciones oligopólicas determinar el destino de la humanidad.

El foro de Davos, la COP27, fue una de las primeras evidencias contundentes, junto a ONG´S dirigidas por industrias mundiales que determinaron 4 factores que debían ser tratados directamente con modelos persuasivos y semánticos que fueran involucrándose en la sociedad sin mayor sospecha y permearan la sociedad de forma tal que sus políticas se llevaran a cabo sin una intervención directa de ellos.

Organizaciones como la ONU, LA UNICEF, FUNDACIÓN ROCKEFELLER, BILL Y MELINDA GATES, FORD, entre otras, han estado trabajando intensamente para llevar a cabo su agenda en lo que llamaré las 4 aristas de la nueva religión

Medio Ambiente, que está relacionado con la redistribución de la riqueza natural en el mundo, por ejemplo expropiación de unos para entregar a otros.

Control Poblacional, que está relacionado con la directa intervención política en los vientres de cada mujer en el mundo, promoviendo el choque directo entre hombre y mujeres y promocionando la categoría de comunidades LGBTIQ+ como una opción más aceptable para un sistema social.

Seguridad, que está relacionado con la determinación de un modelo de salud y cuidado de las personas y los bienes según los estándares de ellos ¿cuáles? No lo sabemos, según ellos, nosotros somos tan estúpidos que no podemos tomar decisiones sobre cómo llevar a cabo nuestra seguridad, nuevas vacunas y farmacéuticos producidos por ellos.

Igualdad, que está relacionado con la redistribución de la riqueza apoyado en el discurso de la esclavitud, los monopolios y el exagerado capitalismo voraz, promoviendo el choque directo entre pobre y ricos.

Estos 4 elementos son la piedra angular de este modelo religioso que ha llevado a la sociedad a convertirse en una marioneta de los intereses de unos pocos, por ejemplo: las mujeres feministas, las comunidades indígenas, afrodescendientes y LGBTIQ+, como primeros peones en el tablero de ajedrez de unos hombres muy ambiciosos. ellos están siendo los y las sacerdotisas obedientes de la agenda Supranacional.

Lo curioso de este efecto, es que la sociedad ya se dio cuenta que organizaciones no elegidas democráticamente por pueblos soberanos, son las que están tomando decisiones sobre sus pueblos.

Que la guerra cultural que emergió con esta agenda es tan evidentemente manipulada, que es necesario hoy poner en claro, que esta religión es altamente tóxica, inoperante y totalitarista. Lo cual ningún pueblo libre está dispuesto aceptarla.

Ni la religión feminista, ni la religión globalista de culturas tendrá lugar en sociedades conscientes y reflexivas de un pasado que no querrán repetir de guerra odio y rencores.

Alvaro Jorge Acosta Peña

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