¿Por qué el precio de la gasolina no va a bajar?

Cualquier persona medianamente despierta es capaz de entender la lógica de las leyes de oferta y demanda. Hasta los tenderos de barrio saben que si un determinado bien es abundante su precio tiene que ser bajo. Sin embargo este sencillo razonamiento no parece cumplirse con la actual situación del precio de la gasolina en Colombia. Siguiendo la misma lógica de la ley de la demanda, la abundancia mundial de reservas de crudo que se ha dado gracia a nuevas formas de explotación-entre ellas el fracking- ha causado una disminución del precio internacional del crudo. Siendo este una materia prima esencial en la producción de gasolina, lo que cabría de esperar es una disminución del precio de la misma. A pesar de ello el precio de la gasolina en el país no baja, y no baja porque sus variaciones no obedecen directamente a las leyes de oferta y demanda.

El precio que reciben los productores de combustibles en Colombia están atados a los precio en el Golfo de México. De tal suerte que para el productor resulte igual de beneficiosos vender sus productos en el país como en el exterior. Si el precio al que vende los productores difiere de los precios internacionales, el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles (FEPC) cubre la diferencia. Aunado a esto, el precio del combustible tiene una sobre tasa que cae sobre el consumidor, con el fin de recaudar recursos a nivel nacional y local.
El sistema beneficia a los productores porque garantiza que obtendrán una ganancia previsible, lo que aumenta la confianza en el sector y posibles inversiones. Para las entidades gubernamentales significa una entrada de recursos. Sin embargo cuando el precio del petróleo baja las cosas dejan de marchan tan bien.
Es evidente que una reducción en el precio de la gasolina implica que los recursos obtenidos por la sobre tasa disminuirán. En la coyuntura actual, en la cual el bajo precio del petróleo ha reducido drásticamente los recursos de la nacional, una medida que restringa más la capacidad fiscal del país no resulta viable. A pesar de que el ministro de hacienda Cárdenas haya adelantado una reforma tributaria buscando mitigar los efectos de la baja de cotización del petróleo, esta no parece ser suficiente, y por recomendaciones de OCDE se avecina otra que gravara el consumo.
Por el lado del FEPC las cosas tampoco parecen muy esperanzadoras para los consumidores. Según el sistema del FEPC la baja en los precios internacionales significaría que esta entidad puede recaudar la diferencia entre el precio interno y externo. Sin embargo un fallo de la Corte Constitucional del 2013 obliga a que esta diferencia se trasfiera a los consumidores en forma de una baja en el precio de las gasolina. A pesar de ello dicha rebaja aún no se registra, y esto se debe a que el FEPC está en déficit gracias a los altos precios de los combustibles de años pasados, que el fondo debió cubrir. En base a este déficit el gobierno mantiene alto el precio de los combustibles para el consumidor con la esperanza de sanear las deudas del FEPC con el sobre precio.
Como resultara claro ahora es poco probable que el gobierno tome la decisión de bajar el precio de los combustibles a corto plazo. La reducción de aproximadamente el 50% del precio del barril de petróleo ha dejado al gobierno maniatado y si espacio para maniobrar. Pero esto no se debe entender como una crisis coyunturas e impredecibles.
La insistencia de este gobierno y de gobiernos anteriores en apostarle el futuro de la economía en el sector minero energético a llevado a la actual crisis. Y es que la estrategia de depender de un único sector para que jalone la economía-sobretodo uno tan volátil- solo podía llevar a este resultado. El ministro de hacienda Cárdenas le afirma que el país está preparado, y confía en la industria, la agricultura y la inversión en infraestructura para mantener el crecimiento del país. El plan de desarrollo que próximamente se tramitara en el congreso, refleja en sus proyecciones el mismo optimismo.
Yo soy más pesimista, y espero una desaceleración de la economía. Como es bien sabido los sectores industriales y agropecuario han sido fuertemente golpeados por la firma de TLC, a pesar de la devaluación originada precisamente en el déficit petrolero, se requerirá más que una ayuda ocasional del gobierno para que sean capaces de a vivar la economía. Las obras de infraestructura también van de capa caída. Solo recuérdese el fiasco del túnel de La Línea, y los escasos resultados del programa de casa gratis del gobierno. El Fondo Monetario Internacional parece concordar con esta conclusión y redujo sus expectativas de crecimiento para Colombia. Esto revela que existe un problema estructura y esto no es más que una de sus consecuencias visibles.
Regresando al tema que nos ocupa, esta semana se conoció que las más heterogéneas fuerzas políticas se unirán en en el congreso para pedir explicaciones al gobierno nacional, sobre el precio del combustible. Como he querido mostrar su reducción es poco probable. Su reducción llevaría una situación fiscal aún más difícil, además si el FEPC no logra mantenerse podría desestabilizar a todo el sector productor de combustibles, que ya ve con preocupación la baja del valor de las acciones de ECOPETROL y la difícil situación financiera de Pacific Rubiales.

Jose Antonio Cadena Velez