Política y tradición del buen gobierno

“La política es el arte de servirse de los hombres haciéndoles creer que se les sirve a ellos”. Louis Dumur


Al indagar sobre la identidad política de los ciudadanos en Colombia, curiosamente percibo que ha venido creciendo la molestia de reconocerse partidario de una idea política o declararse un seguidor de un líder político, ya que, en la masividad de la comunicación digital, cualquier post, like u opinión puede implicar roces y malestar con familiares, amigos o conocidos, incluso aunque parezca exagerado, una opinión en contra o a favor de un personaje político puede costar el empleo o que se considere mejor no hacer un negocio con el atrevido.

Rescatando algunos hechos y acontecimientos que precedieron a la historia de nuestro país, antes de la república, desde la época de la Nueva Granada, se produjeron diferencias entre unificadores y provincias que no fueron incluidas en la administración de gobierno, donde algunos pensaban más a favor de tradiciones hispánicas y otros promovían una identidad más americana, lo que a final de cuentas desencadenó una guerra civil y luego Antonio Nariño denominaría en su momento como la “Patria Boba”.

Posteriormente, durante la disolución de la Gran Colombia, Bolívar y Santander no compartían ideales políticos lo que atrajo simpatizantes y detractores de los conservadores de Bolívar o de los liberales de Santander, donde los modos de gobierno eran vengativos frente a las propuestas del gobierno que reemplazaban.

Constituidas estas dos políticas tradicionales en Colombia de conservadores y liberales, los ciudadanos de finales del siglo XIX, se identificaban con uno de estos partidos y los defendían a muerte, algunos se reunían clandestinamente para planear atentados frente a los otros, así fue como se dieron desplazamientos y origen a hechos violentos entre partidos políticos en el país.

La importancia de la incapacidad de acuerdos entre los representantes de estas posturas políticas, promovió el surgimiento de grupos armados, en contra y a favor del gobierno, donde en la actualidad prevalecen algunos de estos grupos violentos señalados internacionalmente, por ser secuestradores y narcotraficantes entre otras actividades delictivas, donde los ideales políticos pasaron a ser solo una excusa ante fines de enriquecimiento ilícito.

De la misma forma, los representantes políticos con los años fueron dándole mayor prelación a los intereses personales que a la dedicación por el desarrollo y crecimiento del país, el estar en alguna posición administrativa del estado implicaba devolver favores o beneficiar en contrataciones a algunos particulares, en otras palabras, empezaba la repartición de la “mermelada”. Aunque seguramente existen excepciones entre los personajes políticos, le invito a realizar un sondeo de congresistas investigados por actos de corrupción y otros delitos, seguramente quedará sorprendido.

Al mismo tiempo, surgieron distintos partidos políticos, que son variaciones o disidencias de partidos más grandes, donde existen actualmente alrededor de 16 con personería jurídica en Colombia; es curioso que estos miembros activos se declaren de izquierda, centro o derecha, cuando las personas del común dada la tradición política en el país, teme apostarle a un político que termine siendo un payaso o peor aún un criminal; las tendencias políticas de extremos quizás funcionen en países democráticos desarrollados por su capacidad de decidir en qué invertir los recursos de la nación, en Colombia parece que en cada jornada de elección se decide si el dinero que debemos como país, se va a invertir en la gente o en las empresas, o en el peor de los casos, que grupo político se va a quedar con los contratos durante los años que dure el gobierno, a quien se le dará una embajada, una notaría o mínimo un peaje vehicular.  El pueblo existe para la hora de votar, pero luego, pareciera que la respuesta del electo es subir el vidrio de su auto y continuar su camino.

Por último, curiosamente se dan “jugaditas” políticas donde los representantes saltan de bandos, en el cual se declaran de centro, pero sus acciones son de los amigos de la derecha o de la izquierda, es una manipulación y un despiste previo a las elecciones, con estrategias de lado y lado, al estilo de negociaciones de la bolsa de valores de Nueva York, que termina siendo más bien un paseo por el 20 de julio en Bogotá, donde se terminan ofreciendo artilugios o prebendas por votos y los discursos a la altura de una plaza de mercado.

Jean Paul Pico Hernández

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  • Mis antepasados fueron víctimas de esa guerra política absurda y despojados de sus tierras , adapmas de desplazadas.