«Si yo fuera de la Alianza Verde, no me interesaría tener otra vez a Fajardo como candidato»
El pasado fin de semana, la columnista y twittera, Sara Tufano estuvo en Medellín. En su visita por la capital antioqueña participó en el foro de la cooperativa Confiar, en el panel sobre la actualidad política colombiana. Aprovechando su visita, Sara Tufano hablo con Al Poniente sobre algunos temas que la hicieron destacar en redes sociales en las pasadas elecciones.
En las pasadas elecciones presidenciales, usted fue una de las personas más críticas en redes sociales de que los sectores alternativos y progresistas no se hayan aliado. ¿Hoy usted cómo ve ese tema de alianzas de cara a las elecciones locales del 2019?
Yo no fui tan crítica en ese tema, yo fui crítica de la manera en que la Coalición Colombia llevó a cabo su campaña. Y viéndolo retrospectivamente, era muy difícil una alianza en primera vuelta porque son dos proyectos políticos distintos: un proyecto progresista, de izquierda, y otro proyecto que hasta ahora nadie ha analizado sistemáticamente, que han llamado de “centro”. Durante la campaña, escribí una columna sobre esa idea del centro político, pero hay que volver sobre esas ideas teniendo en cuenta los discursos, las acciones de campaña y los resultados electorales. Hay que entrar a analizar exactamente qué significa un proyecto de centro en un país que está intentado salir de un conflicto de más de medio siglo, con una izquierda emergente y una extrema derecha con un rostro más amable.
Eso nos permitiría entender si la Coalición Colombia realmente es un proyecto de centro o es más bien una derecha moderada. En fin, falta hacer ese análisis sobre qué es exactamente eso que llaman “centro” en Colombia. No olvidemos que Duque también se considera de centro y que algunos disidentes del liberalismo, como Luis Ernesto Gómez, han dicho que quieren crear una nueva alternativa política de centro.
Para hacer este análisis no partimos de cero, al contrario, tenemos que volver sobre lo que sucedió. Por ejemplo, se ha vuelto un chiste decir que Fajardo se fue a ver ballenas, ¿pero qué implicaciones tuvo esta decisión en la campaña? El no tomar partido y dejar a su electorado libre de escoger, ¿fue la postura de un demócrata o la de un irresponsable? Fajardo tampoco hizo campaña para la consulta anticorrupción, llegó al final, para la foto. No ha estado en las coyunturas importantes: ¿qué clase de político es ese que se aparta de los momentos decisivos? Yo apoyé la consulta porque cuando Uribe se apartó de ella, se convirtió en un pulso contra el uribismo. Pero después de la consulta, la lectura de Claudia López fue totalmente errada, lo primero que hizo fue reunirse con Duque. Eso puede ser visto de dos formas: o Claudia no supo interpretar correctamente ese momento político, o esa es su forma de negociar con la extrema derecha. El caso es que esa consulta parece haber sido flor de un día. Estoy segura de que esa bandera en manos de alguien como Gustavo Petro, Ángela María Robledo o Iván Cepeda, habría tenido otra suerte.
Si yo fuera de la Alianza Verde, no me interesaría tener otra vez a Fajardo como candidato, pero obviamente tiene un capital político que no quieren desechar. Creo también que esa alianza es una estrategia de la Alianza Verde para llegarle a un electorado de derecha, por eso Claudia López ha insistido tanto en esa unión. Frente a eso yo pensaría que hay que empezar a formar proyectos distintos, porque los roces continuarán. Esa idea de campaña de la ‘CoCo’, la idea de que necesitamos un período de transición porque el país no está preparado para la izquierda, implicó reestigmatizar a la izquierda. La idea de que el país no está preparado para alguien como Petro y sus ideas, seguirá. Creo que hay que empezar a ahondar en esas ideas y recuperar lo que se manifestó durante la campaña. Es entonces en ese sentido que la unión puede ser difícil, porque son dos proyectos distintos, son dos caminos diferentes.
Sara, usted ya nos acaba de hacer un panorama más nacional y global, pero yo le quiero preguntar por el tema de Bogotá. ¿Cómo se está dando la unidad de los sectores alternativos en la capital? ¿Ya hay un candidato(a) que le guste a usted?
En lo personal, no me gusta ninguno de los candidatos que están sonando, ni Hollman Morris, ni los candidatos de la Alianza Verde. Eso demuestra que hay una crisis de liderazgo en todos los sectores, los llamados movimientos alternativos no son muy dados a la renovación. Eso no es un problema para la derecha, por ejemplo, ellos no se preocupan mucho por la renovación. Uribe decidió que pondría a alguien joven, proveniente del liberalismo y sin experiencia a liderar su proyecto y nadie se opuso ni puede oponerse a eso. Esta es la ventaja de los partidos autocráticos frente a los partidos democráticos. No veo el proceso de formación de líderes en los otros partidos. En la Alianza Verde, por ejemplo, pareciera como si solo Antonio Navarro y Claudia López pudieran ser candidatos. Lo mismo con Hollman Morris, talvez haya personas dentro de la Colombia Humana que estén más preparadas, pero no suenan. En estos casos creo que lo mejor es definir los candidatos a través de una consulta.
Cambiando ya de tema electoral, yo le quiero preguntar sobre los medios de comunicación pues también has lanzado fuertes críticas y certeros análisis a estos. ¿Cuál cree usted que debe ser el papel de los medios alternativos o independientes en la sociedad colombiana?
El papel de los medios alternativos es hacerles un contrapeso a los grandes medios masivos, pero yo no veo que ninguno de estos medios se esté posicionando en los principales debates del país. Hace unos días estaba hablando con algunas personas sobre el periódico Desde Abajo y Le Monde Diplomatique, por mencionar dos, yo no los vi en esta campaña haciéndole contrapeso a la desinformación de los grandes medios. La Silla Vacía era un medio alternativo, pero en estas elecciones vimos como difundió los mismos prejuicios en torno a la figura de Petro y a la Colombia Humana que difundían los medios tradicionales. Hay que seguir apostándole a la crítica a los medios, a la difusión de información contrahegemónica y al análisis de los temas impulsados por la Colombia Humana que fueron tergiversados durante la campaña.
En el medio donde escribes, has publicado varias columnas sobre temas internacionales referentes a Latinoamérica, esto me hace preguntarte si crees que Latinoamérica está dando un giro, nuevamente, a la izquierda, teniendo en cuenta las elecciones que van a tener lugar en Brasil los próximos días.
No creo que se pueda decir que América Latina esté dando un giro, hay que entender siempre las particularidades de cada país. Brasil, por ejemplo, podría volver a dar un giro a la izquierda, pero en estos momentos el panorama es muy incierto. La oposición al Partido de los Trabajadores (PT) es muy fuerte, recordemos que el PT estuvo en el poder más de 15 años, es decir, la derecha tenía cómo construir una agenda antipetista (anti PT). No sé que tanto la destitución de la expresidente Dilma Rousseff permitió que el PT reflexionara sobre sus errores. Hay también otras limitaciones propias del sistema político, si el PT regresara al poder, ¿podría gobernar sin hacer alianzas con los mismos partidos que promovieron la destitución de la expresidenta? No es claro.
Esto nos lleva al tema del Estado. El gran desafío teórico es entender cómo la izquierda, desde el Estado, puede dejar de reproducir patrones de opresión y dominación. Cómo ser una alternativa de poder sin reproducir viejas prácticas políticas, la corrupción es una porque está incrustada en el Estado. Estas prácticas son después manipuladas por la derecha para desprestigiar a la izquierda y sacarla del poder. Lo que hay que pensar es cómo la izquierda puede revertir las asimetrías del poder estatal una vez que toma las riendas del Estado.
En el caso mexicano, habrá que esperar y ver cómo será el gobierno de Andrés López Obrador. Hubo un cambio en su discurso ¿pero será capaz de transformar la política mexicana? Pensando en el giro que tiene que dar un país como Colombia, yo no creo que la Coalición Colombia y la Colombia Humana se unan en las presidenciales, en las locales tal vez, pero son dos proyectos distintos y desde ya hay que enfatizar esas diferencias. Se supone que la Colombia Humana representa una nueva forma de hacer política.
Por último, nos gustaría que le recomendaras un libro a los lectores de Al Poniente…
Estoy leyendo “El Hombre que Amaba a los Perros”. Me parece que Padura es excesivamente crítico de lo que pasó en esa época, y en ese sentido no lo devuelve a uno en el tiempo, sino que es una mirada retrospectiva de lo que sucedió. La izquierda tiene una trayectoria larga de luchas ideológicas, de traiciones y de falta de renovación. Esa es una de las conclusiones que uno podría sacar del libro, ¿cómo hacer para que la izquierda no se convierta en aquello contra lo cual siempre ha luchado?
Por: Diego Alejandro Casas, subdirector de Al Poniente.