“Berlin ist arm, aber sexy” (pobre pero sexy), Klaus Wowereit el famoso alcalde berlinés lanzaba esta sencilla pero pegajosa frase, indicando el camino que recorrería la capital alemana durante su mandato (2001 – 2014); Una ciudad que le apostaría a la creatividad, tecnología, innovación, arte y cultura para desmarcarse definitivamente de su oscuro pasado. Medellín al igual que Berlín también tuvo un aciago pasado el cual ha buscado sepultar, asimismo busca reinventarse y dejar atrás su vocación industrial para convertirse en una ciudad de servicios, innovadora y sostenible, o eso es lo que tanto han cacareado sus dirigentes.
Una de las grandes apuestas por las que se ha buscado cambiarle la cara a la capital antioqueña ha sido a través de un transporte público eficiente, organizado y amigable con el medio ambiente. Según la última encuesta disponible de “origen – destino de hogares del Valle de Aburrá” elaborada por el A.M.V.A (2012), nos muestra que la mayoría de viajes en el Área Metropolitana se realizan a pie con un porcentaje cercano al 30%, seguido por el transporte público colectivo con un 25%, vehículos particulares 14%, motos 11%, Metro 8% y bicicleta 2% entre otros. Es decir, que aproximadamente el 56 % de los viajes de la ciudad se realizan de manera particular, de estos, el 40 % corresponden a formas motorizadas (vehículos y motos), el 60 % restante son formas no motorizadas (a pie y bicicleta).
Sí el 60% de los viajes particulares corresponden a viajes no motorizados, los medellinenses esperaríamos de nuestros gobernantes inversiones proporcionales para estas formas de movilidad, en consecuencia, lo lógico sería que la ciudad contara con grandes espacios para los peatones, sin embargo, el índice de espacio público por habitante en Medellín es de 3,8 m2 y el estándar internacional según el Banco Mundial es 10 m2. Por otro lado, las tan de moda bicicletas cuentan con una irrisoria inversión de $ 2.000 millones de los $ 4.5 billones que destinó la administración Gaviria para la “Ciudad Sostenible” y cerca de 30 kilómetros de ciclo rutas, que la verdad sea dicha, son bastante desarticuladas de los flujos de transporte urbano.
Las últimas semanas se llevó a cabo en la ciudad el IV Foro Mundial de la Bicicleta, lo que constituyó un interesante ejercicio para poner sobre la mesa la discusión de este modo de transporte y su papel en la construcción de sociedades sostenibles. ¿Significativo como ejercicio? Evidentemente, sin embargo, para no quedarse en ideas, discusiones, fotos y moda, debemos avanzar en la materialización de políticas públicas serias que reflejen la verdadera importancia del ciclista y también del peatón. Como decimos acá “el camino es largo y culebrero” y más sí nos atenemos a ciudades referencia en la materia como Ámsterdam: 63% de sus habitantes se movilizan por este medio y hay cerca de 500 kilómetros de ciclo rutas construidas en una ciudad mucho más pequeña que Medellín.
Medellín podría ser una ciudad “pobre pero sexy” sólo sí entendemos las limitaciones de nuestros recursos para la satisfacción de las necesidades de nuestros habitantes, y que las mediciones importantes no son aquellas que tienen en consideración cemento, vías y logaritmos, sino aquella que atañen a la felicidad de nuestro ciudadanos, por ello la bicicleta y el espacio público son un buen punto de inicio para un verdadero cambio de paradigma en la ciudad.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2015/02/Daniel.jpg[/author_image] [author_info]Daniel Marín Salazar ¿Quién fuera necio para encerrarse en los limitados e inexactos contornos del concepto? ¡Todos lo somos!… ¡Contradicción! ¡Jano! Abdicando, diré que soy «Daniel», «Politólogo» y loco obsesivo por el biopoder, los rizomas, el urbanismo, los espacios, la fotografía, la belleza y la contemplación. [/author_info] [/author]
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