“Los recursos públicos son sagrados”
Después de leer detenidamente el informe de Medellín Cómo Vamos y recorrer varios barrios de nuestra ciudad, no puedo evitar llegar a una conclusión que, estoy seguro, comparten muchos: el modelo de gobernanza que alguna vez fue exitoso en Medellín ahora está agotado. Las cifras son contundentes, y nos enfrentamos a una realidad preocupante: Medellín es una ciudad con hambre. Si no abordamos esta situación de manera urgente, enfrentaremos una bomba social a mediano y largo plazo. El 24% de nuestros ciudadanos afirman no poder acceder a una de las tres comidas diarias, la cifra más alta en 17 años[1]. Y esto no es solo consecuencia de la pandemia, sino el devastador efecto de una ciudad que se está muriendo de éxito.
Nos creímos el cuento de ser la mejor ciudad del mundo y dejamos de lado el diálogo ciudadano para darle paso a una política personalista y revanchista, una política que se hace en nombre propio y no le importa construir ciudad. Es evidente que necesitamos encontrar nuevos caminos de diálogo para seguir creciendo y hacer realidad el sueño de una Medellín inclusiva que cuide de su niñez y sus adultos mayores. Y esto solo será posible mediante una política que reconozca y enfrente las realidades como la que hemos enunciado. Si nuestra ciudad tiene hambre, necesitamos líderes y lideresas que se preocupen legítimamente por su bienestar, por los y las ciudadanas que hoy demandan mejores funcionarios públicos.
Este es un tema que va más allá de las ideologías políticas. Cuando una sociedad se sienta a la mesa a discutir su futuro y buscar caminos de diálogo democrático, debería contemplar unos mínimos éticos. Teniendo en cuenta la pesada realidad de una ciudad con hambre, propongo estos mínimos éticos para su discusión. Es momento de que Medellín cuente con líderes que se preocupen genuinamente por el futuro de la ciudad, que sean capaces de administrar con transparencia y honestidad los recursos públicos. La ciudadanía merece lo mejor, y juntos debemos trabajar para construir una Medellín próspera y justa para todos y todas.
- Los recursos públicos son sagrados, no deben ser usados para el enriquecimiento personal.
- La política se hace entre diferentes, es necesarios buscar diálogos que vayan más allá del nombre propio, Medellín necesita lideres que les importe la ciudad más de lo que importa su carrera política.
- Lo público no debe ser nunca una empresa personal, ya bien lo había enseñado Carlos Gaviria “el que paga para llegar, llega para robar” no deberíamos olvidar esta máxima a la hora de votar.
- El pasado es un buen reflejo de lo que hicimos bien y un buen maestro con lo que hicimos mal, miremos a nuestro pasado de manera ecuánime.
- La sociedad civil tiene un rol clave respondiendo en momentos de crisis, hoy la ciudad necesita liderazgos que comprendan la importancia de sus organizaciones sociales, no podemos ver en la crítica a un enemigo, cuando se habla de democracia, la crítica es un camino para mejorar y fortalecer la gestión pública.
Creo que estos acuerdos deberían ser obligatorios para cualquier candidato o candidata que quiera responder a las necesidades urgentes que hoy deben ser atendidas en la ciudad, deberían ser un acuerdo que la ciudadanía le demande a quien pida un voto para servir.
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