Imagine por un momento un conjunto residencial o barrio, ahora identifique dos individuos, un amigable vecino con el que prácticamente se cruza todos los días y un recién mudado vecino al cual si mucho ha visto dos veces este mes. Recientemente en su conjunto ha aparecido un problema de desperdicios que coinciden con la llegada del recién llegado, siendo los olores de aquellos completamente insoportables. Usted asiste a la reunión de copropietarios con el fin de conocer un poco más del asunto y se lleva la sorpresa de que nadie tiene idea sobre la procedencia del citado problema, sin embargo a uno de los asistentes se le escapa el siguiente comentario “Esa basura la debe haber traído el nuevo, eso antes no había pasado”. Bueno esa situación es bastante parecida a la que actualmente tienen Europa y los Estados Unidos – país que curiosamente se excluye cuando se quiere hablar de estos temas – frente a las comunidades musulmanas, las cuales hasta hace poco comenzaron su emigración a gran escala en los países europeos y el continente americano. Ahora volvamos a nuestro ejemplo, imagine que usted también cree la versión sobre su nuevo vecino y a la hora de aprobar sanciones contra él, usted es el primero en apoyar el sí, ¿por qué lo hace? ¿Por qué efectivamente sabe que el renombrado vecino es culpable del desastre? O ¿Por qué al no conocerlo y no darse el problema antes, el último fue quien lo trajo? .
El surgimiento del Pegida en Alemania, así como otras iniciativas islamófobas en Europa tienen una gran similitud con el ejemplo hipotético mencionado, claro que a una escala mucho más grande, ya que al menos el Pegida ha atraído a sus manifestaciones aproximadamente 25.000 personas; este grupo basa su pensamiento en la misma lógica del ejemplo, donde el recién llegado – los musulmanes – son la causa de los problemas actuales en el vecindario – Europa en este caso -. Esta clase de movimientos son a mi juicio producidos por la falta de campañas en las cuales se promueva la integración entre comunidades. Si pensamos en nuestro ejemplo, a usted se le haría mucho más difícil apoyar lo dicho por su vecino, pues si ha compartido de alguna manera con el acusado, sabrá si el problema fue causado por este o no y en caso de ser la respuesta afirmativa, sería mucho más cauto a la hora de aprobar sanciones, pues con el conocido la negociación siempre es más provechosa. En todo caso, la integración permite mantener un diálogo como nación a pesar de tener diferencias culturales profundas, evita que una minoría por el desconocimiento de la mayoría sea acusada por un problema, contribuyendo a la generalización frente a esa minoría, es decir, no porque un musulmán, judío, budista etc.. sea desordenado con su basura, todos los de esa religión son unos cochinos. Por medio de la integración se evita uno de los grandes impedimentos para las sociedades multiculturales, el etiquetar a todos los miembros de otra comunidad de estar relacionados con actividades causadas por individuos pertenecientes a ese grupo, asociar a todos los musulmanes con el terrorismo es el gran fracaso de la integración europea y para ello el debate actual lejos de centrarse en el control migratorio, debería hacerlo en la integración con miras a lograr establecer la verdadera sociedad cosmopolita la cual irónicamente es el motivo de orgullo allí y en los Estados Unidos.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://alponiente.com/wp-content/uploads/2014/12/alejandro.jpg[/author_image] [author_info]Alejandro Rodríguez Gonzalez Estudiante de Derecho y miembro del semillero sobre Derecho Internacional público en la Universidad Eafit. Interesado en temas internacionales y estudio de conflictos. Lector apasionado de la historia mundial y nacional. [/author_info] [/author]
Comentar