Más allá de la estética

Quería plasmar el mundo a través de imágenes, que la realidad atesorada en pixeles me permitiera inmortalizar lo efímero, una milésima de segundo atrapada en mis manos…

Al menos eso anhelaba, hasta aquella noche del 5 de septiembre del 2023, cuando pude darme cuenta que esto no era suficiente, que la imagen va más allá de la estética; Pues detrás de cada persona, animal, objeto o lugar al que apunto con mi cámara, hay una historia mayor que escapa al mero hecho de presionar el obturador.

Fue esa noche, escuchando en vivo el testimonio del fotoperiodista colombiano “Jesús Abad Colorado”, que pude darme cuenta que últimamente estaba enfocando mi pasión de manera incorrecta; pues aunque la imagen se veía cerca, mi relación sensible con la realidad estaba muy lejos.

Entendí que mientras él entabló una amistad con la joven desmovilizada, que años atrás había fotografiado mientras clavaba una cruz en la tierra que cubría la tumba de su padre cuya vida fue arrebatada por la violencia, ya quien ahora con orgullo viajaba a fotografiar en su graduación. de bachiller; Yo me limitaba a capturar de forma egoísta toda escena que tuviera una estética digna de subir a redes sociales.

No conocía tan siquiera el nombre de los señores que cada día empujaban en subida su carretilla cargada de verduras desde el terminal hasta el mercado, ni la historia detrás de aquella escultura que fotografiaba y por la cual gané un concurso, así como tampoco consideró la importancia cultural de la procesión del domingo de ramos para los creyentes en mi ciudad, por mi mente sólo pasaba captar el mejor ángulo y subirlo a mis redes sociales.

Y aunque es comprensible que no puedo charlar con cada persona que se presenta frente a mi cámara, y que a lo mejor hay objetos o actividades que por su cotidianidad y falta de información no puedo contextualizar, no resulta excusa para no interpretar, para ahorrarme plasmar mi subjetividad y mediante el lenguaje resignificar la imagen en algo más que luz a través de la lente.

La misión detrás de mis fotografías ya no se centra en un like, sino en impactar, en conseguir mover la mente de quienes me regalan un instante de su vida para observar los frutos de una de mis pasiones y compartirles la reflexión de aquello que la imagen. evoca en mí. Así como procurar que la fotografía sea de valor y presente una utilidad tanto para el receptor como para los protagonistas.

Ya no busco obturar y huir; Quiero saber qué hay detrás de la persona en la imagen, saber la historia de los lugares donde mi cámara apunta, el valor personal y social detrás de los objetos que captan mi atención, o la verdadera importancia que puede tener una fotografía para sus protagonistas, en resumen, devolverle una sonrisa de agradecimiento al pasado por detener en el tiempo una chispa del destello de su mirada.

La imagen, representación visual de la realidad, hoy limitada a la estética, nos pide ir más allá de lo efímero, más allá de la mera estética limitada y limitante de las redes sociales; nos invita a observar antes de plasmar, a conocer el trasfondo que en sus pixeles reposa y capturar no solo la apariencia, sino también el alma de lo retratado. En este mundo saturado de imágenes fugaces, es crucial trascender la superficialidad y buscar la profundidad en cada fotografía, para así devolverle su verdadero propósito y valor a este arte que, en manos conscientes, puede transformarse en una poderosa herramienta de conexión y comprensión humana.