La protesta es válida. Los paros también. Las movilizaciones son, incluso, necesarias. Exigirle al Estado mejores condiciones es un derecho que la sociedad debe utilizar las veces que sea necesario; pero usar las protestas, los paros y las movilizaciones para bloquear vías, crear disturbios y generar pánico (terror) es algo que no podemos permitirnos.
LOS PAROS
Hoy, el actual Gobierno vive (padece) su noveno paro en tres años. El actual, de carácter nacional y de varios sectores, se suma al que ya hicieron los transportadores, los estudiantes, los controladores aéreos, la Rama Judicial, los cafeteros, los paperos, los campesinos en el Catatumbo y los mineros.
Juan Manuel Santos ha demostrado incapacidad para negociar. Los paros de los cuales el país ha sido testigo le fueron notificados previamente. Este, lo llevan anunciando, sus promotores, hace más de un mes, no obstante las acciones del Gobierno para prevenirlo no se vieron por ninguna parte; a menos que el manejo que le hayan dado sea el mismo (diplomático) que al fallo de La Haya o a los insultos de Maduro al expresidente Uribe.
Sin embargo, la ineficiencia gubernamental no es excusa para que las protestas se conviertan en batallas campales entre los manifestantes y la fuerza pública. Hasta el momento se han reportado 33 personas capturadas por bloqueos y violencia, adicional, 43 policías han resultado lesionados. 13 vías han sido cerradas. ¿Así es como vamos a solucionar nuestros problemas?
Pero tampoco vamos a arreglarlos si los escondemos como quiere hacerlo el Presidente, que en sus declaraciones expresó: «el paro no tuvo la magnitud que se esperaba». No entiendo qué era lo que esperaba el Gobierno, pero si las cifras anteriores no le bastan (hablamos del primer día) debería sumarle la muerte de un motociclista en la vía Bogotá-Tunja, que ha sido una de las más afectadas en las primeras 24 horas de estas manifestaciones.
No se puede desconocer que las protestas están infiltradas por grupos al margen de la ley, principalmente las Farc, así ellas desde La Habana pidan que no las involucren porque nada tienen que ver con lo que está pasando. Pero si algo tenemos claro con ellas, es que no les podemos creer nada, porque son las mismas que nos han dicho que no son terroristas, que son víctimas del conflicto, que no secuestran, que no extorsionan.
La protesta es un derecho pero con la forma de utilizarla en Colombia la estamos convirtiendo en un delito.
Por último: ojalá no dure mucho tiempo este paro, ojalá el gobierno sepa controlarlo (no esconderlo) y ojalá que aprenda de los errores cometidos. Se le está acabando el tiempo para dejar una, mínima, impresión positiva.
Tomado de: El Colombiano
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