Los hábitos de la mente y el universo

INTRODUCCIÓN

Los misterios del universo han producido los más grandes interrogantes de la humanidad y la mayoría de ellos sin resolver; muchos de ellos han existido y permanecido en el tiempo como un permanente deseo de responder a la curiosidad de la existencia de la creación y su funcionamiento. De esta forma invitan insistentemente a la investigación evolutiva y su propósito en el plano inmediato y su futuro.

Tejer la historia del origen con la aguja de las ciencias en la costura de los eventos, es la práctica que hemos visto a través de los últimos años, para resolver o volver a cuestionarnos el porqué de lo evidente, en historial desconocido en su más profunda esencia. Sabemos hasta la fecha, que existimos en un territorio cósmico tan basto que nuestra tierra apenas si destella como una pequeña luz tenue en una fotografía de una sonda espacial a más de 6000 millones de km. Como lo diría el conocido astrofísico y astrónomo Carl Sagan: “Mira ese punto. Eso es aquí. Eso es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él, todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que alguna vez escuchaste, cada ser humano que ha existido, vivió su vida. La suma de todas nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones seguras de sí mismas, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilizaciones, cada rey y campesino, cada joven pareja enamorada, cada madre y padre, niño esperanzado, inventor y explorador, cada maestro de la moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie, vivió ahí – en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.

La Tierra es un escenario muy pequeño en la vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre vertida por todos esos generales y emperadores, para que, en su gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueldades cometidas por los habitantes de una esquina del punto sobre los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina. Cuán frecuentes sus malentendidos, cuán ávidos están de matarse los unos a los otros, cómo de fervientes son sus odios. Nuestras posturas, nuestra importancia imaginaria, la ilusión de que ocupamos una posición privilegiada en el Universo… es desafiada por este punto de luz pálida.

Nuestro planeta es una solitaria mancha en la gran y envolvente penumbra cósmica. En nuestra oscuridad —en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que vaya a llegar ayuda desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro próximo, al cual nuestra especie pudiera migrar. Visitar, sí. Asentarnos, aún no. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una formadora de humildad y carácter. Tal vez no hay mejor demostración de la locura de los conceptos humanos que esta distante imagen de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos mejor los unos a los otros, y de preservar y querer ese punto azul pálido, el único hogar que siempre hemos conocido”

Una magnífica alegoría de humildad y sencillez ante la indiscutible creación que se impone sobre nuestros orgullosos hombros de superioridad humana y sus más profundos deseos colectivos e individuales.

Afirman los estudios que el universo y sus componentes de materia más tangible son los mismos elementos con los que estamos compuestos nosotros y que llegamos hacer parte de el en nuestra biología, esto nos abre un plano mucho más asequible para estudiar el universo y su evolución desde sus pequeños microorganismos que los componen , siendo nosotros estos mismos diminutos en el universo que piensan , imaginan , se comunican y experimentan planos metafísicos que también hacen parte del universo y su inmensidad con cualidades mayores seguramente en proporciones en comparación a  sus pequeños y diminutos seres humanos que lo integran.

Sabemos ahora que uno de los órganos más parecidos al universo que está integrado a nuestra anatomía es el cerebro tanto en estructura como en misterio y complejidad, de él se desprenden la gran mayoría de funciones que le dan vida, orden y ejecución a todo nuestro cuerpo, dicho de otra manera, el cerebro estaría conectado con el cosmos a escala cuántica ; digo que conectados en la estructuración cuántica como lo afirmaban los científicos Roger Penrose y Stuart Hameroff quienes colocaron por primera vez la estructura anatómica del cerebro y los procesos de conciencia intangibles cara a cara , exponiendo la teoría de la Reducción Objetiva Orquestada, en la cual, la  actividad de estructura neuronal a nivel cuántico produciría esta conciencia, pero al mismo tiempo desarrollaría procesos de autoorganización presente fuera del cerebro en la estructura cuántica de la realidad, es decir nuestro cerebro podría estar conectado a una estructura protoconsciente en la dimensión.

Y si esto es verdad, podríamos interpretar y responder algunos enigmas macro del universo desde la escala cuántica de la estructura tangible en materia e intangible en conciencia a través del cerebro humano y su relación con el resto de su entorno en la misma escala dimensional, demostrando así que somos parte de un sistema universal que tiene una conciencia e inteligencia, y somos parte de ella.

Recuerdo a Los filósofos griegos que tratando de enunciar y dar un concepto de distinción del conocimiento, ellos  nos dieron la herramienta de la interpretación a priori, la cual podríamos usar en este asunto, ya que esta  nos entrega una referencia a un principio anterior de la experiencia a través de la deducción, podríamos partir desde las causa del universo y llegar a buen puerto en los efectos de la mente humana, así dar un juicio más analítico  que no esté sujeto a la basta experiencia que nos exige el universo, tal como lo hacen hoy las matemáticas o la física pura. Esto nos envía a un nuevo reto, las leyes naturales de la física cuántica, que estarían por determinarse para establecer un mapa de leyes claras que nos defina el universo a través de la mente humana, una tesis muy reconocida es la de la inmanencia de Dios en la naturaleza expresada  en el orden cósmico y la novedad evolutiva, La existencia de  leyes de la naturaleza en un mundo que de otro modo sería un desorden sin ley, y la explicación filosófica que inicia donde la investigación científica  termina con el salto de la cuántica de la estructura neuronal a la conciencia y todos los efectos inmateriales que la componen.

Alvaro Jorge Acosta Peña

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