Los Gozques, los desamparados y los tristes

“Llegará un día en el que los hombres como yo, verán el asesinato de un animal como ahora ven el de un hombre. Verdaderamente el hombre es el rey de las bestias, pues su brutalidad sobrepasa la de aquellas, vivimos por la muerte de otros.”

 Leonardo Da Vinci.


Adopté una gata, y me fui lejos muy lejos, cuando llegué a aquel lugar era mi única compañía. Un barrio marginal al sur de la ciudad donde la humedad azota las paredes y se caen los ladrillos, un lugar donde la invasión de los predios genera una oportunidad para las familias que nunca podrían soñar con una casa, un lote donde llevan un perro para que lo cuide y no se roben el cemento y la gravilla.

y cuando acaban el rancho…

– ¿Qué hacemos con el perro?
– pues déjelo ahí afuera que a ese no le pasa nada.

Recién llegué, salí a comprar cigarros a media noche, el territorio ya estaba ocupado, quienes mandaban allí era una jauría de 7 perros que no dejaban acercar a nadie a la cuadra, evidentemente cuando volví a mi casa, no me dejaron pasar. Traté de acercarme con cuidado, pero ladraban con furia, con hambre, con el abandono en sus ojos.

Con los días intenté ganármelos con un pan o un pedazo de salchichón, el primero fue “el pekas” un perro de gran tamaño un gozque que parecía un dálmata, a veces muy noble, a veces muy loco, dicen que quedó así porque mordió a su dueña, por ello lo abandonaron y le dieron un machetazo en la cabeza, aun así, el pekas siempre fuerte y atento era el líder de la manada. Su teniente, “el mechas” otros le llamaban Rufo, no sabemos si está vivo aún, años después desapareció y dejó a su madre sola, es la única que queda de la manada, una perrita bonachona pequeña y regordeta que cuidan en una tienda a la que llaman «la negris».

Con el tiempo se fueron sumando otros, Frida, negro, Kira, perros abandonados y tristes que vagaban sin rumbo fijo, que llegaban por azares del destino a esta cuadra donde encontraban a veces comida entre las bolsas de basura y a veces las sobras de los vecinos; a veces una caricia con amor. En una noche de abril con una lluvia torrencial, decidí darles refugio, sorprendentemente, con los días parece que ahora era yo quien formaba parte de su manada.

Cuando salía a caminar o a comprar cosas tenía a 6 perros detrás de mí, esos callejeros malolientes a quienes muchos miraban con desprecio y otros con sorpresa al verlos serpentear entre el tráfico.  Algunos se robaban la comida de las tiendas de mascotas y otros solo ladraban con emoción mientras tanto yo procuraba estar pendiente de ellos. Claro está que tratamos incluso de conseguirles una familia, pero es aquí cuando todo se complica; casi nadie se encuentra dispuesto a hacerse cargo de un perro callejero con problemas de socialización, ellos difícilmente pueden acoplarse a un hogar correctamente.

El abandono a animales domésticos durante los últimos años ha venido aumentando debido a la pandemia que inició en el 2020, recientemente según cifras del instituto distrital de protección y bienestar animal indica que tan solo en Cundinamarca se han abandonado más de 12.000 mascotas durante el último año. Y se han reportado 29.419 hechos relacionados con casos de maltrato animal.

Este desamparo termina por acrecentar diversos factores que terminan siendo problemáticos y cada vez más preocupantes, no existe un claro control en la sobrepoblación de perros y gatos en la calle, teniendo en cuenta que más del 80% de los animales que no tienen un hogar no han contado con un proceso de esterilización, enfermedades como la rabia se convierten en un problema de salud pública al no tener los debidos cuidados y un esquema completo de vacunación. Sin tener en cuenta el sufrimiento que representa para ellos aguantar hambre escarbando entre la basura para poder sobrevivir, soportando el frío y las inclemencias del clima entre las aceras y los techos.

Es hora de reconocer que los animales son seres sintientes, que hacen parte de la familia, que están dispuestos a brindar un amor incondicional y que no son un juguete que se le regala a un niño en navidad, que no son objetos decorativos o que solo hay que tenerlos mientras son cachorros adorables y cuando el perro o el gato tienen algún comportamiento que no es del agrado del “dueño” es hora de sacarlo a la calle, de dejarlo tirado en una carretera. Hay que ser en mi concepto personal alguien realmente despreciable para no sentir remordimiento alguno por causar tanto daño a un ser vivo.

Afortunadamente estos actos de crueldad animal, ya son sancionados con multas que representan hasta los 50 salarios mínimos. Otros delitos en contra de la integridad física del animal son penalizados con 12 a 36 meses de prisión en Colombia, pero, ¿es realmente suficiente?

A pesar de este conjunto de repercusiones legales muchas personas siguen incurriendo en diversos tipos de maltrato y su lista de excusas es larga; esas como “a mí no me gustan los perros”

“los gatos hacen ruido en los tejados” “el perro rompió esto” “el gato daño los muebles” “mi hijo es alérgico” “el perro ya creció mucho y no hay espacio” “el perro de la esquina es agresivo” y la lista seguiría hasta completar una página entera. Aquí entonces, es hora de hacer un llamado para comprometerse y educar a las nuevas generaciones. para sensibilizar y ser parte de la tenencia responsable de animales de compañía.

¡No al abandono! ¡No al maltrato! ¡No al uso indiscriminado de animales en las industrias farmacéuticas o de cosmetología! ¡No a la venta de animales de compañía! ¡Basta de crueldad!

A Pekas lo mataron, fue envenenado un 31 de diciembre, nadie supo quien fue, al otro día sus ojos brillantes se apagaron, su cola dejó de moverse con alegría cuando jugaba con un zapato viejo, sus ladridos dejaron de escucharse para siempre. El guerrero que sobrevivió a golpizas y machetazos cuando lo echaron de su hogar nos dejó su último aliento mirándonos con amor, aun así, a pesar de tanto sufrimiento que cualquier ser humano pudo causarle.

Ilustración para esta columna por: Daniela Ruano.
Mas de su trabajo en Instagram: @_bluelain_

Edwin Sandoval Montoya

Comunicador social y periodista, Artista visual, Con énfasis en creatividad publicitaria de la universidad central, apasionado por el Arte y la cultura. Con gran sentimiento político, y enfocado en temas de educación y progreso para el país.

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