En el marco de la reciente visita de la ANLA a Jericó, algunos opositores del proyecto de Minera de Cobre Quebradona afirmaron en redes sociales y en medios de comunicación que la gran mayoría de los jericoanos habían salido a protestar en su contra. La realidad es que de las casi 100 personas que salieron a las calles, solo unos pocos, menos de 10, eran del municipio. El resto llegaron desde otros lugares en buses, chivas y colectivos.
Esto es una muestra clara de que lo que ocurre en Jericó es diferente a lo que algunos piensan y declaran desde Medellín, desde Bogotá, desde el lejano Miami; o de quienes firman solicitudes en Internet desde otros municipios, o incluso desde fuera del país. Al interior de gran parte de las familias que habitamos el territorio se comenta que la empresa minera está haciendo gran esfuerzo para explicar el proyecto, cómo se mitigarán sus impactos y dejar un legado que va mucho más allá de empleo y regalías.
Los colaboradores de la minera no están en un escritorio tramitando una licencia. Generalmente están aquí, en Jericó, se involucran con la gente, escuchan las preguntas y responden con transparencia. Su buena voluntad para actuar en beneficio de todos ha sido clave para ganar la confianza ciudadana.
Es cierto que, en los últimos años, gracias al trabajo realizado para impulsar el turismo y otras actividades agrícolas, el municipio ha desarrollado nuevas fuentes de recursos y empleo. Pero si algo tenemos claro los jericoanos, es que aún falta mucho en materia de educación, salud y bienestar. Por eso una gran parte entiende que todas las actividades realizadas con responsabilidad y veeduría (estatal y ciudadana) son necesarias y compatibles entre sí.
Algunos datos sobre lo que vive Jericó: según el DNP, la cobertura neta de educación es del 77,7 %, frente al 84,5 % de Antioquia. En la educación media, destinada a jóvenes de grados 10° y 11°, la cobertura neta es del 52,2 %. Asimismo, un estudio realizado por la Fundación ECSIM indicó que uno de cada cinco viajes intermunicipales que se realiza desde la provincia de Cartama hacia Medellín es por cuestiones de salud debido a la carencia de los servicios de atención requeridos. Si bien en los indicadores de pobreza multidimensional del DANE a Jericó le va mejor que algunos de sus vecinos, hay zonas de la cabecera municipal que registran porcentajes hasta del 100 %.
En ese contexto, Minera de Cobre Quebradona ha entendido que su rol como dinamizador de la economía debe impactar positivamente otros aspectos sociales, por lo que ha trabajado utilizando los canales institucionales para apoyar a las entidades locales a solucionarlos.
Lo que ocurre en Jericó, tal como lo referencia el Centro Nacional de Consultoría, en un estudio publicado en mayo, es que la mayoría de las personas apoya el proyecto, no por una, sino por las múltiples razones arriba expuestas.
Mi invitación para los opositores es a que escuchen a la gente, comprendan sus temores y aporten soluciones, como lo ha hecho la minera en los últimos años. También es importante que resuelvan sus dudas técnicas o sociales sobre el proyecto preguntando, pero no acusando y menos aun suponiendo. Como dijo Héctor Abad Gómez, “el valor de admitir que no se sabe, que se duda, que no se está seguro, aunque difícil de practicar, es un valor indispensable en el mundo de hoy”.
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