Lo que la gente hace para salir de un guayabo

Guayabo o resaca es el conjunto de síntomas que se sienten el día después de haberse pegado una borrachera, pea o rasca que llaman. Es el estado en el que un aleteo de mariposa es un cimbronazo a los tímpanos y un rayo de luz una cuchillada a las pupilas.

Nunca se llega a un guayabo por deseo propio; es el desenlace inevitable de una noche de parranda de la que muchos no tienen recuerdos pues la pérdida de memoria, sumado al vómito, diarrea, dolor de cabeza, sed y dolor corporal son dolencias que padecen los enguayabados.

Sin hacer una apología a la borrachera, podría asegurar que casi todos hemos pasado por esta terrible experiencia y sabemos que no es claro si es peor vivir con alguien que agrave los síntomas  a punta de cantaleta o vivir solo y tenerse que arrastrar hasta la cocina por un vaso de agua.

Quienes tienen la fortuna de vivir con una mamá o conyugue querendón, apaciguan el guayabo con una aguasalita hecha a base de agua, huevo y sal. Dicen los expertos que la razón por la cual una aguasal cae tan bien al estómago es porque el huevo contiene cisteína que contrarresta los efectos del alcohol. Una changua, caldo preparado con leche, agua, huevo, cebolla y sal, es otra alternativa pues los lácteos también mejoran la sintomatología de la reseca.

“Mija, vaya cómpreme un Alka Seltzer” será una frase célebre en nuestros hogares pues por décadas los papas han mandado a sus hijos a la tienda a comprar este elemento esencial del botiquín familiar que mezclado con una soda y jugo de limón se convierte en la bomba que salva del macabro malestar. Bonfiest o Sal de Frutas Lúa son otros populares efervescentes que disminuyen las dolencias.

“Eh ave maría, ¿dónde estufo anoche? Llevame al médico, por favor.” El guayabo en ocasiones se convierte en una penosa situación que obliga al enguayabado a acudir al médico quien puede diagnosticar una gastritis  por ingesta de alcohol y prescribir como remedio una bolsa de suero intravenoso.

Los solos y solas que tienen el teléfono a un brazo de distancia, generalmente marcan a una farmacia para pedir a domicilio aspirina o ibuprofeno que acompañan con una bebida hidratante para  evitar que la cabeza se parta en dos y cortar la deshidratación.

Una medida drástica pero efectiva es meterse bajo un chorro de agua fría y darse un desayuno acompañado de una taza de chocolate o simplemente seguir la parranda al ritmo de unas polas bien frías.

El guayabo no dejara de existir aun cuando en Colombia los conductores reciben costosas sanciones por tomarse incluso una cerveza. Es necesario aprender a conocer nuestro cuerpo pues todos tenemos distintos límites. Evitar emborracharse o tomar con moderación serán siempre las mejores opciones para no tener que volver a decir: ¡no vuelvo a beber!

[author] [author_image timthumb=’on’]https://scontent-a-iad.xx.fbcdn.net/hphotos-prn2/t1/1796567_10151937446853683_326852548_n.jpg[/author_image] [author_info]Sandra Gaviria Monsalve Licenciada en Lenguas Modernas de la Universidad Pontificia Bolivariana con Maestría en TESOL de West Virginia University y Maestria en Educación de Maharishi University of Management. Comunicadora Social de la Universidad EAFIT. Ha sido colaboradora de la Revista El Eafitense y publicado algunos artículos en el Periódico el Mundo de Medellín y ADN. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]