«Maria Del Pilar, líder social en Colombia. Fue asesinada frente a su hijo y se le graba minutos después, tendida en el suelo y su hijo llorando».
Aún no medimos correctamente la importancia que tienen los infantes en nuestro país, Colombia. Parece que estuviéramos en desproporción, mal educados para orientar correctamente la vida de un niño en el contexto de la vida contemporánea. Ejemplo fue, el debate mal llevado por la opinión pública con respecto al consumo de alcohol en espacios públicos. Se enfocó de mala manera en la afección que podía generar esto en los infantes, pero nunca se tomó en cuenta el reto educacional que podría tener este precedente en los padres.
Con este ejemplar, podemos generar una premisa de lo que viene en esta columna. Y no es más, que la desmesurada instrucción que se tiene, y la falta de empatía comprendiendo a estos niños.
Hace unos pocos días, se vivió como es cotidiano, algo lastimosamente infalible en la sociedad colombina. Muere una mujer y presunta líder social en Colombia. Maria Del Pilar, fue asesinada frente a su hijo y se le graba minutos después, tendida en el suelo y su hijo llorando. La multitud estaba a unos metros de distancia, y el muy desafortunado niño, gritaba con desespero en su única manera de expresar el dolor interno y la impotencia que sentía. Absolutamente nadie de aquella indolente multitud se le acerca, ni si quiera en control y conciliación. Al ver dicha escena, con mucha rabia mi persona pensó: «Se merece lo que viven». Me arrepiento de las palabras que usé, pero no de las intenciones que tenía.
Este niño muy probablemente sea guiado en una disputa civil o, a lo muy unisono, se lleve a la huerta de huérfanos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar. Y esta mujer, madre difunta del niño, se suma al «ranking» de los lideres sociales asesinados.
La apática comunidad es el reflejo de la realidad social que vivimos. No tenemos de ninguna forma, la intención ni la comprensión de moldear la proyección de un niño, y aún así, tenemos los pantalones de llevar el estandarte de: Los niños son el futuro. Y constitucionalmente: «Qué el derecho de los niños prevalecen sobre los demás». La vergüenza propia es irremediablemente difícil de evadir.
Los indices de violencia que tienen los menores de edad, de acuerdo a las cifras del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, son exorbitantes. la proporción de violencia que se tiene en estadística, frente a la sufrida por mayoría de edad, van a la par. Estos alarmantes números son la real contradicción y la afirmación de que los infantes viven de todo, excepto la protección que deberían tener.
Lo que se ve en las estancias académicas no es nada diferente. El ex director de Medicina Legal Carlos Eduardo Váldes nos explicaba con insatisfacción, que el crecimiento de los delitos hacia los infantes habían aumentando. Más del 70% fue el incremento que se cuantió en los últimos meses con referencia a el año 2018. La gravedad de esta problemática es obvia y se llegó a una misma conclusión: La sociedad colombiana comienza a mostrar falencias instructivas con los infantes. El estudio en aquella clase, como es natural, se expandió en muchos campos de estudio. Pero todos los campos perseguían la misma conclusión: el error es de la sociedad y claramente lo podemos ver en hechos como el hijo de María Del Pilar.
A contraste de lo antes dicho vengo con esta reflexión. Colombia es un circo de neta payasería. Durante largas semanas tenemos pro-infantes que se atribuyen la defensa de niños, porque no deberían estos últimos estar expuestos a sustancias que alteren la mentalidad, incluso si es ajeno el consumo.
Largas semanas de debate inconcluso y fuera del contexto real de las cosas. Pero por otro lado, tenemos escenas donde ignoramos completamente la situación del niño frente a las personas que ni siquiera tienen el mérito de consolarlo en su sufrimiento. Hemos ignorado las estadísticas de violencia que se han incrementado frente a los infantes los últimos años. Sin embargo, hacemos un entero drama frente a casos específicos de depredadores y sus victimas, como si de escándalo en farándula se tratara.
El estado mismo se pelea entre la realidad de los hechos!. El Ministro de justicia no tiene ni mera idea de los hechos y aún así hace afirmaciones negligentes, le atribuye los asesinatos a el ELN. Sin prueba alguna, sin razonamiento alguno y con la única certeza de que este nefasto grupo guerrillero no opera en la zona donde sucedieron los hechos. El presidente de la república no se pronunció con suficiencia al respecto, quien sabrá si su viaje a Europa es la razón principal. La vicepresidenta, solo se pronuncia con un trino bastante deplorable. Y para el gobierno local no queda mucho que desear. La alcaldía de la geografía dónde sucedió el asesinato, con un pobre pronunciamiento sin tacto ni mesura, alega que la victima del asesinato nunca fue una líder social. Pero como si se tratara, coloquial mente, una disputa de chismosos, la defensoría seccional niega el pronunciamiento.
Para más enriquecimiento frente al tema, revisar: https://cafedetintasnegras.blogspot.com/p/blog-page.html
Es irremediable ver el circo que lleva la sociedad y el estado respecto a estos temas. Y quizás nos equivoquemos en muchas cosas. Pero en temas tan delicados como la defensa de un niño, no debe haber margen de error. No para un Estado Social de Derecho. Mi pelea no es en defensa de un líder social en Colombia; esa defensa se ha de ver en otras instancias. Tampoco pretendo mostrar un apoyo a los comentarios de izquierdas que han resonado en muchas redes sociales. Mi llamado al mostrar esta situación de hace pocos días, en como un líder social en Colombia es asesinado frente a su hijo. Va enfocado en la victima mas sufrida. El niño a quien todos ignoraron en el vídeo y aunque fue él quien causó revuelo por las redes, se olvida el real propósito de hacer esto viral, en ultimas ayudarlo.
Revise también: https://alponiente.com/perdiendo-la-batalla/