Las responsabilidades que deberá tener el nuevo Congreso

El pasado miércoles 20 de julio, fuera de ser la fecha conmemorativa de la Independencia de nuestro país, se posesionaron cada uno de los nuevos congresistas electos (asimismo, el pasado 13 de marzo) y se instalaron las sesiones ordinarias. Una legislatura que, sin duda, tendrá una agenda bastante apretada, y la cual deberá cargar con el sello de las responsabilidades frente a varias reformas de fondo requeridas en el Estado; también, con la insinuación de la creación de múltiples impuestos que el nuevo Gobierno de Gustavo Petro intenta implementar.


El Estado colombiano está diseñado de tal manera que la división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial) son un todo que gozan, en el papel, de independencia y autonomía. En el caso del órgano legislativo, los ocupantes de turno terminan un cuatrienio con la aprobación de 267 nuevos proyectos de ley, entre los que se destacan: prohibición del asbesto, prohibición de pruebas cosméticas con animales, borrón y cuenta nueva ante registro en centrales de riesgo, no prescripción de delitos sexuales contra menores, prohibición de plásticos de un solo uso, etiqueta para comida chatarra, segundas oportunidades y ley del viche. Además, esta legislatura dejó diez (10) llamadas a moción de censura de 34 registrados desde la creación de esta figura de control de político.

El nuevo Congreso bicameral, tras haber superado el escándalo desatado por los presuntos fraudes en el formato E-14, finalmente se posesionó este miércoles 20 de julio en medio de un juego de bancadas por ser Gobierno u Oposición y por definir que partidos políticos presidirán las mesas directivas y las siete (7) comisiones activas permanentes.

A lo importante, lejos del formalismo propio de la posesión y la definición del dominio de bancadas sobre las mesas directivas, se plantea la inquietud de qué sucederá con el voto “a favor” o “en contra” de un proyecto de ley o reforma que implique el aumento o la creación de nuevos impuestos. Serán los congresistas, electos como legisladores bajo nuestro voto de confianza, quienes tendrán la responsabilidad de no desfallecer ante la petición de la ciudadanía de no incrementar más impuestos; cabe destacar que estos mismos personajes, en su posición de candidatos, pregonaron en tarima no hacerlo.

Hasta el momento, en un contexto de desacuerdo del Gobierno entrante y donde algunos proponen y otros niegan acerca del mismo tema, se ha mencionado de forma informal y aun sin estar explícitamente escritos en la nueva reforma tributaria, los impuestos a las bebidas azucaradas, al ganado (de $COP 15.000,00 por cada cabeza de ganado) y al consumo telefónico a partir de los planes para dispositivos móviles superiores a treinta y ocho mil pesos ($COP 38.000,00).

Hay que decirlo: a fin de cuentas, son nuevos cobros que el productor no paga. Quienes terminan pagando estos nuevos impuestos somos todos los colombianos, desde el más rico que toma gaseosa de vez en cuando y consume algunos cortes exclusivos de carne de res, hasta el grueso de los colombianos más pobres que casi a diario compran una bebida azucarada y consumen ocasionalmente la carne en mención; un tema de bolsillo que afecta primordialmente a las clases media y baja, en las que el incremento de los impuestos en productos y servicios se traduce en la ralentización económica y en la propia restricción en la adquisición de los mismos porque simplemente “ya no alcanza”.

El llamado es para todos los que hoy conforman el nuevo Congreso, ya sea en calidad de Senadores o Representantes a la Cámara, a ser congruentes con sus postulados e ideales, y con su discurso de campaña acerca de legislar a favor del ciudadano de a pie en aras de garantizarle mejores condiciones laborales, seguridad alimentaria, una vida digna, la reactivación economía y el impulso a la inversión en los territorios mediante proyectos de alto impacto.

Deben ser íntegros y corresponder al voto popular, a las nuevas reformas que se propongan ante el órgano legislativo, y a aplaudir lo bueno y dejar quieto lo que este bien; y sí, por supuesto, a criticar acérrimamente lo que afecte al pueblo colombiano y vaya contravía al progreso y desarrollo de la nación… ¡El futuro de la economía colombiana y el bolsillo de nuestros habitantes está en sus manos!


Este artículo apareció por primera vez en nuestro medio aliado El Bastión.

Juan David Solarte

Consejero Municipal de Juventudes. Estudiante de Derecho de la Universidad Libre (Seccional Cali, Colombia) y miembro del Semillero de Investigación de Conflicto, Derechos Humanos y Cultura de Paz. Estudioso de la historia.

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