Las preguntas que nos dejan Los Simpson

¿quién tiene razón? ¿Homero es un monstruo despreciable por su decisión o puede llegar a ser legítimo decida proteger su calidad de vida actual poniendo en riesgo la supervivencia de su padre?.”


Antes que nada, una pequeña advertencia: este texto parte de un capítulo de una caricatura para hacer preguntas éticas que considero importantes. Si usted piensa que este ejercicio es trivial o que ridiculiza temas importantes le recomiendo que lea el artículo e intente ignorar la palabra Simpson cada vez que la vea y lo tome como un experimento mental. O de plano dejar de leer.

En 1998 se estrenaba el episodio Homero Simpson en: problemas renales. Todo inicia con la familia en un viaje a un pueblo fantasma del viejo oeste, al regreso el abuelo Abe tiene muchas ganas de ir al baño, pero Homero por no perderse un programa de televisión decide no detenerse y esto hace que los riñones de su padre exploten. La única manera de salvarlo es con un donante de riñón y al momento la única persona compatible es Homero, al principio éste acepta, pero tras una conversación en el bar sobre las consecuencias de donar un riñón Homero se arrepiente y huye.

En su huida llega al “Barco de las almas perdidas” que refugia criminales de todo tipo dispuestos a acogerlo, pero cuando Homero les cuenta que dejaría morir a su padre para conservar un riñón lo expulsan del barco. En la playa ve a varios hijos con sus padres y esto le hace querer regresar. Ya en la sala de operaciones del hospital, Homero vuelve a escapar, pero sufre un accidente de tráfico que permite a los doctores hacerle la operación necesaria para salvar al abuelo sin la autorización de Homero.

Ahora bien, ¿quién tiene razón? ¿Homero es un monstruo despreciable por su decisión o puede llegar a ser legítimo que decida proteger su calidad de vida actual poniendo en riesgo la supervivencia de su padre?

La narración del capítulo está claramente contra Homero, indigna hasta las almas perdidas del barco que ya de por sí han tenido una vida bastante cuestionable, pero hay que decir que la serie no presenta un razonamiento a favor de esta posición simplemente encuadra así al personaje. El único argumento que utiliza para hacer regresar a Homero a la clínica es de carácter sentimental, muestra relaciones idealizadas entre padre e hijo, que por cierto no son representativas de la relación entre Homero y Abe. En cambio, Lenny, Carl y Moe mencionan (a modo de chiste) las consecuencias que va a tener la operación. Dándole sin querer la razón a Homero para no someterse a la cirugía.

Hay que decir que la serie, al menos en sus primeras temporadas, era bastante conservadora. Si bien es cierto que se burlaban del gobierno, la religión, el patriotismo, la policía y, por supuesto, la familia, al final de cada episodio eran estas mismas instituciones las que solucionaban los problemas o nos mostraban que en general eran bondadosas. Otras series como South Park, Padre de Familia o Bojack Horseman hubieran retratado el problema de forma muy diferente.

Si en la vida real preguntásemos a la gente si ellos donarían un riñón para salvar la vida de su padre, creo que la mayoría respondería afirmativamente. Sin embargo, si preguntamos a esa misma gente si debería ser obligatorio, por sanción social o mediante la ley, que alguien done un riñón para salvar a su padre, la respuesta no sería tan clara. En el segundo caso se tendería a pensar que no se debe crear una norma general, sino que depende de las circunstancias. No sería lo mismo un padre devoto que se ha sacrificado varias veces por su hijo a uno que lo abandonó cuando era un niño.  No solemos ver la vida como un valor absoluto sino como un valor subsidiario de otros. Las relaciones interpersonales, las decisiones individuales, el juicio sobre la calidad moral de un individuo e incluso un cálculo casi económico de costo beneficio, son factores que afectan nuestras posiciones sobre el derecho a la vida. Si no fuera así se podría argumentar que estaríamos obligados a donar órganos, en vida, hasta a desconocidos o a gente despreciable.

La filósofa estadounidense Judith Jarvis Thomson proponía una analogía sobre este tema en un ensayo de los años 70: un importante violinista sufre de una enfermedad en la sangre y está inconsciente y sólo tú puede salvarlo, pero para hacerlo necesitas estar conectado al músico por un largo periodo de tiempo. Así que una sociedad de amantes de la música te secuestra y conecta sin tu autorización al músico. Cuando despiertas, el médico a cargo te da dos opciones: desconectarte y así el músico morirá de forma instantánea o mantenerte conectado temporalmente para salvarlo. Según Thomson la decisión de salvar al violinista sería una decisión loable y hasta heroica, pero, a pesar del derecho a la vida del violinista, no puede considerarse moralmente obligatoria porque ni el músico ni sus admiradores pueden decidir usar tu cuerpo a su antojo así sea para salvar una vida.

Claro que hay diferencias entre el caso que imagina Thomson y el caso que exponen Los Simpson. La relación con el violinista se presenta como la relación con un desconocido. Además, en la serie se muestra a Homero como responsable de la situación en la que se encuentra Abe. Pero, ¿sería posible plantear el peor escenario para Homero y aun así defender su decisión y condenar al hospital que hizo el trasplante sin autorización?

La serie nos muestra a Abe de una forma ambigua, fue un padre distante emocionalmente e incluso cruel con su hijo, pero a su vez se encargó de criarlo solo y lo ha apoyado de forma económica al menos. Asumamos que de manera general el abuelo fue un buen padre. También tengamos en cuenta la responsabilidad de Homero sobre el problema de los riñones del abuelo.

Se puede decir que Homero no tenía información suficiente para tomar una mejor decisión, sí fue descuidado, pero no tanto como para ser negligente. Homero no piensa, y no tiene razones para hacerlo, que su decisión va a causar un daño a largo plazo en su padre. Igual Abe fue quien tomó la decisión anterior de beber demasiada zarzaparrilla lo cual fue el mayor detonante de su problema. Si la familia hubiera tenido una llanta pinchada y Homero olvidara llevar el repuesto, ¿sería igualmente responsable? A la larga dadas las circunstancias que se nos presentan la situación de Abe fue un accidente.

Por otro lado, incluso asumiendo una relación ideal con su padre, Homero puede preferir proteger su propia calidad de vida. Este sería uno de los puntos más difíciles de argumentar a su favor. Si su padre se sacrificó durante años por él, ¿no sería obligatorio que Homero hiciera un sacrificio menor en contraprestación?  Homero puede creer justificadamente que la operación pone en riesgo su vida o que vivir sin un riñón sumado a sus problemas de alcohol y cardíacos van a reducir considerablemente su expectativa y calidad de vida. Homero está sacrificando varios años, (veinte, treinta o cuarenta), a cambio de darle a su padre como mucho una decena de años más. Estamos hablando de un cambio dramático, lleno de restricciones, que pueden incluso afectar el desempeño laboral de Homero, sus posibilidades futuras o la relación con su esposa e hijos. En conclusión, Homero puede perder más de lo que Abe puede llegar a ganar.

Al final lo importante es que esta decisión debe ser libre y el hospital no podría aprovecharse de un accidente para hacer lo que considera justo sin tener en cuenta el consentimiento del paciente. ¿Se puede comparar este caso, por ejemplo, con un niño que sea vacunado en secreto y sin autorización de sus padres? No, en ambos casos el hospital puede estar pensando hacer lo que es justo. La diferencia, es de nuevo, que las pérdidas para Homero superan las ganancias de Abe; en el caso del niño, la evidencia disponible indica que tanto él como sus padres se benefician, así los estos últimos no puedan entenderlo.

Homero puede decidir perder en beneficio de su padre, pero lo que hace de esta decisión algo maravilloso y digna de aplauso (como de hecho se presenta al principio del episodio), no es la supervivencia de Abe en sí, sino que Homero haya decidido libremente hacerlo.

Omar Celis Volkmar

Soy comunicador social con posgrado en escritura creativa. He cursado algunos semestres de la carrera de Historia y tomado cursos libres en distintas áreas como fotografía y guion cinematográfico. Con interés especial por la cultura, la política y la ética.

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