Las Naranjas Podridas de Duque

Co-escrito con Catalina Morales Perez.

La apuesta del presidente Duque por la Economía Naranja se traducía según el mandatario como una oportunidad infinita. Tanto así que el libro co-escrito con quien luego sería su ministro de cultura Felipe Buitrago tiene este título[1]. Lo cierto es que luego de cuatro años como máximo dirigente del país, con un congreso alineado con el partido de gobierno y todos los esfuerzos dados para que esta maquinaria económica que representa la economía naranja despegará, poco o nada se tiene como resultado y así como la instancia del Sr. Buitrago al frente del Ministerio de Cultura, el desarrollo de la economía naranja fue mezquino y fugaz en nuestro país.

La economía naranja es un concepto difícil de definir, es en pocas palabras, la explotación de la creatividad e imaginación humana para la creación de bienes y servicios comercializables en un mercado (Zapata Serna.2018). Existen tres categorías comúnmente establecidas: la convencional, representada por la fotografía, el video, la impresión y creación de textos- literatura y periódicos. También está la categoría nueva, incluyendo la multimedia, software y los videojuegos. Finalmente, están las otras, que incluye: artes visuales y escénicas, conciertos, el turismo y el deporte entre otros  (Buitrago Restrepo & Duque Márquez, 2013).

Se estima que, si la economía naranja fuese un país, sería la cuarta economía a nivel mundial, el noveno exportador de bienes y/o servicios y la cuarta fuerza de mayor generación de empleos (Buitrago Restrepo & Duque Márquez, 2013). Sin duda, las cifras denotan un potencial enorme que El Pdte. Duque reconoció desde su época en el Banco Interamericano de Desarrollo y me atrevo a decir que desde antes. Por ello, fue a lo largo de su carrera a la presidencia, enfático en la apuesta que debía de hacerse por este tipo de actividades en Colombia. Incluso en su primera alocución dijo lo siguiente:

“Quiero que los jóvenes de Colombia escuchen esto con atención: Estamos comprometidos con el impulso a la Economía Naranja para que nuestros actores, artistas, […] emprendan con éxito, posicionen su talento y atraigan los ojos del mundo”.

Para cumplir con lo anterior, se dispuso desde el Plan de Desarrollo Nacional varias iniciativas respaldas por más de 20 entidades del Gobierno Nacional entre las cuales se destaca el DANE con el objetivo de recopilar y medir el impacto de la economía naranja. También el SENA quien se denominó el brazo operativo de la economía naranja y por último, el viceministerio de Creatividad y Economía Naranja que fue encargado de supervisar la materialización de esta apuesta gubernamental.

A su vez, las iniciativas contaron con varios programas tales como los laboratorios de innovación y diseño, o el programa de asistencia técnica en turismo cultural entre otros. Sin embargo, desde su ingreso a la Casa de Nariño, la pretensión del Pdte. Duque se vio limitada por una serie de variables económicas y sociales con las que luego tendría que enfrentarse constantemente hasta lo que será su salida durante el próximo año.

Por ejemplo, el 2019, se dio el anunció de los recortes en el presupuesto nacional, la apuesta del Pdte. Duque por transformar el modelo económico de Colombia e impulsar las actividades asociadas a la economía naranja se enfrentó a su primera dificultad y se convirtió más una idea ilusoria que una realidad próxima. Y es que sectores como el de deporte y recreación, ciencias y tecnología y cultura sufrieron un recorte presupuestal de aproximadamente 54%, 37% y 13% respectivamente durante ese año. Esto es algo que perjudicaba directamente las pretensiones del gobierno y reforzaba una situación ya delicada en la cual Colombia, en relación con el PIB, es de los países que en promedio menos aporta a los sectores perteneciente a la economía naranja.

Otros aspectos que reflejan las dificultades que ha sufrido uno de los proyectos banderas del Gobierno de Duque han sido La disminución de la economía naranja como porcentaje del PIB. Antes de la pandemia, las cifras de la entidad mostraban que la economía naranja tenía un peso de exactamente 3 por ciento en el PIB. De hecho, el informe muestra que en 2015, este peso era ligeramente superior (de 3,2 por ciento) y se fue achicando hasta estancarse en 3 por ciento, a partir de 2018. (Celedón. 2021)

De igual manera, se tiene la poca coherencia entre las realidades de las organizaciones asociadas a la economía naranja con las políticas y programas establecidas por el gobierno.  En sí, “El gobierno construyó elementos de la política pública pero no hay alma” (Celedón.2021). Lo que es claro es que, no podemos considerar la economía naranja de manera discrecional, pues es y seguirá siendo un motor crucial del crecimiento y el desarrollo económico de nuestro país, generando impacto transversal en materia de empleo, activación de otras industrias y relación directamente proporcional con la economía del conocimiento.


[1] Buitrago Restrepo, Pedro Felipe; Duque Marquez, Ivan.  La Economía Naranja. Octubre 2013. Banco Interamericano de Desarrollo.


Santiago Zapata Serna

Soy un curioso innato, apasionado por la lectura y en general los temas financieros y de economía en general. Me encanta una buena conversación y de vez en cuando escribir sin tinta lo que se me viene a la mente.

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