La vacuna contra la cuarentena

Aunque no me gusta figurar como adivino, teniendo en cuenta la realidad económica del país y la ambición de los políticos, no hay que ser uno para saber que esta cuarentena acaba cuando el gobierno vea la baja recaudación fiscal.


Para nadie es un secreto que la realidad económica de Colombia está en su peor momento histórico de la década. La caída del PIB para el segundo trimestre –de abril a junio– se estima no menor del 10%. Un golpe muy duro para una frágil economía; que a finales del 2019 venía dando algunas bocanadas de aire fresco débiles después del golpe de los precios del petróleo.

Pero esta delicada situación económica, agravada por la crisis del COVID-19, no ha sido suficiente para dar el brazo a torcer sobre la cuarentena. Es cierto que, por parte del presidente, se han notado los esfuerzos para la reactivación económica con la inclusión de los protocolos necesarios en varios sectores. Pero en ciudades como Bogotá, con su autoritaria y populista alcaldesa, la reactivación no se ha puesto en marcha como debería. Dando incluso lugares para discrepancias públicas entre ambos mandatarios, además de tener la ingenua visión que la economía funciona como un motor y que lo pueden prender y apagar a voluntad.

La realidad del asunto

Lo que realmente determina el éxito de la reactivación económica, es que las empresas puedan obtener, como mínimo, el punto de equilibrio para mantener el funcionamiento de esta. De no ser así, la reactivación económica sólo hará un mayor daño al mandar a números rojos todo el aparato productivo y de comercio; creando mayor desempleo.

Abordando ya el punto en cuestión, realmente esta catástrofe económica tiene un solo un efecto que moverá los intereses de la nobleza política de este país, al punto que acabará de un tajo la cuarentena en términos generales. Atreviéndome a diseñar un hipotético escenario, el punto de quiebre se dará cuando el director nacional de la DIAN llame personalmente al presidente y le diga “Señor presidente; la plata que se recaudó, no alcanza ni para los dulces”. Entonces, como la pólvora, la noticia entre esa nobleza se esparcirá al punto de reconciliar los pasados agravios y al unísono acordaran decir…

El virus, ya no debe ser tan grave

La primera evidencia de este cambio, se dará en todos los medios dominantes en el país. Empezaran con una nueva narrativa positivista sobre la posibilidad de supervivencia; además de empezar a enseñar más frecuentemente los estragos de la situación económica –claramente, acudiendo al sentimentalismo para motivar a las masas a salir a producir–. Seguramente, la mayoría de los mandatarios dirán discursos elaborados y motivacionales, aduciendo al valor y lo fuerte que es el colombiano frente a las crisis y que “de esta saldremos”.

Asimismo, vendrán una cantidad populista de proyectos de ley por parte de los senadores para mejorar el consumo y un paquete masivo de decretos enfocados en el keynesianismo. Que, ya puesto el traje de adivino, auguro que desatarán dentro de unos cinco años, unas repercusiones negativas fuertes. Todo esto tiene que venir sí o sí con mayores flexibilizaciones en la misma cuarentena porque, como señalé primero, si el volumen no da para el punto de equilibrio de las empresas, el desastre será peor.

¿Y la salud no iba primero?

Sólo para las fotos y las cifras mi querido lector. Desde el momento uno de esta pandemia, los únicos que han tenido el control sobre nuestra salud, somos nosotros mismos y al final la seguiremos teniendo. Siendo tajante con el tema de la salud de los colombianos, esta no es una prioridad que se encuentre por encima de la protección fiscal del gobierno. Recuerde que la gente se puede morir, pero el Estado ¡Jamás! Y ese Estado necesita y exige dinero que solamente es posible liberando la economía en pleno.

Por otro lado, ya hace poco se aprobó el aumento salarial de los congresistas, ¿Usted cree que eso se pagará solo? Y no olvide que eso es reconocido como gasto público, ese mismo que todos los políticos piden aumentar a gritos.

En definitiva

Esta será la causa principal para acabar la cuarentena más larga del mundo (fuente aquí). Y no se debe albergar mayores esperanzas en otros motivos, todavía no hay vacuna, ni tratamiento y el virus sigue ahí. Así que, estamos en la misma situación que hace cinco meses. Somos nosotros, nuestro orden y disciplina los que pueden marcar la real diferencia respecto al avance del virus. En este punto y sin mayores intenciones que la de hacer una reflexión sin juicios de valor, me gustaría que se preguntaran ¿Era necesario una cuarentena tan larga?

Carlos Noriega

Barranquillero. Administrador de empresas con varios años de experiencia en formulación y ejecución de proyectos productivos de capital privado, público y mixto. Director ejecutivo (CEO) y miembro fundador del medio digital liberal/libertario El Bastión y de la Corporación PrimaEvo.

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