“la seguridad en la capital no tiene un horizonte claro, la política propuesta por la alcaldesa Claudia López en campaña, fue tan solo un saludo a la bandera. Los bogotanos estamos huérfanos en materia de seguridad”
Por estas épocas no se escapa del debate público la inseguridad en Bogotá. Las cifras presentadas por la Policía Metropolitana de Bogotá, dan cuenta, de que las cosas en materia de seguridad ciudadana y prevención del delito no van por buen camino. Y no van por buen camino, sencillamente por quienes están llamados a liderar la política en cabeza de la jefe de policía (la alcaldesa de Bogotá) y su Secretario de Seguridad parecen estar en piloto automático.
En Bogotá se han establecido 17 delitos de alto impacto. De esos 17 delitos, haré referencia únicamente a cinco de ellos, hurto a personas, hurto a celulares, hurto automotores, hurto a motos y delitos sexuales. Al analizar el comportamiento porcentual de esos delitos, se observa que, por ejemplo, en comparación con el año 2020, el hurto a personas aumentó 25%, el hurto automotores un 7%, el hurto a motos se disparó en un 35%, hurto a celulares 19% y los delitos sexuales que no es un tema menor un 5%.
Bajo esa breve estadística, no resulta nada difícil concluir que la seguridad en la capital no tiene un horizonte claro, la política propuesta por la alcaldesa Claudia López en campaña, fue tan solo un saludo a la bandera. Los bogotanos estamos huérfanos en materia de seguridad. El paisaje de la capital, ya no se concentra en biodiversidad, espacios culturales y acogedores, no, eso ya no existe. Lo que encontramos ahora son hurtos en cada esquina ¿Es eso justo?.
En promedio día, se hurtan 150 celulares, 272,9 personas son hurtadas y 14 delitos sexuales se presentan a diario. Esta amenaza es grande pero ¿Qué se ha hecho para contener este monstruo? La Policía por su parte, hace enormes esfuerzos por contener este fenómeno, y esto se sintetiza en el fortalecimiento de los consejos de seguridad distrital, diseñando estrategias focales y planes especiales como medidas de control de fenómenos delictivos. Lo cual a simple vista y en la teoría parece ser efectivo, pero “del dicho al hecho hay mucho trecho” y si, la verdad es que las cifras no mienten, y la estrategia implementada no ha dado signos de vida, por no decir que esta muerta.
Hace un par de días en el concejo de Bogotá y en el Congreso de la República se llevó a cabo un debate de control político sobre la inseguridad en Bogotá, allí el panorama fue mucho más desalentador, hasta la misma Policía en su defensa, reconoce que se deben hacer cambios estructurales inmediatos, que no basta con aumentar el pie de fuerza de la policía, pues con conocimiento de causa-manifestó la Policía- eso ya no sirve del todo para atacar el delito.
Necesitamos ¡urgente! un plan de choque que desarticule las bandas criminales, que se focalice en las localidades de mayor incidencia criminal. Se requiere un liderazgo idóneo y eso implica, que el Secretario de Seguridad despierte del viaje, si el discurso no es lo suyo, entonces, dedíquese a implementar una efectiva política integral de seguridad, haciendo las modificaciones que tenga que hacer ¿Qué pasó con la vigilancia con drones? esa estrategia había generado resultados mínimos pero efectivos. Apoye esas medidas, a hoy solo se cuentan con 02 aeronaves no tripuladas, 02 vehículos SIART. A eso, considero se le debe apuntar.
Y si como dice la Policía, la seguridad por cuadrantes en Colombia es un referente en otros países, entonces, llego la hora de implementar ajustes en sus competencias y procedimientos. Los frentes de seguridad local, es una apuesta enorme pero poco se habla de ellos. Los bogotanos necesitamos respuestas.
Bien señalaba, Álvaro Gómez Hurtado “la seguridad no solo afecta a los ricos, sino en especial a los pobres, restablezcamos la justicia, que los maleantes tengan miedo, y no sigamos en la situación actual donde, el maleante sea el dueño de la calle y la gente honrada es la que tenga miedo”.
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