La relación histórica de Jericó con la minería

Los hechos dicen que, a finales de 1800, particularmente en 1881, los habitantes de Jericó sí descubrieron minas de oro y plata que fueron denunciadas ante el Jefe Municipal de la época”.


Desde los últimos años, Jericó ha sido tema a nivel nacional por tener en su territorio uno de los proyectos mineros más importantes del país, Quebradona, que, de llegarse a desarrollar, sería una de las minas subterráneas de cobre más modernas a nivel mundial. No en vano, es declarado por el gobierno nacional como Proyecto de Interés Nacional y Estratégico – PINE junto a otros dos proyectos mineros más en Antioquia: Gramalote en el nordeste y Buriticá en el occidente, así como el proyecto de Minesa ubicado en la provincia Soto Norte de Santander.

En cabeza del ministro de Minas y Energía, Diego Mesa, se ha venido explicando la relevancia que tienen estos proyectos para el país no sólo porque ayudarán a la reactivación económica sino también a diversificar nuestra canasta: con Gramalote, Buriticá y Soto Norte, Colombia aumentará la producción de oro en un 80% entre 2018 y 2030 (Ver). Con Quebradona, se multiplicará por 7 la producción de cobre en 2030.

Las cifras de empleo, recursos, e inversión extranjera directa no son nada despreciables: se generarán más de 12 mil nuevos empleos de calidad, ingresarán 4 mil millones de dólares adicionales por inversión extranjera directa, así como 500 millones de dólares anuales por exportaciones y se generarán 60 millones de dólares en regalías por año, que para tener una idea de las cifras, municipios como Jericó manejan un presupuesto anual promedio de 5 a 6 millones de dólares; al convertirse en productores, podrían incrementar hasta por 10 los recursos para inversión social.

Personas que controvierten proyectos como Quebradona dicen que la minería nunca ha sido parte de la vocación del territorio y que por eso no se puede desarrollar, a eso se le ha ido sumando narrativas que no corresponden a la realidad como la que planteó el escritor Héctor Abad Faciolince en la novela La oculta donde dice que, desde la fundación de Jericó, su fundador, Santiago Santamaría, no había aceptado a los mineros. Ese hecho no es cierto y corresponde más a un deseo del escritor. Si los territorios no se pudieran transformar y debieran vivir sólo acorde a sus vocaciones, en Jericó tampoco se podría tener turismo, ni reforestaciones, ni aguacates, porque tampoco hacen parte de la vocación tradicional. En el caso del turismo, es un sector que se desencadenó hace menos de diez años con la canonización de la Santa Laura.  

Pero, volviendo al tema de minería, los hechos dicen que, a finales de 1800, particularmente en 1881, los habitantes de Jericó sí descubrieron minas de oro y plata que fueron denunciadas ante el Jefe Municipal de la época y registradas en el Libro No.24 -1881. Legaje 44. Folio 1 que reposa en el archivo histórico de Jericó en el Centro de Historia del municipio (Ver documentos en la página 6). Lo curioso, es que las minas que los habitantes descubrieron se encuentran en zonas cercanas a donde hoy está ubicado el proyecto Quebradona: Palocabildo, Quebradona Arriba, Vallecitos. Esto también permite inferir que no es que Jericó no haya querido hacer minería, se hizo de manera artesanal y superficial con los recursos que había en el momento, que el mineral se agotó y por eso no se pudo seguir ejerciendo la actividad y que viendo cómo está planteado Quebradona, un proyecto subterráneo y a más de 400 metros de profundidad, era imposible en 1881 llegar tan profundo sin tener la tecnología adecuada.

No sólo Jericó en el Suroeste antioqueño tuvo relación histórica con la minería, Titiribí tuvo la mina de oro El Zancudo, la más grande de Colombia para entonces. Otros, como Fredonia, Venecia, Amagá, Angelópolis y el mismo Titiribí empezaron a basar su economía en la minería de carbón y siendo un eje de desarrollo en la subregión. Santa Bárbara tiene la mina de caliza de Argos, y Andes, uno de los principales productores de café de la subregión, también produce oro, y fue noticia el año pasado por ser el primer municipio de Colombia en dejar de utilizar mercurio para beneficiar el oro.

Jericó tiene la oportunidad de retomar una actividad que está registrada en su historia y que esté a la altura del municipio, para que sea un referente a nivel mundial de cómo coexistir entre distintas vocaciones, como Chile, que es el principal productor de salmón, uvas y manzanas a nivel global, así como de cobre; con la diversidad de riquezas que tenemos en el país, tenemos la responsabilidad de cerrar las brechas históricas de desigualdad social.

José María Dávila Román

Comunicador Social - Periodista de la UPB con Maestría en Gerencia para la Innovación Social y el Desarrollo Local de la Universidad Eafit. Creo que para dejar huella hay que tener pasión por lo que se hace y un propósito claro de por qué y para qué, hacemos lo que hacemos. Mi propósito es hacer historia desde donde esté, para construir un mundo mejor y dejar un legado de esperanza y optimismo para los que vienen detrás. Soy orgullosamente jericoano.

Nota al pie: El columnista tiene o ha tenido vinculación laboral con la minera AngloGold Ashanti. 

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