La música es caníbal

Detrás de la piel hay un río de pequeños detalles: algunos  vuelan y otros por el contrario  se quedan atados al barco del pasado. No hay nada que vulnere más el alma humana que la música, porque está precisamente ubicada entre los detalles que vuelan y los que aún  se encuentran atascados en el mar del olvido. Siendo todo esto un mal irrevocable, hemos aprendido a adorar esta sabia de las artes, que es picante, voraz, vorágine y zoomorfa.

Una de las primeras sensaciones que experimenta el ser humano es precisamente esa: una captura de vibraciones y ritmos que vienen desde el exterior, un dulce acústico que prepara al feto para saber lo que en realidad le espera allá afuera. Quizá es por eso que tengamos la necesidad de endulzar nuestros oídos con cierta clase de sonidos, que son en definitiva, el ritual que hace mover huesos y músculos en sincronía con lo invisible. Pascal Quignard dice: “La música es irresistible para el alma. Y por eso el alma sufre irresistiblemente”. Es enfermedad y remedio, promesa e incumplimiento.

Pero esta bella de lo infinito, no siempre ha sido tan benevolente. Simon Laks un músico judío  cuenta que en 1943 en el campo de Auschwitz, lo llamaron para que en compañía de otros músicos, tocaran villancicos en el hospital de mujeres, dice que hubo un momento en que los llantos eran más fuertes que la música misma y por eso tuvieron que detener el “espectáculo”. La música puede echarle sal a heridas muy profundas.

La manipulación también se hace visible en estos tiempos, pues prima sobre todo la música transgénica, vacía, amputada de sentido. La inmediatez hizo de las suyas cometiendo un grave crimen: industrializar el arte. Alguna vez Tolstoi dijo: “Allí donde se quiera tener esclavos, es necesario la mayor cantidad de música posible”. Es importante aclarar también que lo profundo no quiere decir certeza y lo superficial no es necesariamente algo nocivo.

La música podría ser fácilmente el reflejo de Dios en el agua. La música es como un beso místico y blando. La música se funde en las playas del alma. La música es desayuno en las montañas. Luz, sombra. Cementerio y paz.

Jeremy De Jesús (@Jeremy_De_Jesus)  es un músico puertorriqueño que estuvo visitando por estos días Medellín, le hice unas cuantas preguntas para entender un poco lo que puede significar la música en estos tiempos:

¿Qué género interpretas?

*En realidad no hay un género en específico que interprete solamente.  Empecé tocando salsa tradicional, luego me metí de lleno en el jazz, luego en el hip-hop/r&b/soul/neo soul , luego en la timba, en la música mediterránea y he grabado, participado, viajado con músicos especializados en diferentes géneros así que he podido aprender de cada uno.

 

-¿Dónde naciste?

*Ponce, Puerto Rico

 

-¿Qué memorias pueden evidenciarse en tu música del lugar donde naciste?

*Muchas.  Yo nací y me crié en el campo, arriba en el monte entre animales, naturaleza y gente mayor de edad de donde salió mi aprendizaje, mi amor por la música del pasado, las canciones, boleros, música afro-puertorriqueña, mi sentido y deseo de ser orgánico a la hora de componer y producir, etc.

 

-¿Dónde vives?

*Brooklyn, New York.

 

-¿Qué te inspira al momento de componer?

*Todo.  Absolutamente todo.  Frustraciones, alegrías, recuerdos, visiones, sueños, relaciones, conversaciones, fiestas, funerales, estar solo, estar mal acompañado, estar bien acompañado, estar entre multitudes de gente.  Estar entre multitudes de gente mientras me siento solo…

 

-¿Sientes que el arte es el camino para ser más feliz?

*Siento que el arte es un camino que el individuo puede tomar para ser más transparente y honesto consigo mismo.

 

-¿Qué músicos te inspiran?

*Usualmente lo que me inspira de un músico no es toda su música , a veces ni siquiera una canción entera.  Solo momentos… pedacitos de alma, una línea, una nota, un acorde… algo.  El músico que puede proveerme con ese momento es el músico que usualmente me inspira.  Desde Papo Lucca hasta George Duke, hasta Herbie Hancock hasta Freddie Hubbard hasta un señor en un malecón en Cannes tocando su acordeón a las 3 de la mañana sin nadie que lo escuche… excepto yo.

 

-¿Cómo recomiendas oír música?

*Solo (o con alguien que quiera genuinamente escuchar).

 

– ¿Qué elementos son necesarios para sentir el saborcito que está dentro de ella?

*Tres elementos.  El oído derecho. El izquierdo.  El alma.

 

-¿Podrías describir la música colocándote en los zapatos de un niño?

*Yo soy un niño… sin zapatos.

 

-¿Haces música para quién?

*Para Dios, para la humanidad.  Para todo aquel que me abra sus oídos como puertas hacia la bóveda de su corazón.  Pero principalmente, para reflejar a través de la música que hay en mi la gloria de Dios y su manifestación en su máximo esplendor.

 

-¿Podría la música ser ese agente de cambio en una sociedad como Colombia?

*Pienso que ya lo está haciendo, con programas tales como “LA RED” con el cual tuve el honor de trabajar.  Vi, desde muy cerca, el potencial y las posibilidades infinitas que puede tener la música y su efecto en el desarrollo socio-cultural de una generación y de una clase social.  Los muchachos y muchachas adolescentes a los cuales di clínicas y con los cuales ensayé y participé para el evento del “Jam Latino” son un vivo ejemplo de ese potencial.  El entusiasmo que mostraban al tocar su instrumento era la evidencia y la prueba de que sí se puede,  de que existía una gran posibilidad de que un muchacho terminara con un arma de fuego en la mano, pero ahora en su lugar existe un clarinete, y por ende, un nuevo camino.  Un camino de bien, de creatividad, de positivismo, de arte.  DE MUSICAAAAAAAA

 

-¿Cómo fue (o ha sido) tu experiencia en Colombia?

*Hermosa.  Indescriptiblemente grandiosa.  La ciudad de Medellín me abrió las puertas para enseñar música, concepto e improvisación a muchachos jóvenes, y fueron ellos los que terminaron enseñándome a mí; acerca de la simpleza, del honor y privilegio que es vivir una vida como músico, y de la inocencia, honor y lealtad que hay que tener con la música para poder expresarla como es.

 

-¿A qué asemejas tú la música, es para ti como el mar o como Dios o como las dos cosas?

*Yo podría escribirte muchas cosas acerca de la música y a qué la asemejo.  Pero pienso que como mejor la describiría sería citando al gran compositor Richard Wagner: “La música es una mujer.”

 

 Cuando haces música, obedeces a lo que se escucha en la radio y en los Medios o lo que sientes en las fibras de tu alma.

*Lo que se escucha en los medios no creo que en realidad se pueda llamar música.  Es un producto corporativo diseñado específicamente para infiltrar nuestros oídos y quedarse ahí.  Algunos lo llaman “ear worm”.   La esencia de la música y el proceso artístico – que para mí es la parte más extraordinaria – sufre , mientras que lo único que importa es el dinero y la fórmula que funciona.  Por ahora.  La pregunta es: ¿Hasta cuándo?.

 

-Cuéntame una historia donde la música sea la protagonista.

La de mis abuelos.  Una cantante cubana se enamora de un pianista venezolano y desde ese momento, la música los ata, los une para siempre.  Aún después de la muerte de él, ella aun escucha sus grabaciones, su manera de tocar el piano, de componer canciones y hacer arreglos.  Y aún cuando ella se haya ido de este mundo, la música los seguirá uniendo a través de la memoria de sus hijos, y de la imaginación de sus nietos, que aún los escuchan tocando juntos en la sala.

 

-¿Qué significa el arte para ti?.

*El arte es solo una plataforma más que podemos utilizar para decir lo que en realidad queremos decir.  Para expresar lo que en realidad está en nuestra mente y en nuestra conciencia.  Y hacerlo con tanta convicción que al final no se trate de que a la gente le guste o le sea bonito, sino que tan simplemente les deje algo que decir.  O – a veces – nada que decir, y mucho que pensar.

 

VIDEO DE ÉL: https://www.youtube.com/watch?v=hu0oBmYGROY&hd=1

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