Buenos días, saludo a los navegantes del portal Al Poniente desde el centro histórico de la ciudad de Dresden, en la República Federal Alemana, donde me topé con la Frauenkirche, la iglesia de Nuestra Señora, iglesia luterana de estilo barroco, un sacro monumento contra la guerra y símbolo de la reconciliación, que fue destruida en febrero de 1945 por ataques sistemáticos de los aliados y reconstruida después de la caída del Muro de Berlín entre los años 1994 y 2005, con fondos entregados por donantes de muchas partes del mundo.
Para un colombiano, como yo, que ha vivido siempre como un rehén en una sociedad de conflicto armado, el conocer la Frauenkirche no es simplemente una anécdota de viaje. La historia de la iglesia de Nuestra Señora me motivó a darle una mirada a las razones por las cuales la ciudad de Dresden fue destruida por los aliados en forma inmisericorde como una venganza en los estertores de la Segunda Guerra Mundial. Dejé de ser un turista raso y me aventuré un poco en una historia que quiero reflejar en esta pequeña crónica para el portal Al Poniente, haciendo eco del dicho popular que dice que quien no conoce la historia está condenado a repetirla.
Alimenté esta columna con la lectura del concepto de rehén desarrollado en el libro “Las estrategias fatales” de Jean Baudillard, (1), donde el autor nos plantea que pueblos enteros pueden servir de rehenes a su jefe, como el caso del pueblo Aleman de Hitler, que estaba entregado a la muerte si no lograba vencer en la guerra.
Durante la Segunda Guerra Mundial Dresden había sido declarada (2) ciudad abierta, ciudad blanca y ciudad hospital, y como consecuencia no tenía estaciones del ejército, ni fábricas de armamentos, ni arsenales de guerra, ni siquiera una estructura de defensa antiaérea. Era una ciudad industrial, un centro de comunicaciones viales y una bella ciudad cultural, denominada la Florencia del Elba, orgullo de la sociedad alemana.
Cuentan diferentes crónicas (2, 3, 4, 5) que en los inicios del año 1945 los aliados bombardearon por cuatro veces consecutivas a la ciudad de Dresden, en la denominada “Operación Trueno”. Aunque Dresden tenía una importante estructura industrial, el ataque de los aliados no se centró en las plantas industriales, sino en la población civil pasando a ser sociedad de rehenes.
Describen los cronistas (3) que los ingleses y americanos le prometieron a Stalin, durante la Conferencia de Yalta, que bombardearían una ciudad alemana, para mostrarles su poderío a los alemanes, convirtiendo a sus habitantes en rehenes del horror de la guerra.
El primer ataque fue realizado por la Real Fuerza Británica y planeado por el Mariscal británico Artur Harris, llamado “el carnicero Harris”, que hizo llegar a sus pilotos el siguiente memorando (4) :
“Dresde, la séptima ciudad más grande de Alemania y no mucho menor que Mánchester, es también el área urbanizada sin bombardear más extensa que tiene el enemigo. En pleno invierno, con refugiados desplazándose en masa hacia el oeste y tropas que necesitan descanso, los tejados escasean, no sólo para dar cobijo a trabajadores, refugiados y tropas por igual, sino para albergar los servicios administrativos que se han desplazado desde otras zonas. Antaño famosa por sus porcelanas, Dresde se ha convertido en una ciudad industrial de importancia prioritaria. […] Las intenciones del ataque son golpear al enemigo donde más lo sienta, en la retaguardia de un frente a punto de desmoronarse […] y enseñar a los rusos cuando lleguen de lo que es capaz el Comando de Bombarderos de la RAF.”
A eso de las 22 horas del 13 de febrero de 1945 nueve aviones mosquito tomaron como punto de referencia la cancha de fútbol de la ciudad y marcaron un abanico de 45 grados con bombas de pintura roja para que 244 aviones Lancaster hicieran, con toda máxima precisión, un bombardeo relámpago de la ciudad (4).
En ocho minutos los Lancaster lanzaron 524 bombas blockbusters, cada una de las cuales tenía potencia para destruir una manzana. Además lanzaron 1800 bombas explosivas con retardo y 200,000 bombas incendiarias. A los quince minutos del inicio de la operación el 75% del abanico demarcado por los aviones mosquito ya estaba en ruinas (4).
Cuando centenares de bomberos y socorristas de las ciudades vecinas habían llegado a la ciudad, tres horas después, a las 01:30 del 14 de febrero, arribaron otros 550 aviones Lancaster de la Real Fuerza Británica que emprendieron un segundo bombardeo lanzando 650,000 bombas incendiarias. Ninguno de los bomberos y socorristas sobrevivió y quince kilómetros cuadrados de ciudad ya eran ceniza en una mezcla de cemento y personas (4).
Entonces, los norteamericanos le hicieron el relevo a los británicos: a las 12:12 del 14 de febrero los gringos hicieron el tercer bombardeo con 311 aviones B-17, lanzando 1800 bombas explosivas y 126,000 bombas incendiarias. Y un grupo de aviones caza ametralló a la población civil en forma indiscriminada, lo cual siempre han negado los norteamericanos (4).
El día 15 de febrero los gringos hicieron el cuarto bombardeo, a las 10:15, con 211 aviones B-17 que lanzaron 460 toneladas de bombas. Ese día se derrumbó la iglesia de Frauenkirche (4).
Con una población cercana a los seiscientos mil habitantes y con más de trescientos mil refugiados en sus calles y parques, y además con veinticinco mil prisioneros de guerra liberados por el alboroto de los bombardeos, la ciudad fue masacrada. Los cronistas no se han puesto de acuerdo en el número de muertos: mientras algunos hablan de treinta y cinco mil defunciones, otros conjeturan que fueron trescientos mil, incluyendo los prisioneros que eran ciudadanos de los mismos aliados que ante el ataque salieron libres a las calles (4).
En su libro “Después del Reich” el historiador británico (6) Giles MacDonogh dibujó dramáticamente la situación de los habitantes de Alemania, a partir del 07 de mayo de 1945, al perder la guerra, según reseña del periódico de Extremadura: Más de tres millones de alemanes murieron después de la guerra y diez y seis millones de personas fueron desplazados de sus hogares, como consecuencia de la venganza de los aliados. «Las mujeres habían sido violadas por los rusos, y luego tuvieron que servir de putas a los americanos». Los cronistas dicen que en el año 1946 hubo doscientos mil nacimientos en Alemania como consecuencia de dicha situación.
El odio que sentían los rusos hacia los alemanes se refleja en el planteamiento (7) de Ilya Ehrenburg (judío), en Julio 7 de 1942.
“Si no pueden matar a un alemán con una bala, mátenlo con la bayoneta. Si hay calma en su parte del frente o esperar la lucha, maten un alemán mientras tanto. Si ustedes dejan a Alemania viva, los alemanes colarán a los rusos y violarán a las rusas. Si matan un alemán maten a otro –no hay nada más divertido para nosotros (los judios) que un puñado de cadáveres alemanes. No cuenten los días ni los kilómetros, cuenten solo el número de alemanes muertos por ustedes. Maten al alemán –esa es la solicitud de sus abuelas ¡maten a los alemanes!- esa es la oración de sus niños. ¡Maten a los alemanes! –su patria les pide. No fallen, no desistan ¡Maten!”
Si el mundo ha repudiado ampliamente la matanza nazi, tal vez no ha rechazado con la misma contundencia la masacre de los aliados sobre el pueblo alemán.
Sólo cabe preguntarse:
¿Es justificable vengar un genocidio con otro genocidio?
¿La venganza realmente sana las heridas?
¿Será que el mundo pasa cíclicamente de ser rehén a tener rehenes?
Este es un tema que amerita ser reflexionado por la sociedad colombiana, con grandes odios y dolores acumulados y con la necesidad de recomponer muchos caminos.
[author] [author_image timthumb=’on’]https://scontent-b-mia.xx.fbcdn.net/hphotos-ash3/t1.0-9/1512389_1429197034004824_2448223768463337392_n.jpg[/author_image] [author_info]Diego Germán Arango Muñoz Ingeniero Administrador de la Universidad Nacional de Colombia Psicólogo, de la Universidad de Antioquia Administrador Turístico, del Colegio Mayor de Antioquia. Especialista en Mercadeo, de le Universidad Eafit. Especialista en Investigación Social, de la Universidad de Antioquia. Profesor de la Universidad nacional de Colombia desde 1977. Profesor invitado a 35 universidades hispanoparlantes. Consultor en Marketing para más de 350 compañías. Director de más de 3,500 investigaciones empresariales en el campo del Marketing. Leer sus columnas.[/author_info] [/author]
Bibliografía:
(1). Baudrillard, Jean. “Las estrategias fatales”. Editorial Anagrama, Barcelona. Pp. 36.
(2). http://www.historianr.com/la_masacre_de_dresden5.htm
(3). http://sobrehistoria.com/segunda-guerra-mundial-el-bombardeo-en-dresde/
(4). http://poniendoverde.blogspot.com/2011/04/bombardeo-de-dresde-un-crimen-contra-la.html
(5). http://www.exordio.com/1939-1945/civilis/vdomestica/dresden.html
(6).http://www.adecaf.com/geno/dresde/dresde/La%20hora%20terrible%20de%20los%20vencidos.pdf «Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana», de Giles MacDonogh. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. 976 páginas.
(7).http://quenosocultan.wordpress.com/2014/02/13/la-destruccion-de-dresde-el-verdadero-holocausto/
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