En Colombia hay bastante gente de bien. La gente de bien se levanta temprano diariamente a cumplir con su deber, a conseguir su sobrevivencia y la de su familia, a trabajar honradamente sin hacerle daño a nadie.
La gente de bien no roba, respeta lo ajeno y vive con lo que se ha ganado. La gente de bien se consigue las cosas con su propio esfuerzo. No usa su posición para arrebatarle las cosas a quienes han trabajado para conseguirlas. La gente de bien no amenaza al otro, ni usa la fuerza para robarle sus pertenencias a nadie, no importa si es rico o pobre. La gente de bien no apoyaría ejércitos ilegales que desplazan campesinos pobres para luego quedarse con su tierra. La gente de bien no hace negocios en las tierras, los ríos, o las montañas que pertenecen a otras personas, mucho menos si esas personas fueron robadas de manera ilegal.
La gente de bien trabaja en la legalidad. Se esfuerza para que sus socios sean personas legales, honestas, y cumplidoras de la ley. La gente de bien se aleja de la delincuencia y sus negocios, así sean más rentables y más rápidos. La gente de bien cree en el dinero bien habido. Hace esfuerzos para que dineros y negocios ilegales no entren en sus familias y empresas. La gente de bien se rodea de personas honestas y trabajadoras y evita al máximo hacer alianzas con delincuentes y asesinos. La gente de bien no financia ni está de acuerdo con el narcotráfico y la corrupción, y nunca apoyaría a personas que hacen parte de esos círculos.
La gente de bien cree en la paz y en la vida. La gente de bien no está de acuerdo con quienes matan a otros y nunca planearían un asesinato. La gente de bien arregla sus diferencias por métodos pacíficos y usando las instituciones del Estado. La gente de bien nunca evitaría que la justicia actúe asesinando a sus contradictores. La gente de bien no está de acuerdo con los asesinatos selectivos, y nunca calificaría de buen muerto a alguien que fue muerto a manos de un sicario.
La gente de bien es solidaria con el que tiene menos. Sabe que no todos nacieron con las mismas oportunidades y quiere un mundo justo donde el futuro de cada uno dependa de su esfuerzo. La gente de bien no irrespeta al que tiene menos, ni lo trata como una persona de segunda clase, ni como un delincuente. No lastima a las personas por el hecho de tener menos, mucho menos los mata. La gente de bien no engaña a los pobres con un trabajo para luego asesinarlos y conseguir dinero o prebendas a costa de ese delito.
La gente de bien piensa en el futuro de la humanidad. La gente de bien cuida la naturaleza y todo lo que vive en ella. La gente de bien no se conforma con acceder a hermosos espacios privados, sino que también cuida los espacios comunes que pueden disfrutar otros. La gente de bien no acaba con el agua, el aire, y los ecosistemas de todos para enriquecerse personalmente en el corto plazo.
La gente de bien sabe perdonar. La gente de bien discute las diferencias civilizadamente y no cree en acabar con el opositor. La gente de bien valora la diferencia. La gente de bien acoge a quien ha estado por caminos equivocados y lo apoya a seguir por caminos honestos e institucionales. La gente de bien trata de evitar la rabia y el rencor para tomar decisiones.
En Colombia hay bastante gente de bien. Cuando una parte de los dirigentes políticos, empresariales, académicos y sociales han dejado de serlo, la gente de bien procura cambiar esos liderazgos.