La energía más poderosa que posee el ser humano

Simón González Mesa

“Si me reencarne fue para ayudar y no para malgastar mi tiempo en beneficio del mal.”
Rastachai – Reggae Live Session Vol.2


Albert Einstein una vez dijo: “Hay una fuerza más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. La voluntad es aquella fuerza o impulso humano que nos permite ser nosotros y proyectarnos en un tiempo que es inexistente como lo es el futuro, así de poderosa es esta fuerza. La voluntad es la mas pura expresión de la libertad como bien máximo del ser humano.

La voluntad esta permeada por una moral interna y una moral externa que recoge de la sociedad o los comportamientos sociales. Esto quiere decir que el concepto de bien y de mal va ligado a esta fuerza. Por lo tanto, la voluntad puede llegar a crear situaciones que afecten la libertad del colectivo humano. Esto se da toda vez que hay voluntades encaminadas a trasgredir los derechos de los demás. Pero no saben que el enemigo vive dentro de ellos.

Lo ideal es que esta voluntad sea utilizada para ayudarse y ayudar al resto. Cuando se esta trasgrediendo la propia voluntad, se empieza a trasgredir la voluntad de los demás. Esta falta de autoconocimiento es la que esta encaminando a la humanidad a su autodestrucción. Cuando se empiezan a recorrer los caminos internos, la autodestrucción deja de ser una excusa y nace uno de los valores más importantes de todos: el amor propio.

Cuando la voluntad se ve permeada por amor propio, no por bien ni por mal, se empieza a recorrer el camino del ser, de lo que soy, de lo que me define y a la vez me falta por definir. Acá se observa un comportamiento muy interesante y es que, por naturaleza, cuando se está en este estado de contemplación, nace la necesidad de ayudar al otro, de acompañar o escuchar, que como he dicho, con el simple escuchar ya se puede estar salvando una vida con una gran voluntad.

Cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, que era afectar mi propia voluntad y por lo tanto llegué a afectar la voluntad de los demás, entré en un estado de introspección que a lo largo de los años me han llevado a dos acciones principales: amarme y amar. La voluntad entonces, no es más que la fuerza del amor, que para mí implica, entre otras cosas, una ayuda mutua.

Estoy en este mundo para ayudarme y ayudar, para escucharme y escuchar, para reír y llorar, mi voluntad me regala la constante reflexión de como amarme y como poder ayudar al resto. Tal vez con estas palabras, alguien, con una gran voluntad, pueda encontrarse y ser feliz amándose y amando el todo. ¿Qué tanto se aman? ¿Qué tan voluntariosos son?


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Simón González Mesa

Soy abogado de la Universidad CES y soy un apasionado de la filosofía, psicología y del derecho. Me gusta ayudar a la gente con mis experiencias y conocimientos.

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