La bella izquierda

Ella ha representado a una izquierda radical, pero no necesariamente violenta, una líder joven y atractiva. Es el embellecimiento de la izquierda


Hace poco el nuevo presidente de Chile, Gabriel Boric, anunció su gabinete, entre los seleccionados se encontraba Camila Vallejo que ocupará el cargo ministra de la Secretaría General de Gobierno, será la portavoz de la presidencia frente a la opinión pública. Compañera de Boric durante las protestas estudiantiles de 2011, diputada durante ocho años, además de su apoyo al movimiento estudiantil y a la reforma a la constitución chilena, presentó proyectos de ley para la reducción de la jornada laboral, para modificar las regalías mineras y aumentar impuestos a los más ricos. Es decir, a sus 33 años experiencia no le falta.

También hay que decir que el anuncio del gabinete tuvo una carga simbólica importante. Haber seleccionado a más mujeres que hombres. Darle el Ministerio de Defensa a la nieta de Allende o el de Educación a un profesor abiertamente homosexual, son elecciones que van más allá de los criterios técnicos. Y creo que la elección de Camila también va más allá de su idoneidad y experiencia. Gabriel Boric quiere cambiar la imagen que se tiene de la izquierda y no solo en Chile.

Él lo demuestra en sí mismo. Es una imagen muy distinta a la clásica imagen del líder de izquierda, en general, ancianos, autoritarios o megalómanos. Se puede decir que la derecha no ha tenido líderes más carismáticos tampoco, ni Pinochet se presentaba como un hombre amable ni Margaret Thatcher era una modelo de portada. La gran diferencia es que la derecha más liberal no depende tanto de la imagen que proyectan sus líderes. A ellos les importa más esta idea de que la felicidad es un proyecto individual y es alcanzable para todos. Los problemas económicos e incluso la depresión son asuntos que deben solucionarse desde el individuo y no desde su contexto. No importa tanto el carcamal de turno sentado en la silla presidencial siempre y cuando no intervenga para que Elon Musk siga con sus proyectos que iniciaron en un garaje en su pueblo natal y termine por aparecer junto a la jovencita Miley Cyrus en Saturday Night Live.

Además, el capitalismo cuenta con una fuerte industria del entretenimiento que no solo vende belleza y juventud, sino que es capaz incluso de absorber a sus detractores. ¿Necesitas mandar un mensaje anticapitalista a millones de personas? Pues tenemos esta plataforma, que no solo mandará tu mensaje al mundo, te hará famoso y obvio en el proceso todos haremos dinero así sea vendiendo camisetas con tu idea. Y si tu mensaje llega a calar lo suficiente en el público simplemente hacemos esta relación evidente, quedas expuesto como hipócrita y por ende se invalida cualquier idea que tengas. Puedes elegir entre la oscuridad de tu trabajo o la hipocresía y la inocuidad.

A la izquierda se le ha creado un aura de sacrificio a su alrededor. Ideales de igualdad y unidad que implican que tú como individuo des más de lo que podrías recibir y sobre todo la imposibilidad de que tus decisiones cambien tu situación. Muchos sectores de la izquierda misma han aceptado este rol. Álvaro Cepeda Samudio hace años publicó una columna sobre el libro comunista Para leer al pato Donald, un libro que tomando de ejemplo las historietas de Disney criticaba precisamente esa industria cultural. Para Álvaro ese libro era solo un ejemplo de que lo intelectuales de izquierda no sabían reír. Estas acusaciones se podrían extender a todo movimiento progresista.

Gabriel Boric es un tipo joven que hace un video cantando reggaetón o una campaña presidencial que inunda de memes las redes sociales en los que en vez de atacar a la derecha se burla de ella. Es un cambio absoluto en cuanto a lo que ser de izquierda representa. Se le podrá acusar de hipócrita al utilizar toda esa industria cultural dominada por el capitalismo a su favor, pero es una acusación bastante inocua ya que no es un creador que se esté lucrando directamente de estas industrias y es que sencillamente no ha tenido alternativa.

Es en este contexto en el que entra la importancia de Camila Vallejo. Es una comunista declarada (para quien Bachelet y el mismo Boric podrían ser demasiado cautos frente a las élites), sin embargo, desde sus inicios en el movimiento estudiantil, ha sido una figura amable y atractiva. Ella ha representado a una izquierda radical, pero no necesariamente violenta, una líder joven y atractiva. Es el embellecimiento de la izquierda. Es utilizar los criterios de la cultura capitalista en su contra. Es arrebatarle el monopolio de la belleza, la juventud, la alegría y la felicidad, para proyectos que ya no implican necesariamente el sacrificio del individuo. Es evidente que si necesitas una cara visible para tu gobierno que te represente ante el pueblo no hay mejor elección que la bella Camila Vallejo.

Omar Celis Volkmar

Soy comunicador social con posgrado en escritura creativa. He cursado algunos semestres de la carrera de Historia y tomado cursos libres en distintas áreas como fotografía y guion cinematográfico. Con interés especial por la cultura, la política y la ética.

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