Jacquot de Nantes de Agnès Varda: una elegía cinematográfica

Cuando era niño,

a menudo un dios me salvaba

del griterío y del castigo de los hombres.

Yo jugaba entonces, tranquilo y sin temor,

con las flores del prado

y las brisas del cielo

jugueteaban conmigo.

(…)

La armonía susurrante

del bosque me educó

y aprendí a amar

entre las flores.

En los brazos de los dioses crecí.

Friedrich Hölderlin

Jacquot de Nantes, es una película que reconstruye la vida del cineasta de la Nouvelle Vague Jacques Demy, filmado por su esposa Agnès Varda, unos meses antes de su muerte. Mientras Demy moría paulatinamente y ambos lo sabían, Varda pensó que la mejor forma de despedir a aquel que dedicó su vida al cine era creando una elegía cinematográfica que glorificara su presencia y que reivindicara, no solo el amor por el cine, sino el vínculo que se creó a lo largo del matrimonio entre Varda y Demy. Pues, soslayando por un momento el lenguaje técnico, este film es un profundo homenaje a los vínculos afectivos, al cuidado, a la vejez y sobre todo a las despedidas, a la pareja que se acompañó durante anos y como uno de ellos, en este caso, Agnes, vive mientras afronta la ausencia del otro y se  enfrenta a los recuerdos.

Agnès Varda, directora franco-belga, única representante mujer de la Nouvelle Vague recurre a las tomas panorámicas sobre el cuerpo de Demy, a los planos detalle, a los constantes flashback y flashforward, a la alternancia entre el color y el blanco y el negro, a los fragmentos de películas de Jacques Demy y con un matiz de Neorrealismo Italiano que relata las vicisitudes de la guerra, anexionado a un documental sobre la vida de Demy, hace de Jacquot de Nantes una película fascinante estética y narrativamente. Es conmovedora pues asistimos al periplo entre la infancia y la inocencia a la adultez, desde el niño que reconoce el arte como único salvador, como única manifestación de absoluta felicidad y entre la desgracia que encara el artista al seguir su deseo, (enfrentándose constantemente al padre que quiere que él abdique de la idea de ser cineasta) es el cine el que logra escindirlo de un mundo de guerra y violencia que vivía por entonces Francia.

 

Jacquot, el niño que se presenta en el film de Agnés Varda, crece entre marionetas, yendo a cine, tomando fotos, recreando escenarios. Aseveraba que su primera ocupación iba a ser “decorador de escenarios de teatro, cine y marionetas”, pero es solo hasta la ocupación que es trasladado a la finca de sus tíos, cuando las hermanas Gallon, las antiguas maestras del pueblo le prestan su primer proyector, que se siente cautivado por el cine, las actuaciones, las cámaras y la fotografía.

La película se desarrolla en Nantes, la ciudad natal de Jacques que para ese entonces era llamado Jacquot. Enmarcada durante la Segunda Guerra Mundial, refleja la cotidianidad de una familia francesa de clase media media compuesta por madre, padre y dos hijos varones. Sintomático de la Nouvelle Vague, refleja la intimidad de las pequeñas casas francesas. Todo se desarrolla en un mismo ambiente, solo hay una cocina, que es el núcleo de la familia y que hace a la vez de comedor, regadera, salón de estudios, y un pequeño cuarto que los dos hijos comparten con sus padres. La película relata tres momentos de la vida de Jacques: Philipe Maron interpreta a Jacquot en su infancia, Edouard Joubeaud encarna al adolescente, la época de juventud es interpretada por Laurent Monnier y finalmente, filmado con escenas a color, se encuentra el verdadero Demy, narrando en primera persona sus recuerdos.

Nantes está ubicada cerca del atlántico y era la ciudad natal de Jacques. La pareja de cineastas fue a filmar varias de las escenas allí, además de acordar con los habitantes para alquilar algunos espacios como el taller de la familia Demy. La película transcurre en 1939 y recreada por Varda y culmina con un momento extático cuando Jacques llega a París.

Aunque Demy y Varda fueron reconocidos como cineastas de la Nouvelle Vague, sus películas escapan a las propuestas de Godard, Chabrol, Truffaut y otros escritores de Cahiers du Cinéma. Demy no se oponía al cine Hollywoodense y de hecho se sintió inmensamente conmovido por él. Tanto así que sus películas recurren a la música y los bailes inspirados por el cine de hollywood. Precisamente, estos serán los fragmentos tomados por Varda para Jacquot de Nantes. Las películas de Demy que aparecen durante el film son a color y le permiten al espectador recordar que, aunque el director las grabó siendo adulto, se avizoran las reminiscencias de su infancia. “Comprendí que toda la inspiración de un cineasta adulto proviene de su infancia”, Varda. Es por eso que, en uno de los diálogos de la película, le dice a sus amigos que le gusta Blancanieves y que de hecho lo que le atrae de ella es que canta y baila. Por eso algunos de los pasajes que Varda recupera son los de fragmentos de musicales. Así, mientras Demy pasa sus últimos días enfermo y solo se dedica a escribir y pintar, Varda le propone crear una película y mediante los relatos que él narra de su infancia Varda comienza a escribir guiones y buscar locaciones en su intento de aprehender los recuerdos,  reconstruir el pasado, rememorar la infancia y anexionarla a una vejez que carcome el cuerpo.

Y esa vejez conmovedora para Agnés hace que Demy deje de lado el papel de director para ser capturado por la cámara en una playa. La cámara de Varda se enfoca en sus manos. Hay una mano abierta, otra cerrada en plano detalle y luego en plano general se refleja al hombre en la playa, al hombre que muere en el filme y al cineasta que el mundo pierde unos días después de terminar la película. “Escribí el guión como si fueran mis propios recuerdos (…) Terminamos el film a inicios de octubre y el falleció el 27 de octubre” relata Agnès Varda.

La película comienza con Jacques en la playa. Es el Jacques que tiene el cabello gris y que paulatinamente se extingue el que abre la película y con las mismas tomas de Jacques en la playa la película finaliza. Escenas a color de un hombre que avizora el mar mientras le da la espalda a la cámara y luego la cámara lo filma directamente. Es un Jacques que aún conserva la mirada ilusoria de la infancia, el Jacques que vivió en consonancia con su deseo, que erigió su vida en torno al cine, que se enamoró de una cineasta, es el Jacques que muere mientras es grabado.

Demy estudió en la École Technique de Photographie et de Cinematographique. Apareció en los Les quatre cents coups de Truffaut y en Paris nous appartient de Rivette. Lola (1960) fue su primer largometraje reconocido y lo ubicó dentro de la Nouvelle Vague francesa, empero, este no se posicionó en una perspectiva antonímica con el Hollywod vituperado por los críticos de Cahiers du Cinéma. Contrario a eso se sentía realmente atraído por los musicales y las escenas de colores fuertes. Les parapluies de Cherbourg le da una gran fama por sus escenas musicales que hasta hoy influencian películas como La La Land de Damien Chazelle.

” Intenté luchar contra la creencia de que los musicales no podían hacerse en Francia. West Side Story y muchos musicales de Stanley Donen han funcionado bien en territorio francés y eran increíbles. No se han hecho muchos musicales en Francia, pero cuando lo hemos intentado como con Let’s go to Deauville o Let’s go to Montecarlo, hemos creado una atmósfera de ensueño, estaban llenas de luminosidad y encanto”. Jacques Demy

Jacquot, Jacques y Demy

La película juega con el color. Los recuerdos más entrañables del niño se filman a color mientras que el resto de la película respeta el blanco y negro. Sintomático del Neorrealismo Italiano, que le sirve de inspiración a la Nouvelle Vague el film relata las vicisitudes de una familia que intenta sobrevivir a los ataques de los alemanes durante la ocupación: constantes toques de queda, bombas y muertes. Todo esto le acaece a Jacquot mientras filma películas y comienza a sentir la curiosidad que le depara la juventud. Jacques en su adolescencia reafirma el amor por el cine y las marionetas y luego decide ser cineasta. Pero también conoce su cuerpo, es consciente de sus deseos sexuales, reconoce el cuerpo de la mujer, se enfrenta a la muerte cuando es llevado por su madre al cementerio, cuando observa a una señora muerta en su casa y siente la violencia producto de la guerra .“Le 16 septembre 1943, j’ai vraiment découvert l’horreur de la violence, de la destruction avec des morts partout”  Su juventud es un tránsito ,no solo entre el niño que se convierte en hombre, sino entre el pequeño aficionado de Blanca Nieves, Cenicienta y Chaplin al que sería uno de los cineastas de la Nouvelle Vague.

“Y cuando tienes recuerdos como esos, y tengo una memoria muy vivida, desde ese momento nada importaba ya. Después de algo tan horrible como aquello, tienes el sentimiento de que nada peor puede ocurrir jamás. Y es, a partir de ahí, cuando empiezas a crear un mundo de fantasía”. Jacques Demy

Cuando su madre lo lleva al cementerio ve en la lápida su nombre Jacques Demy, él asevera que en ese momento siente por primera vez la fragilidad de la existencia. En el cementerio roba unos ángeles y construye su primer escenario para narrar la historia de Cenicienta, invita a sus amigos y tiene su primera presentación. Ahí Varda muestra la inocencia nuevamente a través de un plano general a color -mientras Jacquot presenta a sus marionetas- y se convierte en un plano conjunto a blanco y negro cuando muestra a su público. Es la forma en la que se intercalan los colores entre una escenografía y tomas con colores saturados (película de Demy y los fragmentos de su niñez) a tonalidades cálidas, frías y tenues (la actualidad de Jacques-vejez) lo que le permite al espectador develar los recuerdos. Se puede inferir a la vez que es la cotidianidad ficcionada de Varda la que se muestra a blanco y negro.

Es menester resaltar la influencia del Neorrealismo Italiano en la cotidianidad del barrio de Jacquot. En términos de color e iluminación cinematográfica el barrio aparece en blanco y negro y cuando en la escena se observan los planos de cuadro dentro del cuatro el exterior del barrio es a color. El pasaje entre el barrio y el exterior se marca con un fuerte contraste de negros y alude nuevamente a esos sucesos que se marcan en la memoria de Jacques, como el carnaval, la llegada de los aliados, etc. Así mismo, se observan las escenas de mujeres y hombres de clase media; mujeres que lavan ropa, cocinan, empacan caramelos, van a la carnicería, esperan a sus esposos que están en la guerra, incluso la madre de Jacquot que se adentra en las tareas masculinas al contribuir con las labores del taller familiar. La tía Lea lava en el río y transporta la ropa en carretilla mientras que el almadreño es un hombre de campo que se sustenta económicamente gracias a los zuecos que elabora. De forma que es por medio de los colores que se representa simbólicamente lo  histórico, aludiendo a  época de la Segunda Guerra Mundial y los blanco y negro sintomáticos de una Nouvelle Vague se permite crear con libertad, planos que reflejan lo cotidiano y la intimidad de los personajes, que se desliga por momentos de la cámara fija para recurrir a las panorámicas, planos secuencias, cámara en mano y la grabación en exteriores. Las tomas de Varda juegan entre tiempos, espacios, colores, se pasa temporalmente del blanco y negro del recuerdo al color y al tiempo de la vejez para reflejar la intimidad de su vida, ya no en un entorno sociopolítico sino en la intimidad de su casa, con su esposo que escribe y pinta y con un gato que se pasea sobre sus manuscritos.

 

En una de las escenas que resaltan el contexto social de la época se muestran cientos de ciudadanos que salen a las calles con las banderas de Francia. Aquí Varda no solo demuestra, junto a Demy, su compromiso político, que también se hizo notorio en su praxis, sino que presenta con maestría planos atonales, creando una escena simétrica que se convierte en plano general para luego convertirse en plano americano y así mostrar la cara a color, de los ciudadanos que marchan. Lo que le permite al espectador sentir la desesperación, la opresión y la lucha por la libertad de los franceses.

Agnès hace uso de los primeros planos para enmarcar la cara del pequeño Jacquot protagonizado por Philippe Maron, primeros planos que permiten que el blanco y negro resalten sus ojos, el pequeño flequillo, los contrastes, las fisuras de sus mejillas, la pequeñez de sus labios, la inocencia de sus miradas. Con planos poéticamente elaborados el espectador reflexiona sobre la infancia del díscolo cineasta y siente lo que él vive. Se sufre, se ríe, se llora con los primeros planos de Jacquot. Para el Jacques que está entre la niñez y la adolescencia, cuando filma La Bailarina y Ataque nocturno se reservan planos medios, generales y planos enteros que ya dejan entrever al niño con su objeto predilecto, su cámara. Así como los planos detalle de los recuerdos de su primera comunión, sus pies con zuecos cuando están en casa de sus tíos y su camino a la escuela cuando sus compañeros le preguntan de cine pues ya lo reconocen amateur.

Si Hölderlin crece entre los brazos de los dioses, en una época de sacerdocio y religión pietista, Jacquot crece en una religión católica y en brazos del arte. Las escenas de color reflejan sus momentos más entrañables, su contacto con el arte, y algunos fragmentos que se extraen de las escenas de la películas de Demy como Les demoiselles de Rochefort, Les parapluies de Cherbourg, Peau d’ân, Le joueur de flute. Cuando hace su primera comunión le regalaron su primer gramófono y así descubre la música pero es en una clase del colegio que conoce a Vivaldi y así entra en un punto extático con las cuatro estaciones.

La cotidianidad de Jacquot transcurre en un universo de cinefilia. Desde pequeño sabe cual es su deseo, se escinde de su divinidad como diría Hölderlin al despojarse de su inocencia y reafirmar su pasión por el cine, las cámaras, la ambientación, el vestuario y la puesta en escena. Así que cuando se encuentra con sus tíos, la tía Lea le sugiere al tío León que presten un proyector y queda fascinado con la imagen en movimiento. Ahora el niño no se conforma con ser espectador, desea recrear universos e intervenir en las propuestas cinematográficas.

Jacquot comienza elaborando el escenario de marionetas, invita a unos cuantos amigos para que lo observen, pero al descubrir los films, las marionetas no le bastan. Cuando él y su familia vuelven a Nantes hace un trueque con un vendedor, cambia sus juguetes y libros por una cámara. Y así en compañía de sus amigos y el apoyo de su madre comienza su carrera como cineasta. Aprende el lenguaje básico del cine, crea escenarios, disfraza a sus amigos y comienza a rodar su primera película. Al darse cuenta de que no obtiene los resultados esperados decide estudiar cine para perfeccionarse y a la par comienza a grabar películas con “stops motions”, construyendo escenarios que ilumina con las bombillas del taller de su padre.  Y luego de ese paso por la infancia la película comienza a recurrir a la realidad. Es cuando Demy, el verdadero Demy es anciano y está frente a la cámara, sus flashback y flashforward constantes recurren a la infancia, pero Agnès une los recuerdos (en blanco y negro) a la actualidad en el proceso de decrepitud de Demy, ahora el personaje se muestra a color. Y Varda hace uso de su impecable estética cinematográfica para usar panorámicas que recorren el cuerpo del protagonista. La cámara usa el plano detalle y lo anexiona a un movimiento panorámico para deslizarse por el cuerpo del hombre, es el hombre que relata sus dramas consuetudinarios mientras la cámara nostálgicamente se acerca a él. El cuerpo que decae, que muere, que enferma. Varda deja de lado el blanco y negro y recurre al color, el color que evidencia las canas, los poros de la piel, los vellos de los brazos, las manos con manchas, el cuerpo valetudinario, el cuerpo que encarna el amor de Agnès que se muere y su única forma de expresar el dolor a través del cine.

Cuando Sartre muerte, Simone de Beauvoir escribe La Cérémonie des adieux. El libro surge como una forma de asir el pasado. Simone intenta aprehender la vida compartida con Sartre, con aquel ser cuya existencia fue fundamental en su desarrollo, no hubiera existido Sartre sin Simone o Simone sin Sartre. El libro narra la vida de Sartre desde mayo del 68 y sus ideologías de “intelectual comprometido” hasta su muerte. De la misma forma que De Beauvoir, Agnès Varda reafirma el poder que tuvo en su vida Demy, el amor que se desenvolvió durante los años juveniles y que sirvió de preparatorio para el acompañamiento en los momentos en que la vida comenzó a cesar. Sartre y Demy mueren, y mientras los filósofos duraron 50 años Agnès y Demy estuvieron casados por 28 años. Los primeros escribieron, los segundos filmaron. Simon escribe un libro y Agnès filma una película: Jacquot de Nantes que acompaña el documental L’univers de Jacques Demy que también relata la vida del cineasta.

Varda y sus planos detalle

Las manos posan sobre Jacquot y sobre Jacques. Una mano se posa sobre el niño y la otra sobre el hombre que siente que la muerte se acerca. Varda contrapone al hombre que se recuerda de pequeño con un flashblack a blanco y negro. El habitar el espacio de Heidegger se convierte en un habitar las cosas, en una apropiación de las cosas, pues son estos, los objetos de la infancia entrañable de Jacquot, los que Varda graba en múltiples planos detalle. Así como el trineo de Ciudadano Kane, hay múltiples elementos que cobran preponderancia a través de los planos. La cámara de Varda recorre con el lente las manos, los ojos, las arrugas y así mismo las marionetas, los enanos, la Blancanieves, la cámara: los objetos preciados del personaje principal. Y luego el primer plano de Jacquot ante la ventana, la cámara pasa de un primer plano del niño a un plano subjetivo, que devela la pared, esa pared de enfrente que es lo único que el niño observa pero que se acompaña de las cuatro estaciones de Vivaldi. Una vez más Varda juega con el color, la pared se muestra con moho, la humedad ha desgastado la pintura y al frente el niño está a blanco y negro, estático, observando el transcurso del tiempo reflejado en una pared.

En el filme aparece Jacques en plano medio o primer plano, narrándose a sí mismo, narrando las vicisitudes, los recuerdos entrañables, su perversidad irrisoria en la que se entremezcla el infantilismo y el deseo sexual, entre el conocimiento del cuerpo de la mujer y el reconocimiento de sus pasiones. El Jacques adulto se muestra ante la cámara y se intercala con voz en off mientras la cámara recorre su cuerpo. Los planos detalles de su piel, ojos, manos, quebrantan profundamente. Las imágenes dan cuenta de la precariedad del lenguaje. Solo la imagen cinematográfica puede palpar la textura, las arrugas, las pestañas, los lunares y permitir que estos hablen por sí solos. Las imágenes de Jacques, filmadas por Varda son un desnudamiento, pues el hombre ha sido despojado de su juventud y los años de su infancia. Varda, asevera que deseaba estar cerca de él, que la cámara mostrara su cercanía y lo consigue. Se siente el amor de Varda por él, cuando la cámara recorre su piel y se desliza entre su corporalidad para enfocar con un macro panorámico la vejez y el amor. Varda, aseveró: quiero que el espectador esté tan cerca de él como lo estoy yo, así se efectúa. Nos sentimos acongojados, desasosegados ante la cámara y al observar las tomas. “Cuando alguien está enfermo, tu deseo es acercarte todo lo posible a él. En el cine, eso se hace con la cámara” Varda.

Finalmente, la historia culmina en una trama de nostalgia y felicidad. Es nostálgica porque sabemos que, aunque Jacques logra entrar a la École Technique de Photographie et de Cinematographiques para estudiar cine, el verdadero Jacques muere. La película finaliza y con ella muere el cineasta el 27 de octubre de 1990. Jacquot es el Jacques que Agnès acompaña, pues asistió a todos los estrenos del filme sin Demy, pero sintiendo que estaba con el niño en cada momento.

Decía Zaratustra que la última transformación del espíritu era la del niño. Y Varda se vale de este recurso, no solo porque narra la historia de la niñez sino por la forma de encararla en la dirección. Ya en Cléo de 5 à 7, muestra a dos músicos que visitan a la cantante e intentan, a partir del juego, emular una escena médica. Necesitamos el juego y que el espíritu dramatice, el encuentro de la tragedia y la comedia de la condición humana. Pues como asevera Bataille retomando a Hegel, no sólo de pan vive el hombre, también requiere la comedia, lo trágico, el relato que simula la muerte, de esa muerte de Bataille que culmina en silencio.

Agnès Varda fue galardonada principalmente por sus películas y documentales: L’une chante l’autre pas, que cuenta historias de mujeres de los 60; Black Panthers, que documenta las protestas californianas tras la muerte de John Frey; Sans toit ni loi y una de sus últimas y más importantes producciones: Les glaneurs et la glaneuse, en la que analiza, vitupera y rastrea el consumismo y sus repercusiones sociales. Varda muere en marzo del 2019 de cáncer de mama, legando una gran producción cinematográfica, una lucha social y política narrada en sus películas y sobre todo una gran representación femenina en el cine, el arte y las luchas por la igualdad. “Salid de las cocinas, de vuestras casas, haceos con las herramientas para hacer películas”.

 

Imágenes tomadas de: http://sensesofcinema.com/2017/feature-articles/agnes-varda-jacquot-de-nantes/

http://correspondenciascine.com/2017/05/jacquot-de-nantes-de-agnes-varda/

https://www.nziff.co.nz/2019/wellington/jacquot-de-nantes/

Bibliografía

https://www.elcinedeloqueyotediga.net/diario/show/recordando-clasicos-jacques-demy-y-su-fabuloso-universo-encantado

https://elpais.com/cultura/2019/03/29/actualidad/1553856699_702910.html

https://www.youtube.com/watch?v=EloMnufxQwQ