Intempestivas, las democracias

#CubaLibre, es la proclama de jóvenes a la esperanza. Pero, ¿qué es la libertad?, preguntaría el partido Comunista a Pelosi tras su visita por Taiwan. Afortunadamente, existen expertos de todo que apenas saben de nada para distraer esta trágica comedia geopolítica, acontecida también en el sur de América, donde el Presidente Castillo es impedido por parte del Congreso Peruano para asistir a la posesión de su vecino Petro, el nuevo Presidente de Colombia, quien ahora reestablece las relaciones diplomáticas y comerciales con el cuestionado Estado Venezolano.

AUTODETERMINACIÓN DE LOS PUEBLOS

Como colombianos contamos con Antonio Nariño, de quien se adopta el nombre de la casa presidencial, que fuese un buen mártir, aquel que, por traducir la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano en el virreinato, sería llevado preso. Nariño sería quizá, uno de los enemigos más peligrosos del establecimiento en ese tiempo, pero uno de los mejores amigos de nuestras instituciones Republicanas y la base que ampliaría nuestra rebuscada Democracia.

¿Qué tanto se parecen las iglesias cristianas a Cristo? Bueno, el primer Presidente de la Gran Colombia, en 1819, luego de la caída de la Nueva Granada y sus años marcados por conflictos internos que denominaron popularmente a las provincias unidas como “La Patria Boba”, sería el exaltado dictador esclavista Simón Bolivar, posesionado tras el triunfo militar definitivo sobre la Corona Española.

Bolivar, recordado en el departamento que lleva en su nombre el apellido de Antonio, acometió una masacre junto a sus tropas conocida como “La Navidad Negra”, nunca vista en otra región del entonces virreinato, debido a que este pueblo se opuso a la casa criolla independentista y a abandonar la religión católica por imposición de sangre.

Usar hábilmente la espada sin voz, mientras se intimida el orden constitucional sin saber usar la pluma. Que Colombia haya logrado destacarse como “La Democracia más Estable de Latinoamérica”, puede intuirse en el hecho de que nuestro palacio porte en su denominación la memoria de un hombre que intelectualmente gozó la igualdad en su condición humana, a través de entender y traducir acuerdos racionales que legitiman el derecho político de los hombres que en sí mismos nacen libres e iguales, a pesar de pagar la más larga de las condenas intramurales de la época por tal motivo, y no el de un General que agonizó traicionado por sus semejantes.

El mensaje que abraza a Nariño en nuestra historia, es la dignificación propia y de otro ser humano a partir de la estructura del pensamiento, que, al ser compartido colectivamente, constituirá Republicas Democráticas, ya que al conformarse idealmente por individuos que se les reconoce ciudadanía, son dotados de atributos como la libertad y el ejercicio de la autonomía. Por su parte, Bolivar es el gran estraga, conquistador, un hombre de poder y gallardía, guerrero dotado de su propia admiración y el malogrado deseo de sus seguidores, quien valdría hoy lo que su espada, símbolo de soberanía.

HISTORIA PATRIA

En el año 1863, la Confederación Granadina se reúne en Rionegro, Antioquia, para promulgar la Constitución de los Estados Unidos de Colombia, conocida como la constitución federal y liberal más progresista hasta entonces, que estuvo vigente hasta 1886, luego de que en 1860 se revelara el Estado Federal del Cauca, liderado por Tomás Cipriano de Mosquera, contra el Estado Central.

En 1949, nace en ese mismo Rionegro, el hombre cuya guerra auspiciada por su avaricia desembocaría en el sometimiento del Estado Colombiano y la necesidad de gestar nuestra constitución actual, la misma que concluiría el proceso de paz con la absolución democrática de la guerrilla urbana del M19, la Carta Magna de 1991; Pablo Emilio Escobar Gaviria, el 6 veces reconocido uno de los hombres más ricos del mundo según la Revista Forbes, quien a comienzos de 1980 trataría de conciliar el horror que precedió su fortuna, con obras de caridad que impactaban sus zonas de influencia, hasta el punto de construir barrios enteros en la ciudad de Medellín.

Escobar, ya renombrado criminal a nivel mundial, tomó posesión como Representante a la Cámara por el departamento de Antioquia en el Congreso Nacional del año 1982. Sin embargo, en 1983, tras diversas publicaciones del diario El Espectador y con la acusación directa del Ministro de Justicia de ese entonces, Rodrigo Lara Bonilla, pierde su envestidura y es acusado públicamente por sus negocios ilegales. En el año 1984, Lara Bonilla y Guillermo Cano, director del El Espectador, son asesinados por órdenes de Pablo Emilio. Para 1990, cae en sus manos la vida de quien sería electo Presidente de la Nación: Luis Carlos Galán, y otros 2 candidatos más.

Después de la consumación de la Asamblea Nacional Constituyente en 1991, que derogaría la Constitución de 1886, que a su vez derogó la Constitución de Rionegro, y le dio a Colombia la actual Constitución, que estableció entonces la prohibición de la extradición de nacionales a Estados Unidos; Escobar decide someterse a la justicia con la única condición de ser recluido en la cárcel “La Catedral”, una lujosa hacienda de su propiedad. La inteligencia del Estado Colombiano logró probar que Pablo seguía delinquiendo tras las rejas y el Gobierno ordenó captúralo; Escobar responde con la fuga, saliendo fácilmente por la zona sur de sus terrenos, enmarcando uno de los episodios más vergonzosos para la autoridad penitenciaria del país. Tras su escape, el gobierno conformó el denominado Bloque de Búsqueda para recapturarlo y fue así como cayó muerto en un exclusivo sector de Medellín, en diciembre de 1993.

ACUERDO DE PAZ

En el año 2002 asciende al poder y se posesiona como Presidente Álvaro Uribe Vélez, quien recibe el gobierno de un Estado Fallido, tras la silla vacía con la que responde las FARC-EP a los diálogos de paz que se llevarían a cabo en San Vicente del Caguán, municipio ubicado en el departamento del Caquetá, liderados por el entonces Presidente Andrés Pastrana Arango, quien también aprueba el Plan Colombia, que corresponde a la campaña Estadounidense en territorio Colombiano. Entre 1998 y 2002, se delimita un espacio de distinción en la zona del Caguán y territorios aledaños, lo que reconoce institucionalmente la falta de capacidad Estatal y nula legitimación del gobierno en territorios tomados por las guerrillas, nutridas económica y socialmente por el narcotráfico y el terrorismo.

En 2002 nace la Seguridad Democrática como concepto de gobierno en Colombia, que deslegitima el conflicto armado gestado posteriormente a la época conocida como “La Violencia”, comprendida entre 1948 y 1953, que estalla por la muerte de Jorge Eliecer Gaitán y allana el ascenso militar al poder por parte del General Gustavo Rojas Pinilla. En 1964, año en el que ya regía el Frente Nacional, al sur del departamento del Tolima, es bombardeada Marquetalia, un enclave de guerrillas liberales que no se sometieron al Estado y por tanto se negaron a entregar las armas, tras reiterados incumplimientos del gobierno. Los habitantes de Marquetalia conformaron entonces un grupo de autodefensas campesinas con ideología Marxista-Leninista, que terminarían por fundar las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo, FARC-EP.

El 26 de mayo de 2002, Uribe Vélez gana históricamente las elecciones en primera vuelta, por primera vez alguien consigue este hito desde la existencia del mecanismo, con el 54,35 % de los votos totales, derrotando con su discurso antisubversivo a los otros 10 candidatos en contienda. Una vez posesionado, el 7 de agosto de 2002, se convierte en el fundador natural de la Seguridad Democrática, haciéndose merecedor por sus resultados obtenidos hasta el año 2006, del Doctorado Honoris causa en Ciencia Política de la Universidad de Harvard, prestigioso claustro ubicado en Estados Unidos, país con quienes se firma por primera vez un tratado de libre comercio. En el año 2006, Álvaro acredita esta importante dignidad académica y se reelige Presidente de Colombia, luego de aprobada una reforma constitucional del año 2005, marcando así otra vez la historia.

Con la Ley 975 de 2005, conocida también como la Ley de Justicia y Paz, el gobierno de Uribe y el Congreso de Colombia de ese entonces, abren la puerta al proceso de desmovilización, reincorporación civil y sometimiento a la justicia por parte de las Autodefensas Unidas de Colombia, identificados como grupos paramilitares surgidos como respuesta campesina y terrateniente al abuso delictivo de las guerrillas.

Para el segundo gobierno de Uribe, asume como Ministro de Defensa el economista Juan Manuel Santos Calderón, quien había fungido como Ministro de Hacienda en el gobierno del Conservador Pastrana y como Ministro de Comercio Exterior durante el gobierno del actual presidente del Partido Liberal, Cesar Gaviria, quien fue el que sancionó la Constitución Política de 1991, que consagra la apertura económica de la Nación, o también conocido modelo neoliberal.

El expresidente Juan Manuel Santos, una vez denegada la segunda reelección de Uribe Vélez por parte del Congreso de la República, emprende su carrera con meta en la Casa de Nariño, con la aplicación de la Directiva Ministerial 029 de 2005, que consagraba incentivos a los militares que presentasen resultados efectivos contra la subversión, cuantificados y calificados en bajas. Es así como el galardonado Nobel de la Paz en el año 2016, se convierte en uno de los protagonistas de los actos más crueles e ilegítimos promovidos por el Estado Colombiano: Las Ejecuciones Extrajudiciales, o mal llamados “Falsos Positivos”, acometidos en considerable número durante los años 2006 y 2010.

El 7 de agosto de 2010, una vez posesionado Juan Manuel Santos Calderón como Presidente de la República de Colombia, en medio de un contexto de creciente inversión extranjera y probado debilitamiento militar de las guerrillas, se anuncia la apertura de un proceso de diálogo con las FARC-EP, reconociendo una vez más la existencia de un conflicto armado vigente en Colombia y no sencillamente la presencia de grupos terroristas en el país. El gobierno Santos retoma procesos de paz fallidos, cuyo fracaso le dieron el contundente triunfo a Uribe en su momento, e inicia un nuevo diálogo en el que disuelve cualquier avance bélico del gobierno inmediatamente anterior en materia de seguridad, modificando la narrativa de la historia reciente.

Para el año 2011, la doctrina militar en Colombia implementa la formación en Derechos Humanos, humanizando la visión que se tiene de quienes prestan el servicio militar y de estos hacia los civiles que protegen, especialmente aquellos que se encuentran en las regiones más apartadas y periféricas. Como en un juego de ajedrez, el Estado empieza a penetrar regiones apartadas como el Putumayo, el Caquetá y el Vaupés, mediante la designación como territorios mineros, pese a su ubicación en la geografía amazónica. Los avances militares que tuvo Uribe favorecieron los acuerdos comerciales, legales e ilegales, de Santos, permitiendo que una economía creciente mitigara crímenes de lesa humanidad como el secuestro extorsivo.

Si bien, actos terroristas como la explotación de oleoductos sobre ríos y tierras fértiles, las tomas guerrilleras en veredas y el incremento de los cultivos de uso ilícito y la exportación de cocaína se mantenían al alza; para el año 2014, Juan Manuel Santos consigue reelegirse en segunda vuelta con la promesa de firmar un acuerdo para conseguir “La Paz Estable y Duradera” con las FARC-EP en el territorio Nacional, a pesar de perder en primera vuelta contra el candidato del entonces reciente Partido fundado por Uribe Vélez, el Centro Democrático, que avalaría años más tarde a su sucesor.

Pese a la impopularidad de Santos Calderón, éste consiguió culminar su gobierno como Presidente e imponer, mediante el Acto Legislativo 01 de 2016, la firma del Acuerdo de Paz “Para una Paz Estable y Duradera” en noviembre del 2016, luego de perder estrechamente el Plebiscito en octubre de ese mismo año, cuando los Colombianos democráticamente se pronunciaron para decirle “NO” a sus pretensiones de indulto y creación de institucionalidad que legitimase otras narrativas del conflicto en Colombia distintas a las oficiales, brindando de esta manera garantías republicanas a los alzados en armas. Garantías que aún hoy, gran parte de la población víctima de la Colombia ausente de Estado, no goza.

Por sus directrices de gobierno, Santos recibe en el año 2017 un Doctorado Honoris Causa en la Universidad de París “por su compromiso con la democracia y la paz”, en la sede principal ubicada en Francia, país donde en 1789 se proclama por primera vez, la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. No obstante, Santos se despide de la Presidencia de Colombia con un índice de impopularidad tan alto, que tendría como efecto el triunfo de Iván Duque Márquez en 2018, avalado por el Partido Centro Democrático, quien sería el Senador con mayor reconocimiento en el Congreso de la República en el periodo inmediatamente anterior a su posesión como Presidente, por su carácter tecnócrata y la oposición fundamentada que ejerció contra el Acuerdo de Paz firmado entre el gobierno Santos y las FARC-EP.

Ante el escándalo público suscitado por las nuevas curules asignadas en el Congreso para el secretariado del ya Partido Político FARC, actualmente Partido Comunes, la creación de un tribunal específico para tratar los crímenes cometidos durante el conflicto, hoy Justicia Especial para la Paz, que sopesa en la misma balanza a las Fuerzas Militares y las guerrillas, y la creación de una comisión cuestionadas por la filiación de sus miembros para relatar la historia de los últimos 60 años; la propuesta que le daría el triunfo a Duque Márquez sería la de “hacer trizas los Acuerdos de Paz”, los mismos que ya habían adquirido la categoría de Política de Estado a través del mismo Congreso del que en su momento hizo parte.

Para el año 2019, empiezan brotes del gran estallido social que situarían al entonces Presidente Duque, al borde de la autoridad legítima y el margen de gobernabilidad. En el año 2020, el mundo se adentra en una crisis económica y sanitaria sin precedentes, ocasionada por la COVID-19, en la que Colombia padece los efectos del hambre, un casi colapsado sistema de salud y una creciente economía ilegal que empezaba a suplir sustitutivamente las necesidades inmediatas de la población. Los esfuerzos del gobierno Duque para superar dicha crisis fueron destacables en las cifras, pero insuficientes para la opinión pública y nulos ante el nuevo imaginario colectivo que ya justificaba con ahínco la lucha armada contra el Estado Colombiano.

En su visión global, Iván Duque Márquez alcanza a implementar en un 80% su Plan de Desarrollo, que contempla prioritariamente los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la relevancia competitiva de Colombia en temas ambientales y los retos en materia energética que enfrenta el mundo de cara a la vida de las nuevas generaciones; sus esfuerzos inútiles por cambiar el Acuerdo de Paz hacia una Paz con Legalidad, terminaron por minimizar su gestión al punto de ser sucedido por su mayor opositor, el líder de izquierda, Gustavo Petro.

El 7 de agosto de 2022, exactamente 20 años después del ascenso de Álvaro Uribe Vélez a la Presidencia de la República de Colombia con su discurso antisubversivo, se posesiona en la Presidencia de Colombia el exguerrillero del M19, Gustavo Francisco Petro Urrego, quien se convierte en el primer Presidente de izquierda en la historia Republicana de Colombia, bajo la promesa de Paz Total, Perdón y Justicia Social; la antítesis de la Seguridad Democrática…

María Mercedes Frank

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