De acuerdo con el teórico Jan Kooiman en su obra Gobernanza en la Gobernabilidad, él éxito de la gobernanza es la mayor interacción de los mandatarios con la sociedad civil para la creación de alternativas a los problemas a través de las herramientas institucionales. Lo anterior a partir de varios criterios y modelos de gobernanza; gobernanza moderna, co-gobernanza y auto gobernanza; la última de ellas el modelo más caótico.
El propósito principal de un jefe de Estado es que su obra de gobierno sea exitosa, en la medida que le vaya bien, al país le irá bien. Esto debe hacerse como dice Kooiman del lado de la ciudadanía, teniendo en cuenta al constituyente primario que es al fin y al cabo al que se le debe la elección. El problema radica cuando se deja de escuchar a la base para hacer lo que indican únicamente las convicciones propias, como si lo que el mandatario piensa es lo absoluto y no existiera otra opción alrededor de ello.
Hoy en Colombia, está pasando algo similar, al menos en los últimos 11 meses en la Rama Ejecutiva. Hay destellos de auto gobernanza. Destacaba hace apenas unos días uno de los medios de comunicación más reconocidos de Colombia, qué el presidente de la República ha tenido días donde ha tuiteado más de 21 veces dando instrucciones, dictando posiciones, discutiendo con opositores y dando rt a cuentas no fiables (por su cantidad de seguidores), lo cual lejos de mostrar un mandatario dispuesto a construir en el consenso, lo muestra guiado más bien por su criterio como único y absoluto. Así lo señala Sergio Guzmán director de Colombia Risk Analysis, en entrevista con Financial Times «Cada vez que Petro ve una bifurcación en el camino donde hay moderación o atrincheramiento, nunca elige la moderación».
Las constantes discusiones del Primer Mandatario con opositores, medios de comunicación, incluso ciudadanos de a pie quienes manifiestan pensar distinto a las políticas qué actualmente se implementan, donde en lugar de recibir retroalimentación, se presenta es confrontación qué pasa de ser constructiva a ofensiva.
Por no hablar de las reformas qué se tramitaron y tramitaran en el Parlamento, donde se ha visto una actitud poco constructiva por parte del Gobierno y su bancada, sino por el contrario ha sido un tono destructivo, donde también tituló Financial Times “La agenda del presidente se tambalea y los mercados apuestan a que el líder izquierdista carece de apoyo para implementar reformas radicales”, haciendo referencia a estos cambios constitucionales en el legislativo.
Por otra parte, más qué auto gobernanza se empieza a ver ingobernabilidad, qué desde ya ha tenido efectos cuantiosos en el país, como por ejemplo la fluctuación de valor de la moneda respecto a la incertidumbre en lo económico y la confianza de inversión, y como no cuando hemos visto por ejemplo a la saliente Ministra de Minas – en innumerables momentos- expresar qué cesaran las exploraciones de petróleo, pero en paralelo al Ministro de Haciendo y Presidente de Ecopetrol desestimando estas declaraciones, y mientras tanto en Casa de Nariño silencio profundo, entre otros ejemplos.
Hoy las encuestas de opinión muestran la desaprobación del Gobierno Nacional del 61% siendo la más alta en muchos años – comparada con el mismo periodo de tiempo de otros mandatarios- lo cual es muy preocupante, no por las personas sino porque en la medida qué no hay gobernanza, ni gobernabilidad se desquebraja la democracia.
Ojo, así como Américo Vespucio tuvo a la vista el continente por primera vez, así mismo se asoman fenómenos de ingobernabilidad en Colombia por primera vez en esta magnitud, donde han salido más altos funcionarios qué los meses que lleva el Gobierno.
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