Hace algunos años lo conocí en un lugar de Bogotá donde coincidimos y en aquel momento el tema fue Medellín; meses después un grupo de personas que empezaba a construir su candidatura me invitaron a un café y conocí una visión de ciudad que no encontraba factible por mi experiencia en política y campañas hasta ahora en esta Medellín oculta en tantos miedos y de un acceso limitado a ser gobernada por alguien de la clase media.
Desde un principio pensé que era una locura y a medida que avanzaba la campaña por la alcaldía de la segunda ciudad colombiana me fui dando cuenta de que la ciudad podría tener un alcalde que realmente fuera producto de una historia de superación, de una persona que gracias al Icetex pudo sacar adelante su carrera en la Universidad de Antioquia, la principal universidad pública del Valle de Aburrá y luego ir alcanzando peldaño a peldaño muchas de las metas que se fijó, cruzando la barrera del No futuro, como la película de Víctor Gaviria, esa que en los años 80 se convirtió en premonición de un destino en forma de abismo, seguido por muchos niños y jóvenes de esa desgarradora Medellín donde pareciera que solo unos pocos pueden liderar en los ámbitos público y privado.
Pareciera que Daniel no debería estar aquí como el mismo lo dice, en empalme y presto a ser el gobernante de la ciudad los primeros cuatro años de la tercera década del siglo 21; pero es realidad y genera expectativas en miles de personas que lo vieron hacer campaña, que lo vieron resistir sin agresividad, decenas de ataques con la propaganda más sucia e infame con la que se puede enlodar el rostro, el nombre y hasta la reputación de una persona y de sus seres queridos.
Ilusiona Quintero como un alcalde que resignifique el valor de la vida en la ciudad, haciendo frente al dramático derramamiento de sangre que nos sigue quitando años de vida de hombres y mujeres que merecieron un mejor destino que la muerte violenta.
Ilusiona Quintero como el alcalde más joven en llegar al piso 12 del CAM en La Alpujarra porque su generación también ha sido víctima de la violencia, la exclusión, la mentira, la maldad y las promesa de ese “Baile de los que Sobran” en que nos sumergieron muchas familias prestantes y poderosas de la ciudad que a muchos bachilleres de Medellín les han ofrecido, parafraseando la canción chilena de Los Prisioneros: “Terminaron para otros con laureles y futuro. Y dejaron a mis amigos pateando piedras”
Ilusiona Quintero quien promete reencauzar las apuestas sociales para generar mayor equidad e inclusión desde un pensamiento humanista, con respeto a la condición humana y una conciencia de la realidad de muchos barrios de Medellín donde esa derrama económica de la que hacemos gala, sigue estando en deuda para convertir en centro las periferias y lograr que la esperanza pueda moverse por las goteras de la tacita de plata con un desarrollo al que le sobren apellidos.
Ilusiona Quintero por su conexión con el futuro, con las nuevas tecnologías, con un mundo donde se prioriza el respeto al medio ambiente, donde la tecnología es solución y no solo sofisticación, donde las aplicaciones, la inteligencia artificial o el blockchain como realidades tangibles llegarán a la ciudad para enfrentar retos reales en materia de seguridad, movilidad, empleo, contaminación, como ya ocurre en otras ciudades.
Ilusiona Quintero con su contundente apuesta por el sí se puede que retumba en la mente y el corazón de tantos a los que nos dijeron que era imposible estudiar en el exterior, aspirar a un cargo en el sector privado, comprar nuestra propia casa, viajar, soñar y salir del barrio para hacer realidad una empresa propia o los anhelos que había en nuestro corazón. Ese horizonte desbordante ilusiona y mucho.
Caminando mi barrio de infancia, La Milagrosa, el que Daniel visitó muchas veces en campaña, comprendo que la votación histórica de más de 303 mil votos es un mensaje muy poderoso y que fortalece la gobernabilidad del nuevo alcalde de cara a miles de medellinenses que demandan profundos cambios y ajustes en las políticas públicas de la ciudad. Son muchas las anomalías pero la peor sigue siendo la Inequidad.
Con el nombramiento de su equipo en lo que resta del año, los anuncios del empalme que se inicia y los ajustes con los que presente su libro blanco sobre el estado en el que encuentra al Municipio, Daniel Quintero seguiría dando puntadas a un gobierno para genera ilusiones y donde debe primar la conciliación con diversos sectores de la ciudad y una batalla férrea por dar mejores condiciones de vida a miles de personas quienes también se ilusionan con Quintero.