“En primer lugar, hay que mencionar que la narrativa construida por el Petrismo y el Pacto Histórico fue exitosa en el sentido de darle un mayor peso a los relatos y no los datos o la evidencia empírica. En segundo lugar, la incapacidad de mantener un gabinete y una coalición de gobierno estable en el congreso se ha traducido en un avance nulo de las reformas sociales. Finalmente, el constante ataque a los cimientos o instituciones de la democracia poco o nada le ayudan al gobierno y lo hace ver como lo que verdaderamente es. Un gobierno que no se compromete con unos criterios mínimos que deben existir en cualquier régimen democrático”
Introducción
El presidente Gustavo Petro cada vez más se encuentra solo y en un intento por avivar a sus seguidores más fieles, los incita a presionar a todo aquel que lo contradiga. Ya sean medios de comunicación, la rama judicial (lo ocurrido recientemente con los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia), el Congreso o los Partidos Políticos de oposición. La democracia y el Estado Social de Derecho consignados en la Carta Magna pueden estar en riesgo por el populismo y el enceguecimiento ideológico. Ahora bien, el objetivo central de este artículo está en demostrar que aspectos hacen que el presidente Petro carezca de legitimidad y gobernabilidad en su mandato. En primer lugar, hay que mencionar que la narrativa construida por el Petrismo y el Pacto Histórico fue exitosa en el sentido de darle un mayor peso a los relatos y no los datos o la evidencia empírica. En segundo lugar, la incapacidad de mantener un gabinete y una coalición de gobierno estable en el congreso se ha traducido en un avance nulo de las reformas sociales. Finalmente, el constante ataque a los cimientos o instituciones de la democracia poco o nada le ayudan al gobierno y lo hace ver como lo que verdaderamente es. Un gobierno que no se compromete con unos criterios mínimos que deben existir en cualquier régimen democrático.
La narrativa del petrismo: El relato mata al dato
Empecemos por el aspecto discursivo que ha sido uno de los puntos fuertes de este gobierno al momento de dirigirse a sus seguidores. Evidentemente el lenguaje ha sido una de las instituciones sociales más antiguas y también ha servido como un instrumento poderoso para dirigirse a las masas. Gustavo Petro ha sido bastante hábil al momento de construir hitos fundacionales y esto le ha permitido en gran medida confrontar a quienes lo siguen frente a sus opositores. Entra entonces en una dinámica dicotómica (nosotros y ellos) “pueblo vs elites”, “trabajadores vs capitalistas explotadores” o “campesinos vs terratenientes”. No importan los límites a los cuales el discurso de Petro nos pueda llevar, el objetivo siempre será el mismo y es el de la confrontación. El disenso, el dato y la evidencia empírica que busca darle un contrapeso al discurso oficial no tienen cabida dado que pueden ser vistos como “engañosos” y “tendenciosos”. Todo aquel que busque realizar una crítica fundamentada al gobierno será tachado de “neoliberal”, “uribista” o simpatizante de “extrema derecha”. Por lo tanto, aunque idealmente el dato debería matar al relato lo que ocurre realmente es que el relato mata al dato, esto se debe a que el discurso de Petro está profundamente internalizado en sus seguidores que no ven más allá de la evidencia observable y los hechos.
Gabinete ministerial y coalición de gobierno
El gabinete ministerial ha experimentado desde hace un tiempo una crisis debido a los cambios constantes en algunas carteras. La salida de la Ministra de Deportes y la Directora de Presupuesto del Ministerio de Hacienda como también la destitución del Canciller son muestras recientes de un gobierno descoordinado, inestable y que no genera una confianza en la sociedad. En primer lugar, el hecho de que Colombia no fuera seleccionada como sede oficial de los Juegos Panamericanos se ve como una clara derrota y humillación al gobierno de Petro. Por otro lado, la salida de Claudia Numa del Ministerio de Hacienda genera más incertidumbre y preocupaciones dado que seguramente llegará a ese puesto alguien afín al gobierno que tendría criterios políticos y no técnicos para la asignación del presupuesto. Mientras que la Política Exterior Colombiana podría estar en riesgo debido al escándalo de Álvaro Leyva debido a su disputa con a la empresa Greg & Sons. Dado que esta organización tenía un contrato con la cancillería para la elaboración de nuevos pasaportes. Aún la Procuraduría sigue investigando este delicado tema y el exembajador de Colombia en Washington Gilberto Murillo asume como canciller encargado en medio de esta coyuntura crítica para el gobierno.
En cuanto a la coalición de gobierno vemos que la bancada del partido verde y el partido liberal han considerado la decisión de pasarse al bando de la oposición o la independencia. No obstante, debe tenerse en cuenta que al interior de ambos partidos persisten las divisiones entre quienes apoyan al gobierno en algunas de sus iniciativas o quienes se oponen. Mientras que partidos como Cambio Radical y el Centro Democrático se mantienen como opositores a las reformas del gobierno (incluso han presentado sus propias versiones de las reformas sociales). Si hablamos de otras colectividades como el Partido Conservador y el Partido de la U estos se han declarado en la independencia. Ahora bien, la estrategia de negociar con las bancadas puede estarse agotando y la otra opción que tendría Petro sería negociar con cada congresista sus iniciativas. Algo que sería bastante complejo considerando el factor tiempo de las legislaturas y la falta sinergia entre el ejecutivo y el legislativo.
Las Instituciones deben cuidarse y mantenerse
En un régimen democrático es fundamental cuidar y mantener las instituciones que le hacen contrapeso a los gobiernos. Hablo desde luego de la rama legislativa, la rama judicial y los órganos de control (a nivel disciplinario y de control fiscal). Petro constantemente ha atacado cualquier decisión de algunas de estas instituciones que actúan acorde a la Ley y la Constitución. Al Congreso lo ha amenazado si no le aprueban sus iniciativas, a la rama judicial (específicamente la CSJ) la tilda de “mafiosa” y “tramposa” al no elegirle las ternas que él propuso, a los órganos de control (como la Procuraduría) también busca ejercer coacción en su independencia al sancionar funcionarios cuestionados (como Álvaro Leyva quien ahora tiene una orden por desacato). Si el gobierno sigue amenazando a estas instituciones estamos expuestos a un retroceso democrático. Depende entonces de los ciudadanos y medios de comunicación seguir cuestionando y denunciando cualquier atropello o exceso de poder que busque acabar con el sistema democrático. Que si bien no ha sido perfecto al menos ha demostrado estabilidad si lo comparamos con otros países de la región.
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