Ganadería: a quemar el año viejo

Siguiendo las tradiciones, quemaremos el año viejo ganadero, con todo y la persecución del gobierno Santos contra Fedegán. Vamos a quemar los estigmas contra los ganaderos. No somos  terratenientes ociosos ni paramilitares. Hay ovejas negras, como en todos los sectores, pero los ganaderos somos gente decente y trabajadora. Vamos a quemar las narrativas incompletas sobre el uso de la tierra,  y aquellas que buscan culpar al consumo de carne como causante del cambio climático a partir de falsas premisas.

Vamos a quemar la falta de política ganadera; la trazabilidad fracasada y la corrupción con las Guías de Movilización en el ICA; la afectación de la unidad gremial por ministros malintencionados; las acusaciones de malos manejos contra Fedegán, que nunca probaron porque nunca existieron; la liquidación del Fondo Nacional del Ganado y sus programas, con excepción de la vacunación contra la Aftosa, cuyo mal manejo le costó a la ganadería la pérdida de su mayor logro en los últimos años: el estatus de libre con vacunación.

Aun así, la ganadería vive, empujada por 500.000 familias que produjeron  920 mil toneladas de carne y 7.300 millones de litros de leche, para alimentar a los colombianos y para exportar. Durante 2018 se exportarán más de 122 millones de dólares en carne, un resultado que, no obstante, se neutraliza por la difícil posición lechera en los TLC, que generó importaciones por más de 111 millones.

Por eso, el apoyo a la producción lechera será un deseo del 31. De ella dependen más de 340.000 ganaderos, la mayoría pequeños productores que reciben un precio injusto, pues la industria formal acopia  menos de la mitad de la producción. Su asociatividad, el procesamiento de “leche social” para estratos bajos, menores costos y el ordenamiento de la cadena son un deseo ganadero y un reto de política pública.

Con el primer trimestre vendrá la sequía de “El Niño”. El pasto desaparece, los suelos se cuartean y muchos animales mueren o pierden capacidad productiva. La crisis lechera se acentúa, pues la industria, alegando escasez, se estoquea en el exterior y, cuando vuelvan las lluvias, bajará el precio y/o disminuirá el acopio. El ganadero, entonces, no solo enfrentará el costo de recuperar praderas y animales, sino que será castigado con menores precios. Por ello, una política que amortigüe las pérdidas y favorezca la recuperación bien vale una uva de media noche.

La recuperación del estatus sanitario es el gran deseo ganadero, con la revacunación en zonas de riesgo y las necesarias medidas de choque, de la mano de un ICA renovado.

Para Fedegán, el fin de la persecución es  un deseo cumplido y, hacia delante, nuestro compromiso es ponernos a disposición del Gobierno para construir, entre todos, el futuro de la ganadería y el campo.

N. B. Prosperidad en 2019 para los colombianos.