Hay una frase que vengo escuchando desde que le hago seguimiento a la política, y es que quien llegue a la Alcaldía de Bogotá, ya tiene un pie puesto en la Casa de Nariño, es decir en la Presidencia de la República. ¿Verdad o mentiras?: veamos:
Desde 1988, año que comenzó la elección popular de alcaldes, el Palacio de Liévano lo han ocupado como inquilino principal, 8 personajes en 10 contingentes, pues téngase en cuenta que tanto Antanas Mockus como Enrique Peñalosa repitieron, y solo Andrés Pastrana, primer ungido como alcalde popular de la capital, ganó la Presidencia en una segunda oportunidad que se dio, pues en 1994 había perdido con Ernesto Samper.
Un «canazo» ya olvidado, privó a Juan Martín Caicedo Ferrer de aspirar, pues juventud (en aquel tiempo), conocimiento y experiencia tenía, y de sobra. Jaime Castro antes de ser alcalde, ya había ventilado su nombre para Presidente pues habiendo sido Ministro de Gobierno al lado de Belisario Betancur, fue ese su mejor momento para levantar la mano sin mucha fortuna. Tampoco la alcaldía lo apuntaló como para aspirar a Presidente. Mockus aspiró 2010, y como había dejado tirada su primera alcaldía, muchos de sus seguidores le pasaron factura de cobro. Tímidamente Luis Eduardo Garzón ha tratado de llamar la atención para ser mirado por movimientos, partidos políticos o líderes, pero hay algo que no le ayuda, porque nadie lo voltea a ver, ni siquiera para repetir alcaldía. La noche que se proclamó como alcalde el nieto de Rojas Pinilla, juré y rejuré que Samuelito llegaría a ser Presidente. Gracias a Dios mostró el cobre en ese cargo para que no estuviera por ahí pidiendo pista para mayores responsabilidades. Hay un personaje que no me explico porqué ni suena ni truena y es Enrique Peñalosa el de «impopulares pero eficientes». Un buen ejecutivo, preparado, sin dramas por corrupción. ¿Será por haber nacido en Estados Unidos que no puede aspirar?
Hagamos el mismo ejercicio con quienes han sido alcalde de Medellín y Gobernador de Antioquia, que por demás muchos han ocupado los dos cargos: Juan Gómez, Luis Alfredo Ramos, Sergio Fajardo, Anibal Gaviria y Luis Pérez. Es que tal vez Omar Flores y Sergio Naranjo no refrendaron su popularidad en el escenario departamental, no menciono ahí a Federico Gutiérrez porque tengo la sensación de que de no prosperar sus evidentes ganas de Presidencia, se le medirá a una candidatura a gobernación. Álvaro Uribe, si bien no fué alcalde popular (lo fué por nombramiento del presidente Turbay Ayala), sí fué Gobernador y como responsable de la Casa de Nariño lo fué en dos períodos. Ahí Antioquia le lleva una ventajita a los capitalinos.
Mirando desde otro ángulo como para ir desvirtuando esa tesis de que quien gane una alcaldía de Bogotá, ya tiene adelantada media campaña para una presidencia, evaluemos desde 1988 si los presidentes han sido alcaldes:
Virgilio Barco fue alcalde de Bogotá por decreto.
César Gaviria fue alcalde de Pereira por decreto.
Ernesto Samper: no fue alcalde
Andrés Pastrana: fue alcalde popular de Bogotá
Álvaro Uribe: alcalde por decreto y gobernador popular
Juan Manuel Santos: no fue alcalde
Iván Duque: no fue alcalde.
En conclusión podemos afirmar que el ciudadano colombiano tiene muy claros los roles de sus autoridades, así que al votar, envía mensajes a sus políticos de que una cosa es lo local, y otra bien distinta es lo nacional. Bien por esa, y a quienes se les depositó la confianza para entidades territoriales, respondan y háganlo bien, pues sólo así podrán ser tenidos en cuenta para tareas superiores. «El que es fiel en lo poco…»
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