Falta de agua, la próxima pandemia

Imagen: Pixabay.com

“Cuando el sol arda un poco más y los árboles se hayan evaporado con su sombra, quizás y solo quizás, ese día, bajo una angustiante sed, el ser humano se dé cuenta que hicimos todo mal”


El Covid – 19 tomó por sorpresa a todos los gobiernos y habitantes del planeta, a pesar de que se han tenido registradas múltiples y mortales pandemias, era impensable que bajo los avances tecnológicos y científicos actuales, una enfermedad pudiese tomar tal relevancia y capacidad de generar muerte a nivel global, hoy son claras las consecuencias de dicho descuido, casi 4 millones de muertes y 182 millones de personas contagiadas, muchas de ellas con secuelas que aún no pueden sacarse del efecto directo en la mortalidad del virus.

A pesar de ello, hay que resaltar lo impredecible que puede resultar una pandemia como esta, aún con la mejor preparación y los mejores sistemas sanitarios, aunque claro, con gobiernos enfocados en invertir la mayoría de recursos en gastos de guerra era de por si predecible el desastre, pero el Covid, a pesar de su alta mortalidad y fácil transmisión, sigue siendo uno de los problemas menos preocupantes para la humanidad, una pandemia con el potencial de eliminar la especie humana y toda la vida del planeta se acerca lentamente, gota a gota.

La tranquilidad que brinda el levantarse en la mañana, abrir la llave y servirse un vaso de agua potable ha sumido en la ignorancia y el derroche a la mayoría de los pobladores del primer mundo, mientras tanto, aunque no es 2050, ya hay por lo menos 44 países que no cuentan con la capacidad suficiente para brindar agua potable a su población, esto sin tomar en cuenta aquellas regiones en las que se deben recorrer kilómetros para obtener un poco de este líquido vital.

Mientras tanto, día a día, se derrochan millones de litros de agua potable en actividades de extracción de minerales, se contaminan las fuentes hídricas por la extracción de hidrocarburos por medio de fracking y otras técnicas nocivas para el ambiente, se derrochan cantidades gigantes de agua en los desechos humanos, además de la falta de conciencia que existe por parte de la población en general en el cuidado y no derroche del agua.

Esto, sumado a la poca iniciativa de los gobiernos en el apoyo investigativo para la solución de problemáticas de gasto hídrico y su evidente apoyo a las empresas mineras y de instalación de generadores de energía en los afluentes, dan una vista previa de la crisis en la que se sumirá el mundo en los próximos años debido a la escasez y futura ausencia del líquido.

¿Qué estamos esperando? ¿Existirá acaso una vacuna que salve al mundo de la ausencia de agua para el consumo humano? ¿Podrá subsistir la vida si rompemos el equilibrio natural del planeta, eliminando de este uno de los elementos más importantes para mantener la vida?

Estamos volcados en nuestra propia destrucción y el Covid ha sido un recordatorio para la humanidad del lugar que ocupamos, un lugar pasajero que demanda responsabilidad en nuestras acciones con el entorno, quizás nunca reaccionemos o cuando lo hagamos sea demasiado tarde, lo cierto es que, cuando el sol arda un poco más y los árboles se hayan evaporado con su sombra, quizás y solo quizás, ese día, bajo una angustiante sed, el ser humano se dé cuenta que hicimos todo mal.

Filanderson Castro Bedoya

Psicólogo de la Universidad de Antioquia con énfasis en educación, formación empresarial y salud mental, educador National Geographic, escritor aficionado con interés en la historia, la política y la filosofía, amante de la música y la fotografía.

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