“Privacidad en decadencia, bajo la lupa de IA”
La Inteligencia Artificial (IA) se ha transformado en una base crucial de nuestro entorno moderno. Tal es el caso, que lo podemos encontrar en cualquier dispositivo tecnológico como por ejemplo: computadoras, plataformas de streaming, celulares y más. No obstante a pesar de su rápido apogeo también nos debemos plantear interrogantes éticos urgentes que exigen una mirada minuciosa.
Abordar en líneas paralelas, tanto la IA como la Ética en la actualidad se ha convertido en un entorno engorroso de analizar. ¿Por qué motivo? Debido a los múltiples beneficios que ofrece la IA (exclusividad, creatividad y bienestar) salvo por un detalle, llamado «privacidad». Este detalle que tal vez en múltiples instancias lo pasamos por alto se torna preocupante pero si nos damos el tiempo de evaluar las consecuencias que trae consigo, nuestra perspectiva podría cambiar.
La siguiente consecuencia o preocupación ética, surge bajo la premisa «sesgo algorítmico». En teoría los algoritmos de la IA aprenden SÍ y solo SÍ por intermedio de un conjunto de bases históricas pero si aquellas bases contienen sesgos raciales es muy probable que al momento de generar búsquedas, conlleven a resultados discriminatorios o injustos hacia cierta parte de la población por ende se torna importante que los programadores o desarrolladores de la IA revisen a detalle el desarrollo de los algoritmos para no generar mayores inconvenientes.
Asimismo, existen datos éticos inquietantes que tal vez por desconocimiento dejamos de lado pero es importante mencionar que el porcentaje de amenazas cibernéticas incrementaron en un 70% debido a la exposición de nuestros datos personales y el uso indebido de información sensible por parte de la IA.
Resulta crucial mencionar el aporte que genera la Inteligencia Artificial en la actualidad tal es el caso como en la economía pero ¿Qué sucede con aquella «automatización» desarrollada por la IA para potenciar la productividad laboral? Este aporte, también puede resultar un desbalance económico o «desplazamiento laboral» en personas que vienen realizando aquellos deberes dejando sin empleo u oportunidad de desarrollo constante. Y ante aquella interrogante, las empresas deben considerar programas para reenganchar al empleador afectado y de este modo garantizar su justa transición.
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