El proceso de revocatoria del mandato de Daniel Quintero en Medellín ha sido bastante lento, a pesar del inmenso esfuerzo que han realizado los miembros de los dos comités que se inscribieron, quienes además, han tenido que sortear toda suerte de ataques, estigmatización y hacer frente a prácticas delictivas como la suplantación de firmas en documento público para solicitar ante la Registraduría la suspensión del proceso.
Los argumentos que sustentan esta iniciativa ciudadana han sido divulgados a través de distintos medios y tienen que ver tanto con incumplimientos en el Plan de Desarrollo de la administración municipal como con la insatisfacción ciudadana. Valga decir que fueron debidamente presentados y sustentados ante las autoridades competentes.
Algunos de los pocos acérrimos defensores en redes sociales de Daniel Quintero, suelen escribir que “En Medellín quieren recuperar por las malas lo que perdieron por las buenas”. Nada más equivocado. Tanto la elección popular de Alcaldes como la revocatoria del mandato de estos funcionarios públicos, son derechos y mecanismos plasmados en nuestra Constitución Política. Grave es que no se respeten y salvaguarden las garantías ciudadanas previstas para su cumplimiento y que “por las malas” se atente contra quienes promueven estas iniciativas.
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La dilatación desmedida de este proceso y las irregularidades que lo han rodeado, deben estar en la mira de las autoridades competentes y de las fuerzas democráticas. Tan nociva y grave es la afectación a un proceso de elección popular como la de uno de revocatoria del mandato. La grave crisis institucional que afrontamos en Medellín no da espera y debe ser el voto en las urnas, solo el voto en las urnas, con posterioridad a la recolección de firmas, el que determine el mandato del pueblo.
Llama la atención que a concejales opositores a la actual administración también se les ha intentado callar e intimidar con tutelas.¿Es un modus operandi? Acaso no son prácticas restrictivas de libertades que se está normalizando? ¿Por qué algunos medios, autoridades y líderes políticos guardan silencio?
Antioquia en su historia y Medellín en particular han sorteado muchos retos. Este no será la excepción. El camino es persistir e insistir sin descanso, a pesar de los nuevos obstáculos que seguramente aparecerán. Hay que documentar y llevar ante las autoridades cada irregularidad que se presente. Que quede para la historia una batalla democrática, una gesta, en la que como ciudadanos hicimos valer nuestros derechos y con la constitución bajo el brazo, luchamos por nuestra libertad, por la estabilidad democrática y por nuestras instituciones públicas.
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