Endoculturalización

Pues suele ser más peligroso decir medias verdades como verdades, que mentiras completas


Seguramente durante la vida que hemos recorrido todos, muchas veces de manera automatizada otras veces con pequeños destellos de lucidez consciente, hemos podido palpar de primera mano , lo que puede influenciar la cultura dentro de cada sociedad e individuo, de hecho, solemos erróneamente  hacer  la construcción de nuestra identidad en origen a una cultura que se nos ha puesto de manera ocasional en la línea de tiempo que vivimos, y que suele muchas veces cambiar de acuerdo a los movimientos geopolíticos, económicos, de comunicación y  hasta incluso climáticos de cada era.

Suele ser que este tipo de efecto dado por la concentración de una comunidad en localidades geoculturales en cualquier lugar del mundo, nos permite dar sentido a una visión común de beneficios y libertades sociales e individuales y a su vez, el bienestar que da la representación de ella misma.

La cultura por sí sola, es una “construcción” que se va dando de acuerdo a la narrativa de pensamiento aceptada por una comunidad en una ubicación y tiempo determinado. Esto último es muy importante pues hay una extraña singamia entre el terreno habitado y la dirección que toman las creencias, ideas y formas en una sociedad.  En un breve ejemplo podríamos decir que es muy diferente la cosmovisión de un habitante de las costas filipinas y un Neoyorquino, por lo menos en su periodo de construcción.

Aunque he resaltado esto anteriormente, tenemos una libertad y responsabilidad como individuos en la construcción de nuestro propio proyecto irrestricto de vida, de acuerdo a la potencialidad de nuestro pensamiento y libertad de elección sin importar ecosistemas culturales.

Sin embargo, No sería responsable pasar por alto, que sí, existe una endoculturalización, esa experiencia de aprendizaje parcialmente consciente y parcialmente en su mayoría inconsciente, a través de la cual la generación de más edad o inclusive contemporánea incita, induce y “obliga” a la generación más joven a adoptar los modos de pensar y de comportarse, Cada generación es programada no sólo para replicar la conducta, sino también para premiar la conducta que se adecue a las pautas de su propia experiencia de endoculturación y castigar, o al menos no premiar, la conducta que se desvía de éstas.

Acá podemos resaltar dos acciones, la consiente y la inconsciente, pues es importante recordar que el comportamiento neuronal del ser humano es enteramente inclinado a la conservación y a los estados de pasividad demasiado primitivo, por lo cual no es muy proclive al pensamiento crítico, la disrupción de ideas y al cuestionamiento del todo y su propio ser, ya que eso demanda mayor energía.

En este punto de partida obviamente en desventaja biológica, la parte inconsciente toma estas experiencias como una realidad tacita y crea un aprendizaje que lo lleva modelar una cultura y una identidad en ella, el problema de este proceso es precisamente que gran mayoría de este estado, se da de forma inconsciente, tras una cortina de humo revolucionaria que puede llevarnos a ver parcialmente la realidad o no verla desde todo el contexto.

¿y cuál es el contexto? Se preguntará usted.

Pues bien, como lo hemos tratado durante este libro, no podemos tocar una dimensión sin ver de forma holística el sistema o estructura de la sociedad y el individuo,

Anteriormente hablamos de las desventajas biológicas del hombre a nivel neuronal primitivo, veamos ahora su capacidad de raciocinio al manifestar un ecosistema endocultural, tras un análisis conductista basado en la experiencia.

Existen dos tipos de culturas; la cultura constructivista y la seudocultura deconstructivista; me concentrare primero en explicar la constructivista para así fácilmente llegar a entender todo el contexto.

El ser humano en base a sus procesos de razonamiento y motivación, es un buscador de tribu, para satisfacer su necesidad de pertenencia requiere de una comunidad que le dé un sentido a su propio “yo”, de esta manera el individuo, junto con su comunidad plantean ideas de convivencia y desarrollo que les permitan generar mejores condiciones de vida y progreso, el principio del constructivismo de esta cultura emana del uso de la consciencia en mayor medida,  el sentido común, la supervivencia de la especie, la familia es lo más importante y  la migración de su cultura  de generación en generación.

Los modelos económicos, los sistemas políticos y el desarrollo de la humanidad tienen su fundamento en la preservación de la especie como familia, su reproducción, salud, capacidad productiva, imaginación y plenitud metafísica U ontológica.

Entendiendo la esencia de la cultura constructivista, podemos ya afirmar, que en los últimos tiempos hemos comenzado a ver mayor notoriedad en ciertas seudoculturas, que han tomado como hijos adoptados a conductas y pensamientos que han existido por una endoculturalizacion  inconsciente , y que, en base a evidencia empírica histórica, antropológica y a las ciencias más duras;  ellos recorren un camino deconstructivista lejos del ADN de la integralidad de una cultura, con un discurso emotivo, de exacerbado  hedonismo, colectivista de la narrativa de una víctima, del que aprovechan para atrapar a los incautos y mayormente ingenuos.

Diría que toda cultura deconstructivista es un caballo de Troya que ingresa a la sociedad para deformarla, desde adentro, hasta destruirla; sería importante volver a revisar los fundamentos de la cultura y no caer en la narrativa perversa de la muerte.

Pues suele ser más peligroso decir medias verdades como verdades, que mentiras completas.

O como dijo Joseph Goebbels líder de la propaganda nazi del tercer Reich.

“Una mentira repetida mil veces, se transforma en verdad”

Alvaro Jorge Acosta Peña

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