El Trabajo en el Mundo Mágico: Jerarquías, Racismo y Sangre Mágica

En el mundo mágico el trabajo es un mandato que sirve para mantener una jerarquía social estricta basada en la pureza de la sangre mágica, en el origen y en el apellido”.


Siéntate a leer los libros de Harry Potter, mira las películas, busca los artículos en los que se expande un poco el mundo, lee los tuits y comentarios que ha hecho la autora durante años para darle mayor coherencia a toda su historia y, aun así, quedarás con una duda: ¿por qué tantos magos trabajan? De hecho, los únicos personajes varones mayores de edad que no trabajan son criminales o prófugos. Todos los demás brujos parecen tener una ocupación y la han ejercido durante un largo periodo de tiempo, ya que los magos pueden vivir varios años más que un ser humano normal y  aparentemente en el mundo mágico no hay edad de jubilación.

Esto no tiene sentido. Por un lado, la magia haría posible generar riqueza, crear bienes y servicios sin necesidad de intervención humana. Incluso si asumimos que la magia tiene limitaciones y no puede hacerlo todo, hay una amplia gama de trabajos que podría cubrir. Desde el punto de vista individual, los magos tendrían pocas razones materiales para trabajar. Se puede suponer que el Ministerio, es decir, el gobierno, cubre necesidades básicas como la educación en Hogwarts, ya que la escuela no parece exigir el pago de matrícula o cuota y admite estudiantes de distintas clases sociales. Algo similar ocurre con los cuidados de salud, que no pueden resolverse con un simple encantamiento, en el hospital St. Mungo. El gobierno también brinda algo de seguridad a través de los aurores. La misma magia ayudaría a los magos a cubrir el resto de sus necesidades. Si bien es cierto que no pueden crear algo de la nada, pueden transformar una cosa en otra, transportarla largas distancias, hacerla más grande o arreglarla si tiene algún daño, todo con un costo prácticamente nulo. Todo esto sin contar que los magos tienen a su servicio otras criaturas que pueden cumplir diferentes labores, como los elfos domésticos, los duendes o los dementores.

Pensemos en el mundo real y en el miedo colectivo que está empezando a generar la inteligencia artificial frente a la posibilidad de que ésta nos pueda reemplazar laboralmente en un futuro no muy distante. Imaginen lo que sería para los magos el trabajo, cuando precisamente la magia resulta mucho más eficiente en la realización de varias tareas, algo que va mucho más allá de lo que cualquier IA puede hacer actualmente.

Incluso suponiendo que la magia fuera muy limitada y que fuera una herramienta más bien inútil, un simple divertimento (cosa que no es cierta en el mundo de Harry Potter), y por ende los brujos se ven obligados a trabajar como cualquier otro ser humano, muchos de los trabajos que aparecen en la saga sencillamente no son rentables. Ollivanders vende a un precio muy bajo varitas hechas a partir de materiales exóticos, varitas que se esperan duren toda la vida o al menos sean reemplazadas pocas veces. La única época del año en la que tiene ventas importantes es alrededor de agosto, cuando llegan los nuevos estudiantes. El chofer de un autobús que solo atiende a magos en necesidad cobra centavos por viajes entre distintas ciudades y reparte las ganancias con su ayudante. También puede que haya un conductor de un tren que solo hace dos viajes al año y una señora ya anciana que vende dulces en ese mismo tren. Ninguna de estas profesiones, por más laxos que sean los cálculos, da para el sustento diario y es que en el fondo no lo necesitan.

Ni siquiera se puede decir que los magos trabajen por pasión, amor al arte, porque les gusta o tienen vocación para hacer lo que hacen. Al menos eso no sería cierto en todos los casos, pues sabemos que los estudiantes de Hogwarts toman un examen fundamental para su posterior desarrollo laboral. Tienen que obtener cierto puntaje en algunas áreas para conseguir trabajos relacionados con las mismas. Por ende, se puede pensar que muchos brujos no tan talentosos, inteligentes o estudiosos terminan en áreas que no desean debido a los resultados de sus exámenes. No es por nada que en español se conocen como TIMOS

La respuesta sencilla a todas estas dudas es que la autora nunca les prestó atención a estos interrogantes. Cuando ella reunió varias leyendas populares para crear el mundo mágico de Harry Potter, es posible que no haya considerado las consecuencias prácticas de mezclar esas historias con características del mundo real en el siglo XX. Sin embargo, hay otras respuestas posibles que pueden concordar con el mundo que nos presentan los libros y que, al mismo tiempo, tienen ejemplos análogos en nuestro mundo real.

En mi opinión, una posible respuesta es que los trabajos predominantes en el mundo mágico son los que el antropólogo estadounidense David Graeber denominó «trabajos de mierda» (bullshit jobs). Es importante aclarar un error de traducción, ya que el término «bullshit» se ha traducido de manera poco precisa al español, lo que genera confusión. Se puede pensar en los trabajos de mierda como precarios, mal pagados, físicamente arduos, etc.  Graeber se refiere, en cambio, a trabajos bien remunerados e incluso con cierto estatus, que son inútiles y no producen nada, y en algunos casos incluso pueden ser perjudiciales. Estos son trabajos que podrían desaparecer de inmediato y nadie notaría su ausencia, excepto los que los ejercen. Se utiliza la palabra «mierda» en un sentido más cercano al que se utiliza en la frase: «usted habla pura mierda». La traducción más adecuada sería «trabajos de mentira».

Para Graeber, estos trabajos existen por varias razones: el ego de los altos rangos, la necesidad de mostrar ante la opinión pública que la empresa en cuestión es importante o cumple una labor que en verdad no realiza, la burocracia, algunos dictámenes gubernamentales o regulaciones legales. Entre los ejemplos que pone el antropólogo están las carnicerías en la Unión Soviética que eran atendidas por más empleados de los que en verdad necesitaba, porque para el régimen soviético lo importante era mantener el desempleo al mínimo y no tanto la productividad de cada empleado ni la eficiencia en cada carnicería.

En el mundo mágico sabemos que el Ministerio dedica fondos y funcionarios a investigar para qué sirven los patos de hule que los muggles meten en sus bañeras. No solo se les hace extraño, sino que no resuelven sus dudas con una simple pregunta al porcentaje de magos que vienen del mundo no mágico. Un claro ejemplo de un trabajo de mierda. Además, encontramos tiendas que solo venden una vez al año, trenes que solo van a una ruta específica y viajes en autobús dentro de un mundo en el que la gente puede teletransportarse. También hay meseros en bares donde las garrafas de cerveza pueden flotar y llenarse solas.

La razón de que estos trabajos existan no es económica; para Graeber, hay motivaciones psicológicas y sociales. Creo que, en el mundo mágico, el trabajo es un mandato (ya sea legal o cultural) que sirve para mantener una jerarquía social estricta basada en la pureza de la sangre mágica, el origen y el apellido. Como en toda jerarquía, los que están en la cima intentan imprimir una serie de valores y creencias en todas las clases inferiores y así justificar su propia posición. Así funciona el trabajo, creando un círculo vicioso: los magos más puros o con antepasados más reconocidos tienen los mejores trabajos, los más importantes en la cabeza del Ministerio o con su nombre asociado a la tienda de varitas más prestigiosa. Aquellas personas sin el linaje adecuado podrían llegar a esos cargos, pero requeriría más esfuerzo que los demás, esfuerzos dedicados a actividades que no tienen mayor sentido. Asimismo, los magos mantienen su prestigio gracias a los cargos que ostentan. Son admirados por un trabajo que consiguieron gracias a que su apellido ya era admirado en el área.

Esta estrategia también sirve para evitar las sublevaciones de clase y los motines internos dentro de la jerarquía. Los Weasley y los Malfoy son familias de linaje puro, siendo una más importante que la otra debido a que se adhiere mejor a los valores tradicionales del mundo mágico que la otra y unos obtienen mejores trabajos que otros. La familia Black parece haber caído en desgracia debido a las acciones de algunos de sus miembros, como Regulus o Sirius. Uno de los hermanos Dumbledore es tabernero debido a que tuvo problemas con la justicia, mientras que el otro es el rector del único colegio de magia y hechicería en Gran Bretaña.

Mi hipótesis también sirve para entender el odio hacia los nacidos de padres muggles y las dos guerras mágicas que vemos en la saga. La incorporación de brujos nacidos de personas no mágicas parece ser reciente y progresiva en el mundo mágico. No hay tantos de ellos, y se les sigue tratando con algo de desagrado. Voldemort busca el poder para eliminarlos o mantenerlos en el mundo no mágico. El problema es que esta sociedad tan jerarquizada no sabe realmente qué hacer con ellos, especialmente en un mundo laboral tan particular. ¿Qué trabajos les asignarían a los nacidos de padres no mágicos? ¿Trabajos útiles como auror o profesor? Porque todos sabemos que una sociedad extremadamente racista le daría el monopolio de la seguridad y la educación a la raza que precisamente odia. La mayoría de los trabajos inútiles ya están rígidamente asignados a ciertos apellidos, y dejarlos sin trabajo atentaría contra la organización social que se quiere mantener. El número de brujos nacidos de muggles debe mantenerse al mínimo, y es mejor que sean solo mujeres, a las que siempre se les puede asignar las labores domésticas sin perturbar la jerarquía social o tomar prestado el apellido de un esposo “puro” para garantizarle un estatus. ¿No es raro que los únicos personajes completamente nacidos muggles que conocemos en los libros sean mujeres (Lily y Hermione) y que ambas terminan casadas con magos de familias puras?

Se puede dudar un poco de la inteligencia de los magos, por no darse cuenta de lo perjudiciales de sus propias creencias, del verdadero alcance de sus poderes, de lo absurdos que son la mayoría de sus trabajos. Pero esta situación sería lo menos irreal dentro del mundo de Harry Potter.

Ahora una predicción. Volvamos al mundo real. Como ya mencioné el ejemplo más cercano a la magia en nuestro mundo sería la inteligencia artificial que hoy amenaza con poder realizar distintas tareas humanas de manera más eficiente. Podemos imaginar un mundo en el que una máquina toma se encarga del trabajo de casi todos nosotros, pero nos cuesta imaginar nuestro lugar en ese mundo ya liberados del trabajo asalariado. Podemos imaginar un robot infalible en todas las actividades humanas, pero no como eso cambiaría nuestro sistema económico. El diseñador piensa que la IA va a lograr cualquier diseño de manera instantánea y que además no habría que pagarle (probablemente solo comprar unos derechos de uso), pero aun así no puede imaginar que la riqueza que de todas maneras la IA está generando casi sin gastos para la empresa pueda quedar distribuida a toda la población incluido él mismo y no solo a los dueños y que eventualmente él tendría menos gastos y más tiempo para diseñar proyectos personales sin buscar que sean rentables. Sencillamente el mundo no funciona así y una nueva tecnología casi mágica no lo va a cambiar.  A la larga, como los magos, tendríamos que multiplicar la cantidad de trabajos de mierda. Limitar a propósito los usos de la tecnología para garantizar que el mundo que tenemos siga funcionando como siempre lo ha hecho.


Todas las columnas del autor en este enlace:  https://alponiente.com/author/cvolkmar/

Omar Celis Volkmar

Soy comunicador social con posgrado en escritura creativa. He cursado algunos semestres de la carrera de Historia y tomado cursos libres en distintas áreas como fotografía y guion cinematográfico. Con interés especial por la cultura, la política y la ética.

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