El progresismo y su seducción

“Y es que la cultura, resulta ser el estrado de los pies del progresismo moderno”


Al parecer, toda la traducción de progresismo se reduce en un intento de demagogia barata. En exceso, este contiene múltiples piropos dirigidos a la sociedad, cual enamorado a su doncella. No obstante, tales piropos son de carácter mitómano y sin un rango de razón. Nótese, de manera oportuna, el dicho seductor: “un aborto interrumpido” o “una concientización del cambio cultural al respecto de la autopercepción”. Esas y muchas otras palabrerías, no son más que una serie de seducciones de carácter comunista. Ambas oraciones son solo parte de una suerte de organización cultural que se quiere alcanzar.

Y es que la cultura, resulta ser el estrado de los pies del progresismo moderno; aunque si se quiere, desde Marx, la tendencia de sus proyecciones ya apuntaban al deseo por el control cultural. Por supuesto que la cultura tiene un rol valioso dentro de la sociedad, y esto lo saben los expositores de una izquierda que se encuentra permeada por la pasión del control cultural, pues, esto es la maquinaria mediática de sus iniciativas comunistas.

Pero eso no es todo; además de la autopercepción, o el aborto, el dedo índice del feminismo apunta con juicio al hombre, etiquetándolo como machista. El pie de página de su propuesta, indica que la masculinidad es solo un ser despreciable a causa de su patriarcado arcaico. ¿Será cierto que el hombre de la actualidad vive con la vocación de condenar a la mujer a una vida sometida a su orden, placer y deseo? Bueno, la respuesta no sería muy bien considerada desde las trincheras feministas, si quien brinda dicha respuesta es un hombre. No obstante, tomando parte en la pregunta, tal vez el feminismo se atreve a responder: por su puesto que lo hacen. De tal manera, que ahora ser hombre es: “ser malo, machista, misógino, fóbico y más”. Y a su vez, ser mujer es igual a ser: sometida, esclava del patriarcado, o resultado de la coerción cultural patriarcal”

Pero todo ello no es más que una falacia anticultural. El supuesto “embarazo interrumpido” no es más que el recurso usado para disminuir la población; lo cual, es solo estrategia de control social que proponen las ONU o la agenda 2030, por ejemplo. ¿Acaso los deseos de una familia grande, resultan ser un pecado capital? ¿Se equivocó Dios con una orden tan directa cuando dijo: multiplíquense? ¿No es importante el crecimiento social? ¿No empieza una sociedad, con el producto de la forma de procreación natural? La respuesta solo pertenece a su escudriño.

No obstante, retomando el aspecto familiar (que en cierta manera es como blanco de tiro del progresismo), cabe mencionar que el bien cotejado congreso de la república de Colombia por el ideal seductor del progresismo (esto en gran parte de ellos), adhiere a sus políticas públicas, una ideología que aísla a la familia y exonera su importancia dentro de la sociedad. Al parecer, a lo natural ahora se le llama anticuado y bastante conservador. Resulta ser ambiguo el individuo que conciba la naturaleza humana, como una fuente de información que habla per se; que muestra lo que es solo con su estructura muscular, sus miembros integrados y su ADN.

Entonces, ¿qué tenemos al frente los de la oposición del progresismo? No es más que la suma de piropos y seducciones de carácter anticultural; una verborragia con objetivo de engaño; un ataque frontal a la familia, a los buenos principios y a la vida culta. Por consiguiente, la batalla cultural, como bien lo defiende Agustín Laje (septiembre 2022), es una realidad.

Corresponde, pues, que la derecha tome cartas en el asunto.


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Anders Felipe Arboleda Gonzalez

Actualmente, soy estudiante de gestión administrativa en Instituto Tecnológico Metropolitano. He culminado una técnica profesional en administración. Me considero un apasionado por el saber; por lo cual, nace mi gusto por la lectura y la escritura.

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