El peón envenenado

La variante del peón envenenado es una de las tácticas más representativas del ajedrez, usada incluso por grandes maestros como Bobby Fischer y Garri Kaspárov. En ella, se hace creer que existe un peón indefenso para que el oponente se concentre en capturarlo y así descuide el desarrollar del resto de sus piezas.


El objetivo final es que el oponente no pueda responder adecuadamente a los constantes y agresivos ataques que recibirá por el flanco opuesto en donde estaba el peón. Con fuertes similitudes, recientemente el Centro Democrático, en una jugada no exenta de polémica, colocó en la carrera por la Presidencia de la República a su peón envenenado: Óscar Iván Zuluaga.

Cabe resaltar –y recordar– que dado lo voluble de la política, así como los tiempos que corren, esta columna solo es un humilde análisis que trata de arrojar una perspectiva diferente a un hecho que, seguramente, quedará marcado en la historia como “el posible inicio del ocaso del uribismo”.

Un presente antiuribista

La animadversión generalizada existente contra el uribismo es tan fuerte y segura como el hecho de que Iván Duque jamás debió ser presidente. Autodeterminarse hoy como uribista es una sentencia de rechazo sobre todo lo que opines o hagas; y esto lo ha sabido interpretar el máximo líder del partido. Él, tiene claro que el único consenso mayoritario aceptado en la población es que no se quiere otra administración presidencial uribista.

Las razones sobre ello son de conocimiento general y no las abordaré porque me extendería demasiado, pero, aceptando el consenso y yendo más a profundidad, un candidato fuerte uribista solo avivaría las marchas violentas de la izquierda, aseguraría el posicionamiento en redes del Stalin de Ciénaga de Oro (Gustavo Petro) y, lo más peligroso de todo, volcaría a la mayoría indecisa a votar por un cambio, sin importar que este sea bueno o malo.

Por eso, el movimiento prudente para evitar regalarle a la izquierda la presidencia, era pasar lo más desapercibido posible en estas elecciones –cosa que Zuluaga, logrará a la perfección.

Hay más opciones en el tablero

Un candidato fuerte del uribismo también significaría ahogar otras iniciativas que no se verían tan afectadas por la reputación actual que el Centro Democrático posee. Personas que si son capaces de convencer a esa mayoría indecisa será algo determinante en estas elecciones.

Precandidatos como los de la Coalición de la Experiencia, pueden crecer y fortalecer su camino para vencer a Petro ahí donde siempre ha ganado: las regiones. Y es que calcular un futuro presidente sin un apoyo considerable en los territorios, es una sentencia segura de caos y malestar social que, y siento ser repetitivo, le brinda el combustible y el espacio que el radicalismo izquierdista necesita para sus fines.

No obstante, esto no debe significar que simplemente se quedara impávido ante las cosas. Las alianzas –como siempre– jugarán un papel importante y, en esta ocasión, quedan más que claras. Yo estoy totalmente seguro de que la centroderecha con este hecho está alineándose para apoyar a un candidato único para plantársele en la cara a Petro.

El veneno del peón

Pero, a todas estas ¿Cuál es el veneno del peón? Eso mi querido lector es imposible de comprobar ahora mismo. Las variables son muchas y jamás pretendería igualar mi capacidad de pensamiento y acción política con la de semejante lobo experimentado como Álvaro Uribe Vélez. Sin embargo, de estar en su posición, buscaría concentrar todo el ataque de mis adversarios hacia ese peón; así, tal y como en la táctica que expliqué al principio, podría movilizar el resto de mis piezas libremente y sin presiones para enfilar un ataque por el flanco débil, que en este momento es…

El legislativo

¿Se imaginan ustedes un presidente con un congreso en contra? Es claro que Colombia es un país que tiene un desequilibro de poder y que, este desequilibrio, es a favor del presidente. Pero la cosa no es tan fácil cuando activamente tienes a un Congreso torpedeando esos “cambios sustanciales” que prometiste tanto en campaña o que, de facto, te dieron la entrada al Palacio de Nariño.

Cosas como la obligatoria nueva reforma tributaria, la reforma a la justicia o cualquier iniciativa que deba pasar por el congreso, va a estar tan difícil de lograr como que Zuluaga gane las elecciones. Sin contar, por supuesto, que con el nuevo estatuto de oposición las opciones para hacer daño son todavía mayores.

Así que mi querido lector, considero muy seriamente que todas las apuestas del Centro Democrático están ahora en ocupar la mayor cantidad de puestos posibles en Senado y Cámara de Representantes; colocar a María Fernanda Cabal como cabeza de lista al Senado, lo confirma.

Es mejor perder un brazo que el corazón

A pesar de todo lo que he expuesto, el hecho de tener que dar un paso al costado en la carrera presidencial –siendo el actual partido de gobierno– es un acto puro de supervivencia. Un claro indicativo de que las cosas no están bien y que peligra seriamente le propia existencia de ese colectivo. Con el nombramiento de Zuluaga, se deja en claro la precaria situación que el uribismo está sufriendo.

Seguramente, esta retirada también sea para dejar pasar el agua, replantear la estrategia, fortalecer las bases y trazar una hoja de ruta clara para los próximos cuatro años que les vaticino ¡No serán fáciles!

¿Es el principio del fin? ¿Ustedes que opinan?


Este artículo apareció por primera vez en nuestro portal aliado El Bastión.

Carlos Noriega

Barranquillero. Administrador de empresas con varios años de experiencia en formulación y ejecución de proyectos productivos de capital privado, público y mixto. Director ejecutivo (CEO) y miembro fundador del medio digital liberal/libertario El Bastión y de la Corporación PrimaEvo.

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