Todos sabemos que el producto bandera por ahora de la cultura colombiana es el café, ese café
representado por Juan Valdez y su carismática mula, al preguntar no solo a los extranjeros sino
también a los mismos colombianos sobre qué imagen representa el café en Colombia
seguramente describirán algún paisaje de la cordillera central/occidental en algún departamento
del eje cafetero y como si de un pesebre se tratase muchas casitas en las pendientes de dicha
formación montañosa.
Pero que sorpresa me lleve cuando caminando por el municipio de Acacias en el Meta, buscando
algún sitio donde pudiese tomar algo, poner en orden muchos pensamientos y si tenía suerte
poder terminar de leer un libro que había pospuesto por mucho tiempo, me encontré con una
simpática cafetería ubicada en un segundo piso en todo el centro del municipio, sin muchas
esperanzas entre, digo sin esperanzas porque primero era muy temprano, (tipo 9 am) y segundo
porque el lugar que estaba buscando en mi mente se imaginaba como un Starbucks, con todas las
comodidades y buenos productos.
La sorpresa se dio cuando subí esas escaleras y ante mis ojos se presentaba una ambientación
vintage y un aura como si fuese una cafetería hippster de Europa, solo faltaba un clima lluvioso
para creer que viaje a Ámsterdam, felizmente sorprendido me acerque a la barra y solicite un
capuchino el ambiente era perfecto para ser productivo es como si alguna fuerza extraña te
obligara a terminar tus pendientes o a aprovechar el tiempo al máximo, pero lo que más me
sorprendió fue el sabor que esa tasa de café tenia, era algo que se diferenciaba en el paladar de
los cafés comunes que solemos tomar en esta zona del país.
Fue por esto que me acerque a la Dueña del local, Doña Mariela, una mujer simpática, empresaria
y que me conto que el café que se sirve en ese lugar es originario de Lejanías un municipio aún
más adentro del llano Colombiano, fue entonces que me pregunte ¿café en el llano? ¿No es que
solo se da en Quindío?, fue por esto que me surgió la intriga. Buscando por internet y preguntando
a las mismas personas del municipio me entere que el café del llano es una industria que está
naciendo y a la cual en mi opinión debiese ser apoyada aún más, para lograr aumentar su alcance.
En mi búsqueda me topé con Marilyn Guerrero, una barista y especialista en el tema del café me
explico los intentos que ella con un proyecto denominado FrutoCafe intenta mostrar y aumentar
el alcance de este nuevo café y con ello aumentar la calidad de vida de los caficultores llaneros, un
proyecto social el cual necesita apoyo local y nacional para poder abrir un nuevo mercado en el
país y en el mundo.
En estos momentos en los cuales se puede afirmar que la economía no pasa por su mejor
momento, con un mercado cambiario que parece abonar el campo para las exportaciones
deberíamos ver en este nuevo tipo de productos con valor agregado como la solución para crear
empresa, generar empleos, combatir la recesión económica y al mismo tiempo mejorar la calidad
de vida de todos los campesinos no solo llaneros, de todos los colombianos y lo más importante
darnos cuenta que el llano colombiano no es solo petróleo y carne, que tiene todo el potencial
para con sus productos mejorar la economía del país y que es hora que estas zonas olvidadas por
el estado y por el mismo ciudadano de las grandes urbes tenga su momento de brillar, porque es
solo de la mano del emprendimiento y la unión que podremos cambiar la imagen y el futuro de
este país.