Cuando asistí a la conferencia que inauguraba la #FILBoEnCasa el día 21 de abril del 2020, sobre El futuro de libro… y de la cultura de Roger Chartier, no dejaba de maravillarme como la investigación de Chartier, conocida por la mayoría de los asistentes virtuales, cobraba más sentido en esta época; un tiempo de coyuntura que varios sectores se han visto resentidos, especialmente el del libro.
Desde que la crisis de la pandemia fue extendiéndose por el mundo de una forma paulatina y después, a una velocidad casi desgarradora, empezó a sentirse las voces del sector del libro: el de las librerías, los distribuidores, los editores, los libreros, y los lectores. La cadena del libro se estaba manifestando, cada uno de ellos quería hacer escuchar su voz, y la importancia que adquirían para el momento histórico que se estaba viviendo. Sí, histórico, porque las estructuras sociales se estaban cuestionando y transformando de una manera casi perceptible. El mundo no sería igual después de esto.
Italia fue uno de los países qué comenzó con la iniciativa de Adopta una librería para ayudar a las pequeñas librerías independientes y que luego, la editorial española Nórdica libros, repercutió con una propuesta de venta en línea de sus libros: el 35% iría para una librería independiente de España, como si el libro hubiera sido comprado allí y estuviera en consignación. Así mismo, iniciativas similares fueron creándose en diferentes ciudades donde las estructuras del sector se veían amenazadas y tambaleaban con una economía que parecía ir a pique. Como en Colombia, junto con la Cámara del Libro, que inició Adopta una Librería en varias ciudades. De este modo, el sector del libro se veía tambaleante con una situación que no se pensó que ocurriría, porque solo en esta situación actual, es cuando se da cuenta que ciertas estructuras de la sociedad benefician a algunos sectores.
Sin embargo, volvamos a las palabras del historiador francés Chartier que resuenan aún en la memoria cuando se piensa en las nuevas y novedosas propuestas para buscar otro medio de acercarse al público lector: ventas en línea, conferencias por FaceLive, Ferias virtuales, libros digitales, etc. Pareciera como si la aparición del libro digital, que resonó con fuerza en el año 2005, volviera a sentirse. Pero las palabras del historiador francés siguen resonando cuando enfatiza en que el libro digital no es y no será equivalente al físico. La experiencia de la lectura es diversa y el contacto hace que adquiera una mayor importancia.
Lo que se quiere resaltar es que, aunque nos encontramos en un momento histórico de aislamiento, no podemos olvidar que las Ferias, el librero, el autor, el editor, el libro y el lector, se confirman y se afirman en un encuentro que solo puede entenderse en la temporalidad, en las circunstancias y en el espacio donde nos miramos frente a frente. Por eso, esas voces del sector, no es únicamente un reclamo sobre una economía que beneficia a unos pocos, sino la voz de un sector que ha permanecido en silencio bastante tiempo, y que quizás sea el momento de darle su lugar en la historia.