Muchísimas personas saben del drama y la preocupación que puede generar un perro para su dueño. El estrés que se produce cuando algo no funciona bien, cuando se le ve enfermo o bajoneado es indescriptible. Evidentemente no se podría comparar con la relación que hay entre un padre e hijo, pero el vínculo que da, incluso a pocos días de conocerlo, es algo que va más allá de cualquier comprensión razonal posible.
Quise aprovechar esta oportunidad que cada domingo tengo con Al Poniente, para contarles el drama que mi novia y yo vivimos con la llegada a nuestras vidas de nuestro perro Monchis.
Todo empezó el día 23 de junio de 2020 cuando mi novia, Daniela, y yo contactamos a través WhatsApp a una página reconocida de Instagram que se dedica al criadero de perros. La página en cuestión se encuentra en dicha red social como @bulldogs_happie (https://www.instagram.com/bulldogs_happie/)
En tal oportunidad nos atendió una asesora comercial, quien se identificó con el nombre de “Mariana”, y luego de ver varios perros cachorros, finalmente ni novia y yo nos decidimos por Monchis. Inmediatamente nos enamoramos de él. Es un bulldog francés máscara negra, con un color café en leche hermoso y unos ojos que solo transmiten amor.
La idea del negocio era que pagábamos el 50% del valor del perrito antes del envío (incluido) y el otro 50% cuando llegara de 1-5 días a Nieva (así se comprometieron). En efecto ese mismo día pagamos
Ya al otro día, nos informaron que el perrito iba a ser enviado el día después (25 de junio) o al día siguiente (26 de junio), hasta aquí todo iba bien. Sin embargo, ni el 25 nos contestaron para saber del envío, ni el 26 sino hasta horas de la tarde, a pesar de haber estado pendientes ambos días y de escribirles constantemente para confirmar el envío.
Pues bien, fue el 26 en la tarde cuando la asesora nos confirmó que el envío no iba a ser realizado en las fechas previstas, sino el martes (30 de junio) de la semana siguiente, y ahí dejaron de responder todo el fin de semana.
Llegado el supuesto día de envío (segunda fecha), la asesora nos informó que desde el área administrativa le indicaban que el mismo no se haría ese día pues presentaban inconvenientes, pero que intentarían enviarlo.
Durante todo el día no se obtuvo ninguna respuesta efectiva sobre si el envío se haría o no el día 30 de junio, por lo que nos vimos obligados a enviar un extenso mensaje donde expresábamos nuestra inconformidad por la falta de la pronta y efectiva información y atención que nos daban.
A raíz de esto, desde el área administrativa se comunicaron con nosotros, vía llamada telefónica, el 30 de junio en horas de la noche, y nos explicaron el porqué de la demora del envío. La conversación se sostuvo con el administrador de la página en Instagram, Juan Pablo, quien, ante la imposibilidad de cumplir la segunda fecha pactada de envío, nos propuso que él podía llevar el perrito cachorro hasta la ciudad de Bogotá. Casi que nos vimos forzados a aceptar esta propuesta para poder tener con nosotros a nuestro perrito, pero lo hicimos porque un familiar de mi novia (con permiso de movilidad) justo viajaba de Bogotá a Neiva, en la madrugada del pasado viernes.
La idea era que se encontraran y le entregara el perro. ¿Adivinen? El perro no se le entregó al familiar, y tuvimos que contratar a una empresa de transporte animal para que lo llevara. No había dónde dejarlo en Bogotá.
Como si fuera poco, el señor Juan Pablo durante varios minutos impidió que el conductor de la antedicha empresa pudiera cumplir con el transporte del perrito, el mismo que él no hizo, argumentando que para ello se le debía hacer el pago de la segunda mitad adeudada, aun cuando esta solo se debía pagar cuando el perro estuviera en nuestra posesión en Neiva, tal y como lo habíamos pactado en un inicio. Tras 15 minutos de discusión nos vimos forzados a pagarle. El perro salió rumbo a Neiva
En horas de la tarde-noche del día 3 de julio de 2020, se nos entregó a nuestro perrito, creímos que ya todo iba a estar bien; pero a nuestro amado Monchis le hace falta el segundo dedo del miembro anterior derecho, y también tiene problemas en las rodillas que puede ser causado precisamente por la falta del dedo, además, cuando lo revisamos llegó con garrapatas.
Ante esta situación, decidimos llevar al perrito al veterinario para ser revisado, quien, en efecto, certificó lo que les acabo de contar.
Quisimos contactar al administrador Juan Pablo, pero desde que le pusimos en conocimiento de la situación no contesta las llamadas ni mensajes, también nos bloqueó de Instagram.
Por otra parte, también tenemos sospechas de maltrato porque a ningún cliente les permiten la visita a sus instalaciones y hasta ahora no lo hemos encontrado registrado legalmente como criadero.
Más allá de la discusión moralista, sin sentido, de si está bien o no comprar un perro, siento que lo verdaderamente importante es darle amor a otro ser vivo con quien se puede crear un vínculo muy fuerte…por algo son el mejor amigo del hombre.
Además, creo que esta oportunidad es buena para entender que como el negocio con el que contratamos se aprovecharon de nosotros, también hay muchísimos otros que se escudan tras un dispositivo móvil y creen que nada les puede pasar. A ellos les digo: las épocas cambian, los negocios cambian, pero la ley sigue siendo la misma.
Quiero hacer un llamado para que cuando contratemos, lo hagamos de buena fe. Que el cumplimiento y el respeto por la palabra sea lo más importante. Que construyamos una cultura negocial sólida y de ayuda mutua, para que entre todos podamos progresar social y económicamente. Que seamos reconocidos como buenos negociantes.
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