Vivimos en una época de desequilibrio, nuestra evolución como sociedad en el mundo ha generado impactos importantes en nuestro entorno a tal punto que pronto estaremos ante un punto de inflexión sobre el cual pronto no habrá retorno. Esta situación ha sido catalogada como una amenaza existencial para la civilización (Lenton, Tim citado en Leahy, 2019) y en el año 2000 el premio nobel Paul J. Crutzen publicó un famoso articulo titulado “El Antropoceno” para introducir una nueva época geológica que reemplaza el Holoceno y denota el impacto significativo que las actividades humanas han generado en los ecosistemas y el entorno natural así como la producción de extinciones masivas de las especies con las cuales convivimos en la tierra.
Ante esta critica situación, como individuos y por ende como sociedad debemos de realizar un alto en el camino y reflexionar. Estamos inmersos en problemáticas de salud con la aparición de una pandemia devastadora que ha profundizado las notorias hambrunas y ha aumentado la población en condiciones de pobreza extrema. Esto se suma a las problemáticas ambientales fomentadas por una sociedad consumista e inequitativa plagada de criminalidad y corrupción. Considerando las nefastas situaciones en las que nos encontramos surgen inquietudes que debemos resolver. La introspección y posterior evaluación individual de nuestro actuar en el mundo nos permitiría responder una de estas inquietudes existencial que ha de hacerse extensiva a todo ciudadano del mundo y si verdaderamente hemos aprendido lo que significa ser humano. La respuesta a esta pregunta se intentará realizar desde el ámbito de la administración y su desarrollo histórico hasta la actualidad. El enfoque espero sea crítico a partir de mi postura como autor y asumiendo una perspectiva humanista y comprensiva.
Desde finales del siglo XIX hasta finales de la II Guerra Mundial, el mundo se debatía entre distintas ideologías de constitución como sociedad y las corrientes económicas sobre las cuales se fundamentaban. La derrota que supuso el fin del fascismo y el nazismo en mano principalmente de estados democráticos y republicados respaldados en modelos económicos capitalistas implicó un precedente importante en la consolidación de una sociedad impulsada por el comercio, la mano invisible de Adam Smith y teorías liberalistas sobre la intervención del estado y los derechos individuales. A partir de ese momento y durante los siguientes cuarenta y cinco años durante la Guerra Fría, en el mundo occidental se consolidaría la idealización que supone la lógica capitalista. donde resaltan entre otros aspectos: la desinstitucionalización del Estado, el surgimiento de mercados internacionalizados donde predominaba el libre comercio, la instalación de mercados comunes (incluso a nivel politico y economico – ejemplo la Comunidad Europea posteriormente conocida como la Unión Europea), el surgimiento y consolidación de la gestión moderna o la llamada administración americana que se apoya en la competitividad empresarial resultante del perfeccionamiento de ciencia positivistas instaladas desde la época de Taylor y Fayol y su efecto en la productividad y eficiencia así como la búsqueda de intereses y beneficios personales, la concepción de acumulación de riqueza y finalmente el respeto por la propiedad privada. Algunas de las bases teóricas sobre las cuales se consolida la lógica capitalista se explican a continuación.
En 1970 con la publicación de la doctrina de Milton Friedman se consolido el neoliberalismo que se vive actualmente en nuestros estados y los negocios. El autor realiza en este famoso artículo una serie de conceptualizaciones sobre la cual fundamentaría su teoría neoliberal acerca de la finalidad de las organizaciones, particularmente las empresas. Sobre su responsabilidad afirmó que “existe una y sólo una responsabilidad social de la empresa – utilizar sus recursos y comprometerse en actividades diseñadas para incrementar sus beneficios en la medida en que permanezca dentro de las reglas del juego.” (Friedman, 1970). A partir de esta visión restringida de las empresas se ha materializado a lo largo de los años, una racionalidad instrumental sistemática del ser humano. Rescatando conceptos de la administración científica del ya nombrado Taylor y aquellas de las escuelas clásicas que deshumanizaban y reemplazaba el ser como individuo complejo, incomprensible, en una dialéctica continua entre la lógica razonable y aquella espontaneidad propia del ser humano por una conceptualización del ser como un recurso de la organización, manipulable y sujeto a control que sirve para lograr un propósito y fin económico. Hemos sido cómplices en palabras de Mintzberg en la glorificación de la codicia lo cual ha provocado una desconexión entre los intereses de unos pocos y el bienestar de muchos. (Simons, Mintzberg, & Basu, 2002). Lo anterior se puede reflejar en la enorme inequidad que hemos visto durante las últimas cincuenta años que han ejemplificado autores como Thomas Piketty, Daron Acemoglu y James Robinson por nombrar algunos.
Otro base teórica a resaltar lo explica Jean Francois Chanlat en su libro “Ciencias Sociales y Administración” donde resalta como la empresa se convirtió en la institución por excelencia, fuente de riqueza y cultura. (Chanlat J. F., 2002). Dicho autor nombró este fenómeno como un culto a las empresas que trajo consigo grandes consecuencias que pueden explicar y ayudarnos a responder si nos hemos desviado de nuestra propósito como ser humano.
Una primera consecuencia es la difusión masiva del discurso administrativo. Antes de profundizar vale la pena recordar a través de una definición ejemplar sobre la condición de humanidad como Georges Gusdorf nos resalta como “el animal que habla” (Gusdorf. G. 1952 citado en Chanlat & Bédard, 2000) y porque a través del lenguaje construimos nuestra relación con el otro. “La palabra es a la constitución del sujeto lo que el lenguaje es a la definición de la especie humana […] Toda persona necesita del otro para “venir al mundo” y desarrollarse pues “el yo” existe solamente en reciprocidad con el otro” (Chanlat & Bédard, 2000).
A partir de esta definición podemos ver como la palabra en su uso conlleva a un proceso de alteridad, de creación de identidad a partir del reconocimiento y el desconocimiento del y con el otro, como sirve para construir sociedad y tejer consensos y entendimientos. Sin embargo, bajo la lógica capitalista y el denominado culto a las empresas el lenguaje no es más que una herramienta indispensable no solo para entrar en relación con el otro sino para lograr a partir de ello gestionar y lograr resultados. Conlleva una perspectiva mecánica y operativa donde la prevalencia es la exactitud y fidelidad al mensaje y lo indeseable es la ambigüedad y conflicto natural del ser y por ende, en su comunicación, la administración ha desconocido aspectos fundamentales del individuo.
Una segunda consecuencia de la consolidación de la lógica capitalista y el culto a las empresas es sobre la formación y educación de los perfiles administrativos y gerenciales actuales. La imposición de ciencias positivistas con posturas teóricas, metodológicas y epistemológicas tienen una única finalidad y es el desarrollo de practicas útiles que permitan la provisión y el control de la conducta humana. Esta errónea concepción de las ciencias administrativas presupone un método científico que no existe pues la administración es ante todo una actividad humana y por ende ambigua, llena de complejidades que implica posturas comprensivas y diversas que integran el trabajo de múltiples disciplinas académicas.
Ante la crisis que se deriva de la conceptualización utilitarias del ser humano como consecuencia de la de esta hegemonía económica, Francis Fukuyama inspirado en Hegel publicó en 1989 un articulo denominado “el fin de la historia” donde denoto las implicaciones que esto implicaría para la civilización. Tras el anuncio en 1988 de Gorbachev ante las Naciones Unidas y la subsecuente liberación de los estados satelitales bajo el control soviético, la posterior caída del muro de Berlín se vislumbraba el fracaso de la sociedad colectivista y el estado benefactor que terminaría de materializarse con la disolución de la Unión Soviética en 1991. Según Fukuyama ante estos hechos no existe ya una alternativa ideológica al liberalismo. Sin embargo el panorama no es del todo negativo y si bien hemos
sido participes en la creación de semejante acondicionamiento socio económico donde evidentemente nos hemos desviado de nuestra condición humana, también podemos ser creadores de alternativas más humanistas y comprensivas con nuestra humanidad y el entorno en el cual vivimos.
En palabras de Karl Marx “los hombres hacen su propia historia”, seamos pues quienes transformemos nuestra mundo, sin desconocer nuestra historia y lo que somos. En función de lo anterior, y de acuerdo con nuestra postura existen mecanismos que nos permitirían lograr un retorno a las denominadas dimensiones fundamentales del ser en sociedad y por ende en las empresas[1].
La primera dimensión es el reconocimiento del ser como actor y sujeto de la realidad que produce. Las organizaciones y por ende las empresas es el lugar a través del cual el hombre moderno desarrolla su vida económica y política, donde recrea con individuos y construye en el camino su proyecto individual de vida y su proyecto civilizatorio colectivo. (Pachecho Espejel, 2014). En palabras de Chanlant (Chanlat J. F., 2002)
Esta subjetividad en acción es signo de humanidad y por ende estrechamente relacionado con la existencia del otro sin el cual no seríamos nada. Lo que demuestra una vez más que no existe individualización sin socialización y que el vinculo social es ante todo un vínculo afectivo.
Para ello es indispensable contemplar el lenguaje desde una perspectiva más humanista u ontológica, reconociendo las complejidades que se derriba del ruido, de las tensiones y contradicciones que implica el acto comunicativo. Asimismo es reconocer que a través del lenguaje nos formamos como ser e individuo con y gracias al otro. La importancia entonces de reconocernos en dicha alteridad es un paso importante para generar otras virtudes como el respeto y la tolerancia.
Una segunda dimensión es el retorno a la experiencia vivida. El reconocer que cualquier actividad que realiza el ser es mucho más que una relación causa efecto. Es ante todo una experiencia sensorial, vivencial contaminada e influenciada de su contexto y su desarrollo como sujeto en la vida. Esta experiencia esta en el corazón de la condición humana por tanto el retorno a estas singularidades es un paso indispensable para luchar contra la lógica capitalista y los postulados positivistas que se derivan de ella.
Una tercer y ultima dimensión es el retorno de la ética. Ahora más que en cualquier otra época la relación entre ética y la economía se ha vuelto un asunto clave para nuestra sostenibilidad como civilización. Por ética nos referimos a lo expuesto por Max Weber al aludir a dicho término como como la consecuencia que nuestras acciones pueden tener en los otros y la reflexión que antecede. Dicha reflexión se puede contemplar desde dos perspectivas, la individual y la organización. En el sentido individual debemos anticiparnos a los resultados que tienen nuestras acciones sobre los demás. Lo anterior implica un ejercicio de renuncias importante para nuestro ser egocéntrico y el llamado bienestar individual además de la complejidad que conlleva reconocer a priori como ha de afectar cualesquier decisión en el entorno inmediato. Sin embargo su puesta en practica permite el desarrollo de la fronesis aristotélica también conocida como la sabiduría practica o prudencia. A nivel organizacional vemos también dos vertientes. La primera acerca de la responsabilidad social o el llamado contrato social introducido por Michael Seres. La segunda la responsabilidad hacía la naturaleza o el principio de la responsabilidad introducido por el filosofo Hans Jonas.
En conclusión, frente a esta ultima dimensión podemos decir que: (Chanlat J. F., 2002)
Para una empresa así como para cualquier organización [y cualquier ciudadano – texto introducido por el autor] ser socialmente responsable es evaluar los efectos que sus acciones tiene sobre la sociedad que la rodea. Es “actuar como ciudadano” adhiriéndose a las reglas instauradas, es preocuparse hasta el más alto grado por las consecuencias nocivas de sus actos; es cuidar profundamente la cohesión y la solidaridad social. Es preocuparse por los derechos de todos y no únicamente por los de uno: el accionista.
En palabras de Alejandro Gaviria “es rechazar las ganancias si la sociedad pierde”[2].
Vemos pues como individuos y por ende como sociedad la importancia que conlleva la introspección y posterior evaluación individual de nuestro actuar en el mundo. En palabras de Buda “la reflexión es el camino hacía la inmortalidad, la falta de ella es el camino hacia la muerte”. A través de esta reflexión critica podemos responder como desde la perspectiva y disciplina de la administración el ser humano se ha desviado en su aprendizaje y connotación como ser en el mundo. Ante semejante conclusión es necesario reevaluar varios aspectos del relacionamiento nuestro en las organizaciones, particularmente alrededor de la administración en las empresas y trazar un nuevo horizonte hacía el desarrollo de un ser más íntegro más conectado con su entorno y la naturaleza. En síntesis más humano.
Referencias:
Chanlat, A., & Bédard, R. (2000). La Administración, una Cuestión de Palabra.
Chanlat, J. F. (2002). Ciencias Sociales y Administración- En defensa de una antropologia general. Medellin: Fondo Editorial EAFIT.
Friedman, M. (1970, Septiembre 13). A Friedman doctrine‐- The Social Responsibility Of Business Is to Increase Its Profits. New York Times.
Leahy, S. (2019). Climate change driving entire planet to dangerous ‘tipping point‘. National Geographic.
Pachecho Espejel, A. A. (2014). La organización en búsqueda de sentido: producción. Porto Alegre: III Congreso Internacional Red Pilares: La administración y los estudios organizacionales en el Contexto Latinoamericano.
Simons, R., Mintzberg, H., & Basu, K. (2002). Memo to CEOs: The Five Half-Truths of Business. Fast Company Nro. 59 , 117-121.
[1] La inspiración de estas dimensiones está dada principalmente por lo aprendido durante el curso: Hombre Ciencia y Sociedad de la Maestría de Gcia de la Innovación y el Conocimiento. Universidad EAFIT, así como la lectura del libro Ciencias Sociales y Administración- En defensa de una antropología General. Jean Francois Chanlat. 2002. Fondo Editorial EAFIT
[2] Charla interna realizada por Bancolombia titulada “El Rol de la Banca en la Construcción de País” realizada virtualmente el 7 de octubre de 2020.
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