En Colombia se viene presentando uno de los fenómenos más graves que puede tener una Nación, y es el desamor por lo público. Gran culpa de este fenómeno lo tienen los partidos tradicionales, los cuales no han sido capaces de transformarse para responder a las dinámicas de la sociedad actual, y por otro lado la izquierda, que cada día se encarga de deslegitimizar el quehacer público.
En mi corta vida en el sector público (un poco más de 4 años) he podido ver que, hay servidores públicos que realmente se interesan por mejorar las condiciones de vida de los colombianos, mientras que otros solo se interesan por figurar y hacerse ver como lo que no son.
Hoy gran parte de la izquierda del país se centra en esto último, y estigmatizan a aquellos políticos que trabajan arduamente por el mejoramiento de la sociedad, con el único fin de ganar adeptos, deslegitimizar el quehacer público y llenar sus egos, sin importarles los efectos negativos que estas acciones traen al sector público y a la sociedad.
La falta de cohesión y de transformación de los partidos tradicionales, ha logrado que la campaña de deslegitimación del sector público, realizada por la izquierda, tome fuerza en la sociedad. A consecuencia de lo anterior, muchas personas con excelentes cualidades técnicas e intelectuales se alejan y pierden el interés por lo público, pues piensan que, todo el sistema está corrompido y no creen en el quehacer estatal.
Al desinteresarse por lo público, la sociedad deja de cuidar los bienes públicos y de fortalecer a este sector, pues todo lo que venga con la palabra “público” se aprecia como sinónimo de corrupción e ineficacia.
Este desinterés o desamor por lo público, en la sociedad, ha hecho que los políticos del país sean siempre los mismos, pues no se ve renovación, ni en la izquierda ni en la derecha, lo que limita el debate y cierra el panorama a discusiones que no tienen relevancia en las dinámicas actuales de la sociedad.
Es hora de que, la sociedad se enamore de lo público, pues en lo público es en el único lugar donde no hay discriminación de ningún tipo y donde se pueden encontrar el más rico y el más pobre sin ningún tipo de preferencia.
Por todo lo anterior, se hace inminente inculcar el amor por lo público y es deber de los políticos, del Estado y de los educadores inculcarlo en todas las personas sobre las cuales tienen influencia.
Los primeros deben dejar atrás los egos, no pensar en sus aspiraciones personales, y no enfocarse en mostrar solo lo malo de las actuaciones de los funcionarios. Pues los políticos de izquierda deben sus mayores logros a las desacreditaciones personales que hacen sobre los demás, y no a las actuaciones que ellos mismos realizan como funcionarios; y los de derecha deben conectarse más con la sociedad y llevar a cabo las transformaciones necesarias en sus partidos para que la sociedad vuelva a creer en ellos.
El Estado debe realizar campañas en las cuales fomente el quehacer público, y haga atractivo para la sociedad inmiscuirse en dicho sector.
De igual forma, los educadores deben inculcar a los niños y jóvenes una cultura política y participativa, pero sin sesgos personales, pues al enseñar con sesgos ideológicos hacen que, las personas pierdan la capacidad de mirar con claridad y objetividad los argumentos que se exponen.
Para concluir, quiero hacer la invitación a involucrarse más en lo público para ayudar a legitimar el sector, no importa si se es de izquierda o de derecha, lo importante es que cada persona de la sociedad sienta amor por lo público, y que realice sus actuaciones y haga sus comentarios siempre en pro de legitimar el quehacer público, para que otras personas se interesen y se apropien más de esta función tan loable que es servir a otros.
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