Viejo, casi olvidado, debatiéndose entre su memoria cansada, tramposa, que quiere justificarse en toda su trayectoria. Enfrente, un espejo inclemente que le devuelve en cada arruga todos los errores. ETA, como Benjamin Button, hace el camino inverso de la vejez al nacimiento, se mira y casi no entiende nada en su cansado cerebro. Está despidiéndose del mundo, quisiera enmendar tantos errores, pedir comprensión, reclamar respeto, explicar dónde y por qué todo abandonó la épica y se convirtió en tragedia. Quizá lo más terrible, en el punto máximo de su vejez, es la indiferencia, apenas desafiada por una radio rancia y una televisión que quiere encontrar otra ración de espectáculo. Pero no hay espectadores. ETA, como Benjamin Button frente a su decrepitud, desaparece como un murmullo ahogado. Nadie quiere recordar nada. Solo olvidar. Hoy olvidar. Mañana, pedir perdón, un perdón desesperado que pueda ser creído. Para que las víctimas entiendan que, pese a todo el dolor, tenían razón. La razón como el único bálsamo para tanto daño.
Recuerda los atentados de Atocha en 2004 y cómo, de pronto, entre tanto destrozo, España no aguantaba ni un rasguño innecesario más. La inutilidad de la lucha armada en una de las zonas más prósperas de Europa era peor que un crimen: era un exceso de estupidez. Cuando la sociedad no te acompaña, la lucha armada es mero terrorismo. Todo era más difícil: reunirse, renovar la dirigencia, captar jóvenes, esconderse. La voluntad de diálogo del gobierno de Zapatero ahogaba las últimas justificaciones. El zulo, el tiro en la nuca, el coche bomba. Sólo la sobreactuación del PP, que había hecho del terrorismo un arma electoral, podía brindar destellos de que la lucha podía justificarse a los ojos de los más obtusos. Un atentado contra Aznar ayudaba no poco. El PP parecía necesitar una coartada y diciéndole a Zapatero que estaba faltando a la memoria de los muertos la encontraba.
Zapatero entrega toda la información de las negociaciones con ETA al PP, pero el PP nunca ha conocido otra razón de Estado que la de su beneficio. Sabe de las negociaciones, pero hace de la protesta en la calle su principal oferta electoral. El terrorismo iba a brindarles las herramientas para atacar con saña a Zapatero. Les dio tanta impunidad que pudieron poner en marcha la estructura criminal de robo y corrupción que hoy conocemos. El PP no respeta nada. El PP sólo sabe gobernar a la contra y para eso necesita enemigos. La falta de acuerdo en la lucha antiterrorista os dio, Button, un pequeño pulmón de oxígeno.
Nadie entiende un coche bomba en un centro comercial. Aunque avisárais. Sólo el riesgo potencial de una acción así demuestra la locura de la organización. Insistís. La izquierda del Estado que podía veros como los restos de la lucha contra la continuación del franquismo ve cómo se desvanece cualquier justitificación. Benjamin Button, en su madurez, tiene rasgos tan duros que no se reconoce. En unos columpios asesináis a los vuestros y Yoyes queda como una advertencia que solo dan los desesperados. Asesináis en directo, en una muerte anunciada, a Miguel Ángel Blanco, estremeciendo a todo un país. Convertís a España en espectadora de vuestra insania. Y matáis a periodistas, y a Tomás y Valiente, y a gente joven en una garita, y un guardia civil que lleva a su hijo al colegio y a un militar que pasea y….
Habéis tenido noticia de que os están pagando con la misma medicina. Que el Estado, con los impuestos de todos los españoles, ha pagado a mercenarios para matar a gente de ETA. Igual que ETA tuvo el apoyo de una parte no pequeña de la sociedad vasca, los GAL tienen el apoyo de una parte importante de la sociedad española. Por eso molesta todavía que se mencione la cal viva. Benjamin Button encuentra su mejor justificación desde la muerte del dictador, los asesinatos de Vitoria o las torturas de comisarios y guardias civiles venidos de la dictadura. Los atajos en democracia sólo sirven a los enemigos de la democracia. ETA puede decir a los suyos: ¿véis como estamos en guerra? Benjamin Button sonríe: tenemos gasolina para un tiempo,se dice.
Gente tuya, Benjamin Button, se sale de ETA y entiende que la vía es la electoral, que la lucha armada no tiene sentido. Entonces toca reforzar los argumentos. Gente que estuvo en ETA dice que una cosa era la lucha armada en la dictadura, contra un genocida que asesinó a 200.000 españoles, que empezó matando el 17 de julio y se despidió matando a sus últimos muertos en septiembre de 1975. Que en democracia, con una Constitución, con un Estatuto de Autonomía en el País Vasco no tiene sentido la violencia. Os rompéis y un sector endurecido va a usar la ruptura para justificar más dureza.
Franco ha dicho: “quiero un vasco más”, y ese 27 de septiembre van a fusilar a José Humberto Baena, a José Luis Sánchez Bravo y a Ramón García Sanz del FRAP, junto a Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui, de ETA. El franquismo sigue siendo la dictadura sangrienta que siempre fue. Torturas, asesinatos en las cárceles y en los cuarteles, falta de libertad, desprecio a la pluralidad nacional de España. En Europa, ETA es vista como una organización armada que lucha contra una dictadura. Volar por los aires a Carrero Blanco generó una gran celebración entre demócratas de todo el mundo. De rebote, le costó la vida a Salvador Puig Antich, que estaba esperando sentencia. El franquismo lo asesinó como venganza en un juicio falso. Era un anarquista. Carrero Blanco fue ejecutado, explicásteis, porque era la promesa de continuación de la dictadura, la mano represora, el recuerdo del golpe de 1936 y la enorme saña contra los republicanos. Y otro represor fue Melitón Manzana, responsable de tantas torturas. Su muerte, dijiste, era un ojo por ojo, diente por diente: si asesináis torturando en las cárceles, nos vengaremos. ETA tenía un halo de lucha democrática por la libertad y Olof Palme recogía firmas y dinero para evitar mas ejecuciones en la España de Franco.
Cometéis vuestro primer acto violento en 1961. Intentásteis que descarrilara un tren lleno de franquistas que iban a Donostia a celebrar la conmemoración del golpe de 1936. Nacísteis en 1959 y no estábais por la lucha armada. Eráis muy jóvenes Button, y queriáis defender el euskera y la historia. ¿Eres el mismo, Benjamin? El franquismo no os deja. Vuestras reinvindicaciones son pacíficas y culturales. Pero da lo mismo. Para eso ganaron una guerra. La represión contra vosotros es enorme. Qué lejos está todo. Tan jóvenes no imaginábais tanto dolor. Cuando apostáis por la violencia, Mandela ya está camino de la cárcel por apostar por la lucha armada contra el apartheid en Sudáfrica.
Hablar, pedir perdón, escuchar a las víctimas, responder a todas las preguntas de los que están heridos, expresar arrepentimiento, entender que la derrota enseña los caminos que no son virtuosos, no querer ganar batallas a posteriori, no desperdiciar la experiencia. Saber que todo lo que nace muere.