El corronchismo como autenticidad del ser caribe

“El ser corroncho es algo universal, cada uno de nosotros en el caribe lleva un corroncho dentro de sí mismo que difícilmente puede dejar de ser porque es la naturaleza misma que lo ha acondicionado así. Por más que nos quieran europeizar o norteamericanizar, nunca dejaremos de ser corronchos porque la naturaleza en sí nunca dejará de ser”.


«Un día conocí, la mujer de mis sueños. / Queriendo ser su dueño, mi mano le ofrecí, / y le dije yo, por usté me trasnocho, / pero me rechazó tratándome de corroncho».

Canción El Corroncho, de Hernán “Corroncho” Villa.


Es común escuchar el término corroncho en cualquier pueblo o ciudad del caribe. Aunque su terminología se usaba anteriormente de forma despectiva para referirse a un individuo o sujeto de provincia costeña, mal hablao, bullero e ignorante, hoy ese término se usa para hacer alusión a una persona alegre, extrovertida, auténtica, de alma noble y pura.

Es notable encontrar en algunas reseñas históricas y crónicas afirmaciones señalando que la palabra corroncho comenzó a usarse en Bogotá y otras ciudades de Colombia para referirse a los jóvenes que llegaban desde las zonas caribeñas y que eran escandalosos, parranderos, mujeriegos y sobre todo mal hablaos pero, para la Dra. María Clara Henríquez lexicógrafa experta en colombianismos no se puede señalar a ciencia cierta que ese sea este el origen del término.

El corroncho, hablando de la persona en sí, es aquella que reúne ciertas características en su personalidad y su ser en sí, que lo diferencia del resto de los demás. Este sujeto, es decir el corroncho, es un ser completamente auténtico, en palabras del Maestros Juan Gossain, “es un ser que no simula nada” sino que se muestra tal cual como es.

Este personaje habla jocosamente, con un tono de voz bastante alto, expresa sus ocurrencias opulentamente y sin importarle nada, se viste de forma distinta e incluso, camina y se comporta distinto, puesto que en él hay ciertos aires de libertad que lo conducen a ser una persona completamente auténtica y completamente feliz, en él no hay lugar para la simulación sino que es un ser real.

El corroncho, más allá del uso peyorativo que se le de, es un ser completamente orgulloso de sus raíces. No niega sus orígenes, su cultura, su color de piel, su herencia nativa misma. Siempre está cantando, a todo le saca un ritmo, una nota musical, todo lo transforma en poesía, aun sus dificultades y sus tragedias personales porque para el corroncho la vida es una fiesta, tal cual como lo vivencia el compositor san jacintero Hernán “El Corroncho” Villa, quien en su vida jocosa, alegre y extrovertida, lleva siempre la esencia de esa autenticidad del ser caribe.

El ser caribe es quien, con sus ocurrencias y sus atrevimientos le ha dado sentido al arte y a la cultura en el país. El corroncho caribeño es quien más ha logrado trascender fronteras llevando con su autenticidad, su creatividad misma, su esencia cultural y su realidad mágica, como lo señala Juan Gossain y David Sánchez Juliao, lo que en realidad somos. Existe un corroncho con un premio Nobel de literatura como lo es Gabriel García Márquez, también una corroncha costeña de origen libanés que hoy es la cantautora latina más importante del mundo, como lo es Shakira Mebarack Ripoll, y así interminable sería la lista que nombraría al extrovertido, intrépido, jocoso, pero auténtico y de alma noble al ser corroncho.

El ser corroncho es algo universal, cada uno de nosotros en el caribe lleva un corroncho dentro de sí mismo que difícilmente puede dejar de ser porque es la naturaleza misma que lo ha acondicionado así. Por más que nos quieran europeizar o norteamericanizar, nunca dejaremos de ser corronchos porque la naturaleza en sí nunca dejará de ser.


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Numar González Alvarado

Filósofo egresado de la Universidad del Atlántico. Docente de filosofía y Ciencias Sociales. Miembro investigador del Grupo de Investigación Cronotopias.

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