En el debate político que intenta defender la posición de centro en el espectro político colombiano han salido a relucir algunos rasgos que establecen similitudes de intereses y pensamientos afines que cabe resaltar en este espacio.
Estas características que comparten en el ámbito público definen muy bien que el centro sí existe e intentaremos ubicar hacia qué orilla se inclinan más o si cumplen con lo que en términos conceptuales se postula: “tendencia o agrupación política cuya ideología es intermedia entre la derecha y la izquierda.”
Para empezar hay que decir que por lo menos existen dos tipos de centro en la política Colombiana, paradójicamente los representa muy bien los integrantes del partido Verde. Uno es el centro por el que opta Claudia López por ejemplo y otro por el que se decide Fajardo. El más claro ejemplo de esto es que en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2018 Claudia pactó pensando en la gente un acuerdo con Petro mientras que Fajardo ensimismado como siempre no le interesó si la gente pierde o no, con tal de que él no lo haga y no es que sea perezoso.
En estos términos hay un centro que se diferencia y se opone, está en disputa. Lo que se está discutiendo en Colombia es qué tipo de centro se necesita. No si los “extremos” nos van a destruir y lo encierro entre comillas porque el temor que se infunda contra Petro no está demostrado el otro sí, podemos temer la extrema derecha. Por esta razón como ocurre hace 200 años el gobierno colombiano para un pequeño grupo de privilegiados es lo que está en juego, lo van a pelear como sea necesario y no hay ningún problema en que sean privilegiados, ojalá y las mayorías en este país lo fueran, solo que esos privilegios en muchas ocasiones están por encima de la vida de los más vulnerables, casi que los pisan a diario.
De esta manera, el tipo de Centro que defiende y representa Fajardo es el centro que quiere un cambio, con tal de que no los toque a ellos. Mientras que Claudia o mejor Inti Asprilla velan por intereses políticos que no responden a intereses económicos principalmente. Ahí quizás radique el quid del asunto. Mientras un Centro responde y esta arrodillado a unos intereses políticos que son primeramente económicos en este caso el GEA, el otro centro prioriza las necesidades de la gente aunque como en el caso de Claudia tenga aciertos extraordinarios como el simulacro de confinamiento con el que empezaron a marchar las cosas con seriedad en Colombia en relación al Covid-19 y otras decisiones como el metro elevado en una ciudad como Bogotá, esto último lo considero en campaña manejable y eso estará por verse. Así las cosas un Centro es pragmático en pro de intereses financieros y otro en pro de la gente y no solo la más vulnerable.
La comprensión del conflicto armado interno en estos dos centros, también se diferencia. Uno a primera vista pensaría que no, pero en realidad hay quienes están más conectados con el conflicto que sufren las comunidades en las regiones y quienes como el Centro de Fajardo las entienden a través de noticieros o Google. Pareciese como si esto no tuviera importancia pero en realidad acá existe el segundo quiebre fundamental. Es la manera como se concibe el Estado y según uno y otro centro hasta dónde puede llegar. La tesis según la cual el abandono del Estado es una de las causas estructurales del conflicto armado tiene relevancia para el centro que representa Fajardo pero esto es un asunto meramente discursivo. Lo que entiende el otro centro más popular- rural porque en eso se diferencian radicalmente también, sabe que el no llegar del Estado a algunas zonas o regiones es la manera de estar, estar con la criminalidad que necesitan, con el narcotráfico que necesitan, con la falta de oportunidades que necesitan para eternizarse en el poder. En lo que respecta al Estado y lo privado, temen la regulación del mismo en sus negocios para controlarlos pero no le temen al Estado para que los engorde con sus contratos.
En el plano discursivo hay un centro que no existe sino marca los extremos, los define y los estigmatiza, este centro de Fajardo es el que gravita en la supremacía ética que uno no sabe muy bien desde dónde le llega ese halo de superioridad, en lo moral son católicos o cristianos mayoritariamente, son citadinos casi siempre, están en las clases económicas alta o media regularmente y lo que quiero expresar con todo esto es que son elitistas, clasistas, prejuiciosos y por lo tanto excluyentes y convenientes. Hay otro rasgo que los diferencia muy bien y es que no reconocen en el uribismo y en la persona de Uribe la extrema derecha, incluso le deben algo al uribismo en el plano político o se encuentran en lo económico como pasa con Hidroituango en los descalabros al erario. Además son antidemocráticos porque les da miedo medirse en una consulta interpartidista y perder, nada más destructivo que no llegar acuerdos fundamentales.
El otro centro el de la gente tiene algo de popular, pero sigue siendo citadino principalmente y como también sabemos en lo popular no todo es pobreza, también existen los acomodados, con cosmovisión católica y cristiana y los que no son militantes de absolutamente ninguna bandera o credo y aunque lo sean se van a encargar de transformar el espectro político, los nombro como INCONFORMES.
En fin, hay un centro que es inofensivo al Estado que conocemos y hay otro centro que se debe imponer en estas elecciones, ustedes deciden si se van a ver ballenas, para esto les dejo este cuadro con algunas cifras e impresiones personales.
Este cuadro intenta aproximar la respuesta de adónde fueron los votos de centro representado por Fajardo en las elecciones presidenciales de 2018 de la primera vuelta presidencial en correspondencia a la segunda vuelta.
Este cuadro es importante en la medida que las condiciones de acuerdo entre las fuerzas políticas “alternativas” no se tornan muy diferentes a la anterior elección presidencial y en las elecciones locales anteriores se impuso un Centro en las tres grandes ciudades aquí relacionadas, el de los INCONFORMES. Que es resultado de distintos factores demográficos, políticos, económicos y demás pero seguro esta tendencia se mantiene dado el desprestigio al que se han hecho con creces en el uribismo.
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