El caso Cienfuegos: ¿tropezón de la 4T?

La corrupción en México, si bien no ha incrementado en casos mediáticos comparado con los que hubo en la administración priísta anterior, no ha visto un enemigo real en el gobierno lopezobradorista y en casos como en el del General Cienfuegos, parece encontrar un amigo en la administración.


El día 14 de enero de 2021, la Fiscalía General de la República (FGR) decidió no ejercer acción penal en contra del General Salvador Cienfuegos, exsecretario de la Defensa Nacional del sexenio pasado, decisión respaldada y celebrada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. Se argumentó que las pruebas que presentó la DEA, quienes iniciaron primero el proceso en contra del exsecretario, antes de ser extraditado a México, eran insuficientes e incluso, se atrevió el presidente a afirmar que fue una “acusación fabricada” (https://aristeguinoticias.com/1501/mexico/acusa-amlo-a-dea-de-fabricar-delitos-contra-cienfuegos/).

Independientemente del por qué se tomó esta decisión, y si fue, o no, influenciada por el presidente López Obrador, debemos reflexionar el significado que tiene, en términos generales, sobre la imagen del gobierno que se autoproclama enemigo de la corrupción. No sobra mencionar que son muchas las investigaciones (y basta con hacer una búsqueda rápida por internet), la más importante la de la DEA (que siguió al general por 2 años y hasta descubrió su presunto apodo entre el narcotráfico: El Padrino), que documentan las redes de corrupción del general y sus presuntos nexos con el crimen organizado.

El problema de ondear la bandera anticorrupción es que no solo debe ser alimentada por palabras, sino por hechos, lo que hizo falta en este caso, que se agrega a los innumerables casos de corrupción de este país. La corrupción en México, si bien no ha incrementado en casos tan mediáticos con en la administración priísta anterior, no ha visto un enemigo real en el gobierno lopezobradorista, y en casos como en el del General Cienfuegos, parece encontrar un amigo en la administración.

También nos da visos de lo que pueden ser los presuntos juicios a expresidentes mexicanos, los cuales, el presidente AMLO no ha apoyado, he incluso a establecido un discurso de “perdón”, “borrón y cuenta nueva” sobre el tema. Podemos concluir que, si no se pudo vincular a proceso a un exsecretario, mucho menos se le va a poder fincar responsabilidad penal a un expresidente que haya cometido algún ilícito comprobable. Es más, nos indica que el expresidente Peña Nieto, del que fue colaborador Cienfuegos, ya tiene “pasa directo” fuera del juicio a expresidentes, en caso de que los realicen, cosa que dudo mucho a estas alturas y que, si se realizan, pueden caer en circo mediático para tratar de restablecer la confianza en el sector lopezobradorista que se vio desilusionado por el caso Cienfuegos (y los que se acumulen).

Si bien, este caso representa un tropezón importante para la administración federal en tiempos electorales, tampoco es sinónimo del fracaso del proyecto del presidente, que se enfoca, principalmente, en el apoyo a sectores económicamente desfavorecidos o vulnerables (adultos mayores, estudiantes, personas de capacidades diferentes, etc.) y en los proyectos que buscan reforzar la soberanía nacional (refinería de Dos Bocas, Aeropuerto Felipe Ángeles y el Tren Maya, principalmente).

Marco Antonio Gutiérrez Martínez

Mexicano. Licenciado en Historia (UAMex, Mención Honorífica). Ponente en eventos nacionales e internacionales. Autor del cuento "Breve diario de mi oscuridad" (Luz y Sombra. Antología de cuento breve) y del libro AMLO, la mafia del poder y la Historia.